jueves, 22 de julio de 2010

- DOS ESTILOS DE POLÍTICOS.

Esta mañana, mientras miraba los titulares de la prensa en internet, vi uno muy sugerente que editaba El País en su sección tribuna y que firmaba Luis Arroyo, presidente de Asesores de Comunicación Pública, y que por su interés reproduzco literalmente y donde se muestran dos estilos diferentes y contrapuestos de hacer política: uno trabajar en beneficio de la comunidad, aún con errores y discrepancias ideológicas (Zapatero) y, otro, el de trabajar por el beneficio propio y de su partido aún cuando vaya en contra o no aporte nada a la solución de los problemas que acarrea esta crisis (Rajoy). Pienso que el actuar de Zapatero, incluido sus errores, le reportará beneficios electorales por la responsabilidad que ha mostrado y que a Rajoy le perjudicará y le condenará a otros cuatro años en la oposición. El tiempo lo dirá y espero no equivocarme.

 

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TRIBUNA: LUIS ARROYO

Cuidado, Mariano, que se nos nota.

No des la impresión de que solo te interesa el poder, no asustes a los progresistas, sé más trabajador.

De: Ficticio departamento de Estrategia del PP.

A: Mariano Rajoy

Asunto: A La Moncloa en 2012

Te dijimos por este mismo conducto (el pasado 3 de marzo) que estos socialistas son listos y podrían darnos sorpresas. Mariano, el que se examinaba en el debate del estado de la nación eras tú, y no has aprobado. Haber ganado o perdido por poco, según qué encuesta lo diga, es una derrota en toda regla, porque se esperaba que salieras por la puerta grande como Aznar en 1995, con su "Váyase, señor González". Según los datos, Zapatero fue más comunicativo, más convincente, más líder y más preocupado por el país, aunque resultara menos realista.

No se ve en ti alternativa. Las estrategias están para aplicarse, no para que se sepan, y la nuestra -no meternos en líos y cabalgar sobre la crisis- se ha visto demasiado. Zapatero lo utilizó en el debate y resultó muy eficaz. Más te vale hacerte el enfermo cuando tengas que enfrentarte a él, porque te gana: es habilidoso y te dio donde te duele: que no te importa España sino La Moncloa, y que solo esperas a que caiga él para ponerte tú. Se nos ha visto mucho.

Pero que no cunda el pánico: claro que podemos ganar. Para ello es necesario que tú hagas algunas cosas y que ellos dejen de hacer otras. Necesitas que alguien diga que tú tienes un buen programa económico. Los ciudadanos corrientes no van a estudiar tus propuestas, pero si logras que las validen algunos líderes de opinión prestigiosos, eso puede bastar. Necesitas insistir (sin las ridiculeces de Cospedal y su "partido de los trabajadores") en que el PP se preocupa por los débiles. Tienes que mostrar tu voluntad de ayudar al Gobierno... con hechos. En cosas sustanciales: los presupuestos de 2011, alguna de las reformas económicas relevantes... Tienes que seguir callado en asuntos controvertidos como el aborto (bien por la reciente llamada al orden a las comunidades insumisas sobre la aplicación de la nueva ley), el Estatut (asunto concluido: recoge velas, el daño ya está hecho, que siga Pedro J.), o la futura Ley de Igualdad de Trato o de Libertad Religiosa. No movilices a los progresistas enfadándoles. Recuerda que tu victoria solo depende de que esa gente (un par de millones ahora en el aire) se quede en casa. Si temieran que tú retrocederías en esos asuntos, votarían de nuevo a los socialistas.

No puedes ser tan cenizo. No puedes asentar, con perdón por Arriola y González Pons, toda tu victoria en un simple "Usted es el problema; adelante las elecciones". Tienes que ocupar el puesto del líder fuerte que lucha contra un enemigo, que es la desesperanza. Un papel que Zapatero no está representando como podría. Tu enemigo no debe ser Zapatero, sino la crisis. Necesitas mostrar más carácter. Es imperdonable que te fueras el otro día del hemiciclo. Por Dios, Mariano, tenías que haberte quedado allí todo el tiempo, frente al presidente, en simetría con él, escuchando a todos. Fuma la mitad de puros y muéstrate más trabajador. No es tiempo de vacaciones.

Para que tú ganes, ellos tienen que dejar de hacer varias cosas, y de ahí podrían venir las sorpresas. Zapatero podría aún ocupar ese papel de líder, no solo de hábil parlamentario sino de hombre de Estado que se crece ante la dificultad, la reconoce y la afronta. A lo Roosevelt, y no a lo Hoover como hasta ahora. Que se deja la piel ante ese enemigo simbólico que es la desilusión. Podría ningunearte a ti terminando por asentar que tú no eres más que el negativo de siempre que nunca quiso ayudar. Podría dirigirse a su pueblo en prime time, marcando el rumbo ante la adversidad; con solemnidad, llamando a un optimismo realista, mirando a la cara a la gente, explicando sus decisiones difíciles con un relato más empático y menos burocrático que el de costumbre (en el debate el otro día, en la comunicación de la mañana, parecía más un demógrafo que un líder en tiempo de crisis). Podría reducir el Gobierno, no solo por gasto y estética, sino por eficacia en la coordinación. Podría capitalizar los éxitos del Gobierno en la lucha contra ETA, en la mejora de la seguridad ciudadana, en la lucha contra los accidentes de tráfico, en política exterior y de Defensa (G-20, Cuba, una buena gestión en Afganistán...). Podría mantener su agenda de derechos sociales (libertad religiosa, igualdad y esos otros asuntos que tanto nos excitan). Podría manejar su permanencia o su sucesión con inteligencia, contrastando con el "cuaderno azul" de Aznar. Podría llamar a la movilización contra el "peligro" que nosotros suponemos para la tolerancia y las políticas progresistas del gusto de la mayoría sociológica de España.

¿Puede hacerlo? Lula y Bachelet, dos casos recientes como otros muchos más antiguos, salieron del Gobierno con una altísima valoración después de estar casi tan bajos en confianza como lo está hoy Zapatero. Tiene tiempo. No van a ayudarle las próximas elecciones, pero aún tiene bazas que jugar. El otro día te ganó y podría recomponerse y seguir jugando como un buen estratega y no solo como un buen táctico. Aquí estamos nerviosos solo de pensarlo, porque tú, Mariano, ya no vas a tener más oportunidades.

Luis Arroyo es presidente de Asesores de Comunicación Pública.

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