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jueves, 13 de junio de 2019

- LAS POLÍTICAS COMUNES DE PP, CS Y VOX.

Las políticas comunes de PP, Cs y Vox.
David Bollero. Publico.es

Vox ha apoyado finalmente los presupuestos en Andalucía.
Todo el mundo sabía que éste sería el desenlace, pero al partido de extrema-derecha le gusta apurar hasta el final lo que sabía que haría desde el principio y al Partido Popular (PP) y a Ciudadanos (Cs) les encanta presumir de saber negociar. La imagen que han dado ha sido otra: los de Santiago Abascal han demostrado su gusto por el cacareo -no sorprende que en el Congreso hayan terminado en el gallinero– y el tándem PP-Cs ha mendigado la retirada de la enmienda a la totalidad.
El consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo (PP), tuvo que arrodillarse en Madrid ante Santiago Abascal para poder sacar adelante los presupuestos. Abascal conseguía de este modo varios propósitos: por un lado, dejar claro que sea donde sea, en Vox manda él. El magistrado prevaricador Francisco Serrano (número 1 de Voz en Andalucía) no tiene más potestad que la de obedecer el dictado de Abascal como una marioneta.
En segundo lugar y dado el batacazo electoral que se dio Vox respecto a sus expectativas tanto en las generales como las locales y europeas, el líder del partido de extrema-derecha busca seguir apareciendo enlos medios de comunicación que tanto ha despreciado. Intenta trasladar la imagen de que tendrá mucho más peso en los gobiernos que apoye que el realmente otorgado por la ciudadanía. Y ello nos lleva al tercero de los puntos, imponer su ideología que, en realidad, no se atraganta ni a PP ni a Ciudadanos porque, en el fondo, la comparten.
La introducción de la “violencia intrafamiliar” para evitar hablar de la violencia machista es algo que Pablo Casado y Albert Rivera siempre han defendido. En el caso de PP, incluso, alguna de sus candidatas equiparó la violencia contra una mujer a la recibida por un perro. El problema es que las estadístiscas están ahí y la puesta en marcha de un teléfono especial para la violencia intrafamiliar llega en una semana en la que se han superado las 1.000 mujeres asesinadas por sus parejas desde 2003. Seguir negando esa realidad y querer compararlo a la violencia que reciben los hombres es grotesco.
Asimismo, retirar los fondos a la Memoria Histórica para derivarlos al descubrimiento de América es otro de los despropósitos de los presupuestos andaluces. Imponiendo su ideología fascistoide, Abascal ha hecho un favor a PP y Cs, porque les permite ejercer las políticas que realmente quieren con la cortina de humo de Vox. A fin de cuentas, tanto Casado como Rivera han hecho siempre todo lo posible por blanquear a Franco y la dictadura que sufrió España; en el caso del líder naranja, incluso, hablando de que “no hubo ni buenos ni malos”… pues en el holocausto indígena que lideraron los conquistadores españoles ya le advierto que sí hubo malos: los colonizadores esclavistas.
Otro de los puntos es lo que la extrema-derecha llama “la cultura de la vida” para poner cortapisas al derecho al aborto. En esta línea, Casado y su fichaje Adolfo Suárez Illana estarán contentos, tan conocedores de la cultura neandertal que son. Habrá que seguir conociendo el resto de los más de 30 puntos que han engullido PP y Cs sin que se les atragantaran en absoluto porque, si algo ha demostrado la derecha en los diferentes pactos en toda España es su facilidad para normalizar el discurso de la extrema-derechaCuando eso sucede, sólo tiene una explicación: se normaliza porque se tiene como normal, porque se asume, porque se comparte. Que nadie se sorprenda ahora de ello, pues se veía venir de lejos.

domingo, 8 de julio de 2018

- LAS "PRIMARIAS" DEL PP.

El riesgo de implosión del PP.
No tienen las cosas fáciles los populares; se la juegan ahora a borrar la fachada democrática de un golpe de aparato o a respetar institucionalmente el resultado de sus urnas.
Elisa Beni
07/07/2018
Sáenz de Santamaría: Está en el ADN del PP que mande la lista más votada
Soraya Sáenz de Santamaría EFE
En el a modo de primarias ha perdido el partirse la cara por defender lo indefendible del partido y ha ganado la imagen del gobierno que negó las evidencias y se encastillo en que toda la mierda que les rodeaba era un ejército de casos aislados que no iba con ellos. Ha emergido el rostro joven de los halcones, que parecen menos encarnizados cuando tienen la piel tersa que cuando apenas pueden moverla sobre el labio. De alguna manera, los únicos espectros vivos de la gran masa electoral fantasma han dejado sobre el tapete la opción de dos partidos y la dificultad de enjaretarlos. El duelo de damas ha escampado y es el duelo de las dos almas peperas el que se enfrenta a esa segunda vuelta de un sistema perverso pensado más para aclamar a los elegidos que para seleccionar a los que podrían serlo.
No tienen las cosas fáciles los populares. Se la juegan ahora a borrar la fachada democrática de un golpe de aparato o a respetar institucionalmente el resultado de sus urnas. Deberían sopesar si la muestra estadística de militantes, constituida en su mayor parte por cuadros del propio partido, tiene alguna sintonía con los votantes que son la única fuerza suficiente para volver a conseguir un partido unido en las lides del poder.
¿Cómo podría robarle espacio político Casado a Rivera? Es una pregunta que la falta de debate ideológico no ha permitido responder. ¿Qué seducción ofrece S3 a los votantes perdidos para volver a impulsar un partido de mayorías? En la propia deriva del Partido Popular se juega parte del futuro de nuestra democracia porque saber quién ocupará el liderazgo de la parte conservadora y de derechas de este país tiene mucho que decir sobre qué tipo de sociedad podemos acabar siendo.
Después de mí el diluvio, se dijo Rajoy camino de Santa Pola, y lo cierto es que, en un gesto carente de toda épica, se ha sacudido el polvo del camino y ha dejado un polvorín a sus espaldas. Lo que se cuece tras su “ahí os quedáis” no es sólo un duelo de caras y de estilos, de vídeos y de gestos vanos, lo que se cuece es el estilo que adopte la derecha española y, por tanto, su supervivencia o su riesgo de implosionar con un estallido seco que disperse sus fragmentos hacia el propio núcleo de la idea de la derecha que haya de regir en España. Hasta ahora no ha habido mucha más idea que la de mantenerse en el poder. Sus votantes les preferían a otras opciones en una suerte de inercia que pasaba por encima de todos los problemas y las inaceptables acciones y omisiones. Ahora hay más opciones. Soraya Sáenz de Santamaría no habla de qué tipo de partido quiere sino de su capacidad para mantener esa inercia de poder. Casado juega a lo que él llama la ilusión y la energía, lo que supone pensar que en última instancia ese cambio de la inacción a la acción podría devolverles también el eje de su pensamiento, o sea, también el poder. El PP no va a resolver en esta elección de líder sus problemas de fondo sino aquel más urgente de tener a alguien a quien seguir, como si eso fuera a volver a apretar las filas de forma inmediata y como si no existiera un vórtice en movimiento dispuesto a tragarse las papeletas que antes les correspondían como única opción. No ha habido debate sobre la ideología, pero tampoco sobre la estructura de ese partido que quieren refundar.
Puede que la elección del líder pueda solventarse así pero eso sólo logrará retrasar el verdadero debate pendiente que supone definir el lugar que el Partido Popular ocupará en el espectro político en relación con el resto de fuerzas y ya no tanto de los oponentes ideológicos, lo cual es más sencillo, sino de los competidores directos por el mismo nicho. Su forma de enfrentarlos para recuperar el voto, pero también su forma de comportarse respecto a ellos si a cara de perro o con posibles alianzas. Debe marcar la línea que le separa del primer partido del eje de la izquierda y cómo compite con él por ese espacio limítrofe.  El Partido Popular debe regenerarse y limpiarse, pero también debe ubicarse. Si no consigue definir un espacio político suficiente, está condenado a implosionar con consecuencias imprevisibles para el futuro de la derecha, la peor de las cuales podría ser el engordamiento del hasta ahora mínimo espacio para la ultraderecha que se les desgajó por la vía de VOX.
Elegir caras o estilos o carteles electorales es más fácil que encontrar un sitio y saber cómo moverte en él. Hacerlo fuera del poder es aún más complicado que hacerlo dentro, como va a demostrar también respecto de la izquierda la experiencia que vivimos. Esta pugna que nos tiene tan entretenidos al inicio de la canícula es importante pero no es decisiva. El verdadero debate, el que aún se aplaza, podría llevarse por delante no sólo el rostro electo sino también las esperanzas de seguir siendo el primer partido del centro derecha español. A cada uno le llega su turno y a los populares les está llamando a la puerta.


domingo, 27 de mayo de 2018

- EL DESALOJO.



No hay otra opción decente. Hay un momento, en la vida de las personas, pero también de los países, en el que sólo se puede optar entre lo digno y la iniquidad. Una sociedad en la que los actos indebidos no tienen consecuencias no es merecedora de respeto puesto que es incapaz de tenérselo a sí misma. Esa es mi medida del patriotismo.
Desalojar al Partido Popular del poder es una cuestión de principios y así debe entenderse desde cualquier postura democrática y decente. Sólo es posible analizarlo de otra manera desde el punto de vista de los que entienden que aferrarse al poder es una fuerza cuya magnitud supera a cualquier otro presupuesto ético. La reacción de Rajoy, de los miembros de su partido y de algunos de sus votantes, ha sido entrar en shock. No entienden ni asumen que otra opción que no sea que ellos ostenten el poder. O yo o el caos. César o nada. Precisamente por eso no existe otra postura ética que la de entender que la situación es insostenible. Esta convicción ética y democrática se puede sostener desde cualquier punto ideológico o geográfico y eso no tiene por qué amalgamar a quienes lo ratifiquen. La decencia es, o debería ser, una patria común de los demócratas. Comulgar en la integridad, en la limpieza, en el honor no precisa de una identidad ideológica, ni siquiera hay que caerse bien. Rechazar la mierda y buscar un mínimo de higiene democrática no tiene color ni credo, ni lengua ni condición.
Para los que no entiendan la gravedad del momento que vivimos, incluso para los que no quieran dejarse engañar por los juegos de artificio demagógicos, hay que retrotraerse al camino que hemos recorrido hasta llegar a esta sentencia que prueba judicialmente lo que todos racionalmente sabíamos: que el Partido Popular mantuvo durante años un sistema institucional de desfalco de lo público para acudir dopado a las elecciones y del que se aprovecharon muchos de sus miembros para obtener un beneficio personal. Eso era lógicamente evidente desde que se descubrió la documentación que lo acreditaba y se fueron destapando periodísticamente las diversas tramas a través de las cuáles se había vertebrado el desfalco. La responsabilidad política debió sustanciarse en aquel momento. Fue el trilerismo de los populares el que consiguió lanzar la pelota de su responsabilidad al tejado de lo judicial y amarrarse al poder asumiendo que nada sería verdad hasta que no quedara probado por los tribunales. Fueron ellos mismos los que hicieron de la sacrosanta presunción de inocencia un salvavidas político para evitar las salpicaduras infames de una corrupción que nacía de su propio núcleo. Así, trampeando y esquivando los sucesivos escándalos, intentaron minimizar el impacto de esa podredumbre interna en los tribunales. No han dudado en utilizar todas las artimañas, resquicios y argucias procesales y gubernativas para intentar controlar los daños en los tribunales. Para eso era tan importante prostituir la Justicia y parasitarla durante tanto tiempo. La sentencia de Gürtel no deja de ser un milagro que ha tenido que superar los nombramientos de tribunales plagados de acólitos del PP, que fueron in extremis recusados, y la lucha para expatriar del juicio a los magistrados incómodos y todas esas cuestiones que les hemos ido contando paso a paso.
Lanzaron la pelota de su responsabilidad política al avispero infinito de la Justicia y pensaron que nunca volvería, pero ha llegado. La Justicia se ha pronunciado y ahora pretenden que los efectos que ello tenga serán los únicos que deban asumir, como si se pudiera escindir la verdad escrita en un papel timbrado de la realidad política que les cerca. La sentencia dictada no sólo nos describe un sistema de esquilma de lo público para perpetuarse en el poder y para enriquecerse, sino que nos deja la imagen de un partido, el Partido Popular, al que se considera directamente beneficiado por ese menoscabo de las arcas públicas. El Partido Popular no ha podido ser condenado como tal partido, como persona jurídica, exclusivamente porque los hechos se cometieron antes del año 2010 y por el principio irrenunciable de la irretroactividad de la ley penal. Ahora bien, el hecho de que el partido -no sus miembros sino él mismo- no haya podido ser declarado culpable no obsta para que los hechos que le son atribuidos no constituyan un supuesto que actualmente consideramos reprochable con la categoría de delito. Jurídicamente no se puede aplicar, moralmente sabemos que la tacha del Partido Popular es tan grave que merecería ese castigo.
Ningún partido sumergido en un fango como éste puede continuar gobernando en un país democrático occidental como si nada hubiera sucedido. Aceptar esto sería tanto como renunciar a lo más básico. Un gobernante irresponsable, al que le cupiera cualquier actitud inmoral, no tiene cabida en una democracia. No podemos aceptar que alguien caiga por un título regalado o por un hurto guardado como arma y permitir que continúe gobernando quien dirige al partido cuya ignominia tiene ahora el sello de la ley, quien no dijo la verdad ni a los representantes del pueblo ni al tribunal, quien no merece dirigir los destinos de un país como España.
No queda otro remedio que desalojarlos del poder. Es una mentira tan podrida como su corrupción que las urnas puedan lavar este oprobio. Rajoy y los suyos deben ser expulsados por el método constitucional adecuado y ese es la moción de censura. No hay atajos ni excusas. Fíjense que ni siquiera nos debería importar qué sucediera al día siguiente. Cualquier cosa sería más aceptable que renunciar a la dignidad de nuestro país.
Votar para echar a Rajoy no homogeneiza a nadie en nada que no sea un común esfuerzo por recobrar la respetabilidad de nuestra patria. Ahora que cada uno se retrate, se explique, se justifique como desee. Es un momento histórico y tendrá consecuencias. Dejarlo pasar, las tendrá aún más graves. Hay pozos de vergüenza para los que la historia no prevé rescate. 

sábado, 1 de julio de 2017

- EL BARCO DE RAJOY.

El barco del Gobierno hace cada vez más agua.
El golpe de gracia a Montoro puede dárselo el ABC: que un medio tan de derechas haya entrado en rumbo de colisión con La Moncloa solo puede indicar que en el PP empiezan a abrirse fisuras importantes.
Día tras día, sin faltar uno solo, durante la semana se han sucedido las malas noticias para el Gobierno. La reprobación del ministro Montoro, las críticas a la ausencia del anterior Rey en la ceremonia de los 40 años del 15-J, el artículo del New York Times sobre Cataluña, el crédito para pagar las pensiones y las nuevas tensiones entre Ciudadanos y el PP son hitos destacados de esa crónica. Pero siendo muy pesada esa nueva carga que se acumula a la que ya lleva Rajoy en sus alas, lo peor para sus intereses es que en su horizonte no aparece ninguna percha a la que pueda agarrarse para tratar de salir del agujero en el que está cayendo.
No es fácil decidir cuál de las citadas noticias es la más relevante. El efecto de todas ellas no es ocasional y pasajero y puede agravarse con el paso del tiempo. Empezando por la reprobación de Montoro. Que es mucho más que una sanción moral por parte de toda la oposición. Porque, demostrando que su voluntad de actuar unidos empieza a ser algo más que un brindis de cara a la galería, al día siguiente de la misma el PSOE y Podemos se han negado a sentarse en la misma mesa que el ministro reprobado. Y han venido a decir que seguirán haciéndolo hasta que no dimita o sea cesado.
Tal vez eso no sea suficiente para que Rajoy lo deje caer. Entre otras porque si decide cesar a Montoro no tendría más remedio que cargarse también al ministro de Justicia, igualmente reprobado. Pero el golpe de gracia puede dárselo el ABC. No solo porque son muy graves las acusaciones de tráfico de influencias por parte del titular de Hacienda que ha publicado el ultraconservador diario madrileño, y sobre las que sigue dando caña día. Sino porque el que un medio tan de derechas haya entrado en rumbo de colisión con La Moncloa solo puede indicar que en el frente del Partido Popular empiezan a abrirse fisuras importantes.
El ataque contra Montoro nace seguramente de alguna querella muy concreta, que el firmante de esta crónica desconoce por el momento pero que puede no ser ajena a la rivalidad existente entre el titular de Hacienda y el de Economía. Pero sea cual sea, la tensión ha llegado al punto en que ABC ha decidido saltar a la arena. Y eso solo ha podido ocurrir porque intereses y fuerzas conspicuas, de la derecha y posiblemente del poder económico, han creído oportuno dar un serio toque de advertencia a Rajoy. Y eso sí que es políticamente muy relevante.
También lo es que distintos personajes de la derecha manifestaran su desacuerdo tajante, y justamente al término de la sesión, con que el rey emérito Juan Carlos no hubiera sido invitado a la celebración de los 40 años del 15-J. Porque el Gobierno y el propio Rajoy no han podido ser ajenos a esa decisión. Sugiriéndola o no oponiéndose a que se llevara a la práctica en el caso de que la iniciativa hubiera partido de la Casa Real.
En las últimas cuatro décadas son excepcionales, y nunca del todo tajantes, las ocasiones en las que la Corona ha hecho o dicho algo, cuestiones privadas aparte, que no haya sido negociado con el Ejecutivo o visado por este. Es de suponer que en esta ocasión no se ha roto la norma. Y lo más probable es que ambas instancias hayan coincidido en que lo más conveniente era que la presencia de un personaje tan controvertido como el rey emérito no desluciera con su presencia un acto concebido para ensalzar las bondades de la Transición y para proclamar su validez como guía de acción para nuestros días. Aun a costa de ocultar la corrupción, los graves problemas del modelo de Estado o la desigualdad social que marcan la realidad presente.
Ese planteamiento ha sido un error de parte a parte. Y se ha vuelto en contra de quienes lo idearon. Porque la injustificable ausencia de quien fue protagonista destacado de lo que se homenajeaba fue la noticia con las que abrieron todos los periódicos del día siguiente. Y no el acto. La causa del rey Felipe, y seguramente la de la Monarquía, no ha ganado mucho con eso. Y encima los críticos con Rajoy en el PP –los que se conocían y alguno nuevo– han tenido una ocasión para que les escuchen.
El líder de la derecha tiene motivos para estar preocupado. Por lo anterior, pero también porque la izquierda empieza a trabajar conjuntamente en contra de él y, aunque sea difícil prever en qué va a terminar ese entendimiento, está claro que en ese conglomerado el PP no va a encontrar ya ninguna posibilidad de acuerdo hasta que se celebren las próximas elecciones. Encima parece que Ciudadanos se está poniendo gallito de verdad. Su amenaza de no apoyar el techo de gasto para 2018 que propone el Gobierno a menos que se rebaje el IRPF parece que va en serio y, en última instancia, eso podría interpretarse como que el partido de Rivera vislumbra que el año que viene puede ser el último de Rajoy.
Pero se dirá que al líder de la derecha le queda Cataluña, la posibilidad de que el referéndum por la independencia le convierta en el salvador de España y haga que se olviden sus cuitas. No es para nada seguro que eso ocurra. Faltan aún tres meses para el 1 de octubre y en ese periodo, por muchas vacaciones que haya de por medio, pueden ocurrir muchas cosas. Y más después de esa fecha, cuando llegue la hora de tratar de arreglar el desaguisado y el presidente del Gobierno vuelva a mostrar la misma incapacidad en ese asunto, o su debilidad frente a los más duros de su partido, de la que hecho gala en los últimos años.
No puede descartarse que, antes o después, si Rajoy no modula algo su intransigencia frente a las reivindicaciones catalanas –que no son sólo las de los independentistas– algunos de los que se supone que van a apoyar sin rechistar sus más duras medidas contra el separatismo, entre ellos el PSOE, empiecen a poner pegas o se lo piensen dos veces. Aun no siendo el oráculo de Delfos, el New York Times y sus prudentes recomendaciones en la materia son un indicador en este sentido. Aunque sólo sea porque lo dice en su editorial lo ha escuchado en alguna parte. En Barcelona, pero también en Madrid.
Como remate de la semana llegaba la noticia de que el sistema de pensiones ha pedido 6.000 millones de crédito al Gobierno para pagar la extra del verano. La cosa no sería gravísima si no fuera porque quiere decir que la política económica de Rajoy es un fracaso. Porque los bajos salarios –y bajas cotizaciones– y un crecimiento con una tasa de productividad cada vez más baja no dan para sostener las pensiones. Y por muchas declaraciones tranquilizadoras que haga el Gobierno, eso llega a la conciencia de los jubilados. Más de uno de los que votan al PP estará inquieto.
En definitiva, que no solo la corrupción o el desmadre institucional están haciendo que el barco del PP embarque cada vez más agua. Va a seguir navegando. Pero su recorrido tiene un límite. Y este empieza a delinearse en el horizonte.

sábado, 6 de febrero de 2016

- PEDRO SÁNCHEZ E IGLESIAS.




Iglesias planteó un órdago en toda regla con tres premisas: excluir a Ciudadanos de las conversaciones, mantener su pretensión de una vicepresidencia en el posible Ejecutivo y afianzar la prioridad del derecho a decidir en Cataluña. Tres condiciones que suponen, de hecho, una actitud de bloqueo de las negociaciones antes de que se lleguen a producir.
Frente a este plan, Sánchez respondió con la firmeza que se echaba de menos en anteriores ocasiones, pidiendo a Iglesias que replantee su posición de bloqueo, suspendiendo el diálogo y manteniendo la agenda de contactos prevista. Hoy mismo tendrá una reunión con el PNV, mientras los equipos negociadores de PSOE y Ciudadanos preparan encuentros para debatir los puntos en común ante un eventual programa de gobierno. Nadie duda de que, con un Parlamento tan fraccionado, es muy difícil sumar los votos necesarios para una investidura, pero no es el momento de eludir responsabilidades o intentar bloquear cualquier posible pacto esperando que los electores premien esa postura en el futuro.Podemos tiene todo el derecho a llevar sus planteamientos hasta el final, pero cada día que pasa se ponen de manifiesto con más claridad sus intenciones reales: desgastar al PSOE con vistas a unas posibles elecciones anticipadas y ocupar después su espacio.
Pedro Sánchez tiene que mantener la iniciativa política y no jugar con equívocos: lo importante es la gobernabilidad, no la investidura. Los socialistas han demostrado durante casi 40 años su importancia en el desarrollo democrático, el progreso económico y los avances sociales en España. Desde el Gobierno o desde la oposición, el PSOE ha defendido un proyecto socialdemócrata de centroizquierda y ha liderado las grandes reformas en nuestro país.
Su actual secretario general debe ser consciente de ese legado y de que la forma de recuperar el favor de los electores no es buscar la complicidad de quien solo pretende disputar su hegemonía desde el populismo, sino defender los valores que han hecho grande a su partido. Para rescatar al PSOE de sus peores resultados —los que obtuvo el 20-D— tiene que mostrar ese perfil reformista y dinamizador de la sociedad, sin complejos de ningún tipo ante cualquier presión.
Las negociaciones no han hecho más que empezar y se prevén 10 ó 12 semanas de reuniones y declaraciones. Hay que seguir intentándolo, antes de devolver a los ciudadanos la responsabilidad de solucionar el problema de la gobernabilidad. Quien bloquee una posible investidura tendrá que responder frente a sus electores antes o después.
Editorial El País 06/02/2016

martes, 6 de octubre de 2015

- ESPAÑA NO ES PORTUGAL (¿O SÍ?)

España no es Portugal (¿o sí?)

El Gobierno de Mariano Rajoy está encantado con losresultados electorales en Portugal, y su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, se ha encargado de propagar la pertinente lectura: “Han hecho (los portugueses) muchos esfuerzos que están mereciendo la pena, están encarando la recuperación y creo que eso se ha reconocido ahora”. A diez semanas y media de las elecciones generales del 20-D, se trata de alentar una especie de “ola de resignación”, con un razonamiento simple: si nuestros vecinos, cuyo país ha sufrido un rescate en toda regla (no “sólo” bancario) y unos recortes sociales brutales, han votado mayoritariamente a la derecha, será por algo. Se reconfirma laestrategia esencial del discurso del PP: o nosotros o el caos. No hay duda sobre la posible eficacia del mensaje, pero también tiene sus riesgos. Conviene tener en cuenta algunos elementos que diferencian (y mucho) la realidad política de Portugal y la de España. - En Portugal ha logrado un 38,5% de los votos y 104 escaños (a 12 de la mayoría absoluta) una coalición de centro derecha encabezada por el actual primer ministro Pedro Passos Coelho. Salvando las muchas distancias ideológicas, a efectos electorales sería como si aquí se presentaran ahora en coalición el PP y Ciudadanos.- En Portugal, los dos grupos que forman esa coaliciónde centro derecha (el PSD y el Centro Democrático Social-PP) sumaron por separado en las anteriores elecciones de 2011 el 50% de los votos. Es decir que juntos han caído doce puntos. Por cierto, con un nivel de abstención que en 2011 fue del 41% y este domingo subió hasta el 43%. (En España se registró una abstención del 26% en las generales de 2008 y del 28% en las de 2011). - En Portugal, Coelho, por lo demás, se parece a Rajoy como un huevo a una castaña. Se trata de un economista, un tecnócrata decidido a privatizar en Portugal hasta el Cabo de San Vicente aunque no se lo pida la troika, pero que a la vez deja caer la Banca Espírito Santo o liberaliza algún oligopolio para demostrar que el que manda es él y no el poder financiero o empresarial. (Casi como aquí). - En Portugal las opciones fragmentadas de la izquierda han sumado 121 escaños, una mayoría absoluta clara, aunque imposible de articular como coalición de gobierno. El Partido Socialista obtiene el 32,4% de los votos (85 escaños); el Bloco de Esquerda, el 10,2% (19 escaños) y el Partido Comunista en coalición con los Verdes, el 8,3% (17 escaños). Pero el mayor enemigo de los comunistas son los socialistas, y viceversa. Los primeros quieren sacar a Portugal del euro, y los segundos tienen en la cárcel (bajo graves acusaciones de corrupción aún no juzgadas) a su anterior líder José Sócrates, que fue el primer ministro que solicitó el rescate para Portugal. Hoy por hoy, la izquierda española se parece a la portuguesa tanto como Rajoy a Passos Coelho. - En Portugal el Bloco de Esquerda (la referencia en España de Podemos) triplica el número de diputados respecto a 2011. Ha expresado su voluntad de llegar a acuerdos con los socialistas, pero el líder de estos últimos y sucesor de Sócrates,António Costa, ha dejado claro que prefiere dar apoyos puntuales a Passos Coelho antes que pactar con el resto de la izquierda.- En Portugal parece cantado que el Partido Socialistase encamina a un congreso extraordinario en el que podría caer Costa y ser sustituido por algún dirigente más dispuesto a un giro a la izquierda que a sostener a un Gobierno conservador que ha recortado derechos sociales y servicios públicos como si se acabara el mundo. Si se confirmara ese pronóstico de algunos analistas políticos lusos, antes de un año el Gobierno de Passos Coelho podría verse forzado a convocar nuevas elecciones¿De qué se alegra tanto entonces el Gobierno de Rajoy? Obviamente de esa fragmentación de la izquierda que permitirá tomar posesión a Passos Coelho, pero sobre todo de un hecho que, elección tras elección, viene confirmándose en las últimas décadas: las elecciones generales las pierde el gobierno de turno, no las gana la oposición. Dicho de otra forma, quien maneja los Presupuestos Generales, el BOE, la mayoría de los medios de comunicación y la capacidad de sembrar el miedo o de tranquilizar a la población sólo perderá el poder ejecutivo si comete graves errores de última hora o afronta de mala manera cualquier tipo de catástrofe. Y ello aunque haya incurrido en contradicciones absolutas, engañado al electorado o aplicado políticas antisociales. De hecho al PP, aunque no lo exprese públicamente, tampoco le pareció tan mal la victoria en Grecia de Syriza, porque sirve también para confirmar que es muy difícil desalojar a un Gobierno en una sola legislatura, y más aún si consigue trasladar la imagen de que “no hay alternativa”, que “más vale lo malo conocido”, que “son lentejas”… y otros cuantos eslóganes muy propios del espíritu navideño.España no es Grecia ni Portugal por la misma razón por la que no se produjo un rescate total sino bancario, es decir porque la economía española es la cuarta de la zona euro y su rescate completo supondría el fin del euro. Pero esa misma diferencia debería condicionar la valoración de una gestión de gobierno con mayoría absoluta que no ha sido capaz de frenar una sola imposición de la troika ni distribuir con un mínimo de equidad los sacrificios. (Y sin conseguir tampoco los objetivos que esos sacrificios supuestamente pretendían: controlar el déficit y reducir la deuda).La otra gran diferencia respecto a Grecia y Portugal es que aquí entran y salen de la cárcel o se sientan en el banquillo exvicepresidentes del Gobierno y extesoreros del partido de la mayoría absoluta sin que su máximo líder asuma la menor responsabilidad política ni se plantee siquiera renunciar al liderazgo.

domingo, 2 de febrero de 2014

- CRÓNICA IRREVERENTE DE UN SÁBADO DE FEBRERO.

La vida va por un lado y el poder por otro (crónica irreverente de un sábado de Febrero).

La vida va por un lado y el poder –hoy casi por completo en manos del PP- por otro. Con enorme tedio se escuchan -casi aunque una no quiera- la sarta de tomaduras de pelo que anda diciendo el PP en su festejo de Valladolid. El uno, Montoro, que lo que mejor hace el gobierno es bajar impuestos sin que se le haya derramado la cara de vergüenza y esté esparcida por el suelo. Ah, que se refería a los ricos. El propio presidente prometiendo –otra vez- que bajará los impuesto pero en 2015, a ver si pica alguien. Pensando desde luego que su puesto es para siempre. Pues ya si acaso lo hago en 2015, o 2020, ya veremos.

No sé qué tendrá planeado Rajoy, el presidente de la comunidad de Madrid (en herencia de Aguirre) al que no le gusta un pelo la democracia, dice que lo fetén es votar cada cuatro años programas que mienten de la A a la Z y que a los movimientos sociales hay que darles duro “como ya se está haciendo, menos mal”.

Con ETA tienen en el PP un lío serio. Uno que está derrotada, otra que no, otro que quizás. Pero mejor no hablamos mucho de eso en Valladolid que les prometimos a las víctimas lo imposible y ahora andan tan irritadas que hasta se nos ha desgajado el partido de extrema derecha por un ala que se despeña en ultra.

¿Se han reunido para contarse mentiras? ¿Para animarse entre ellos? ¿Para que dicten doctrina sus medios de propaganda que ya son casi todos los grandes? Se van a gastar casi 150 millones de euros en publicidad de sus cosas, en aumento notable del presupuesto, pues esto les sale más apañado.

Para que se sepa quién manda sí. Y lo orgullosa que se está del dinero que entra en casa venga de donde venga. ¿Que acusa la justicia a mi marido del alma de cobrar 7.000 euros al mes –más, 7.000 más añadidos a sus muchos sueldos- sin haber firmado contrato alguno? Pues lo siento a mi lado en primera fila.

cospedal.marido.valladolid

He comenzado la fría mañana despejando neuronas y perezas con los bomberos de Madrid. Acusan a la policía del gobierno del PP de acosarles. Vamos, que no pueden ni opinar en las redes sociales. Lo contaban en rueda de prensa con tal convicción y dolor que ponían el corazón en un puño.

Hoy estaba fuertes y contentos, como todo el que toma decisiones y siente le asiste la razón.

2014-02-01 09.36.12 (1)

Camino de casa, para una pausa, he parado en el mercado a comprar borrajas que (muy típicas en Aragón) ya las venden en Madrid y ha renacido mi amor por ellas. Al verdulero le han ofrecido (en tono jocoso, como quien oferta una purga) un libro y ha contestado: “que sea pequeño y ligero”. En ningún país se presume de la burrez como en España. Y se nota.

Y luego he acudido a saludar y compartir el Tren de la libertad contra la ley del aborto de Galladón/Rajoy. Madre mía, 30 años más tarde, más de 30 años incluso, y aquí estamos otra vez defendiendo los derechos de las mujeres. Es lo que pasa y pasará cuando se deja absolutamente impune un golpe de Estado y una dictadura fascista de 40 años. Pocos países han pasado página con tanta soltura sobre sucesos tan graves como España. Hasta algunos considerados Repúblicas Bananeras exigieron responsabilidades a los culpables. Y la Historia torcida que no se endereza, se repite. Pero aquí estamos otra vez, con los kilos y las canas y hasta algún asomo de artrosis -poca, tampoco vamos a exagerar-.

Miles y miles, que se entere el gobierno endogámico, sordo. Menos gente joven que mayor, pero muchos hombres lo que es un cambio maravilloso. Al punto de presumir de ovarios, ole por ti, por vosotros, majos.

2014-02-01 12.31.03

Una manifestación sirve fundamentalmente –desde el punto de vista del desfogue anímico- para poder gritar en plena calle: Esto nos pasa por un gobierno facha. Para pedir dimisiones que atruenan. Pero la #mareablanca le ha truncado los planes al PP de Madrid de privatizar la sanidad y da mucha fuerza. Así tenemos al heredero de Aguirre tan enfadado. A ver si la autoridad competente le saca las castañas del fuego. Los bomberos no serán.

Al lado mismo de las miles de personas reivindicando derechos, el Prado eterno –o hasta el corte final de dinero que para la cultura no está- se llena en la mañana de sábado. Pausas tumbados en el césped pese al frío, igual son extranjeros del norte que a cualquier cosa le llaman calor.

presidiendo la escena, la Iglesia de los Jerónimos donde se casan los pudientes con gran afluencia de público también. No tanta, claro está. No tanta. Si en el fondo son cuatro gatos. Rabiosos. Con lo majos que suelen ser estos animales.

Y así anda el poder, sordo a los ciudadanos, y volcado con pasión en sus propios intereses.

http://rosamariaartal.com/

sábado, 14 de diciembre de 2013

- ESPAÑA S.L.

JULIA OTERO. Periodista  @julia_otero

España S.L.

Usted y yo podemos ir tranquilamente por la calle y encontrarnos ante la comisión flagrante de un delito o la intención inminente de cometerlo. Pues bien, sepa que usted y yo estamos autorizados, según el artículo 490 de la ley de enjuiciamiento criminal, a evitarlo, previo placaje, obviamente: los delincuentes no suelen ser tipos amables que atiendan a requerimientos verbales educados.

Si esa potestad la tiene en España cualquier ciudadano desde 1882, ¿qué pretende autorizar exactamente Interior a los vigilantes privados? ¿Hacía falta una ley de seguridad privada para repetir el contenido de los artículos de la ley actual? Como la respuesta es claramente negativa, habrá que pensar mal, que es la única forma de acertar. Se nos informa de que esos vigilantes de seguridad podrán exigir nuestra identificación en las calles que patrullen -sí, en el espacio público-, así como cachearnos, registrarnos el bolso o el coche. No podrán hacernos un interrogatorio, pero acto seguido añade el texto que no se considerará como tal la averiguación, comprobación o anotación que se haga de nuestros datos personales. O sea, cambiar el nombre de la cosa para aparentar que es otra.

Para tranquilizarnos, el proyecto de ley resalta que todo se hará en colaboración con las fuerzas de seguridad. Pero ¿eso incluye el acceso a la base de datos policiales para hacer eficazmente las comprobaciones? ¿Inspira seguridad que una empresa privada maneje información de los ciudadanos que solo debe estar al alcance del Estado? La propia policía y la Guardia Civil, a través de portavoces, han alertado de los muchos problemas que surgirán entre vigilantes y miembros de las fuerzas de seguridad. Cuando se extralimiten o equivoquen gravemente, ¿dónde reclamaremos? ¿En la sede de la empresa privada para la que trabajan?

Negocio para unos pocos.

España parece hoy una SL, una sociedad (muy) limitada a la que expropian cada mes parte del patrimonio. Detrás de cada privatización -siempre negada- nos venden eficacia, cuando solo es negocio para unos pocos. No, desde luego, para los vigilantes que pagaremos los contribuyentes a precio de policías -cuando protejan edificios públicos- aunque su empresa les pague a ellos la mitad. Márgenes empresariales, ya saben. Lo privado pagado con dinero público. Las cuentas del Estado no ahorrarán un céntimo, pero el lobi de la seguridad privada subirá extraordinariamente su facturación. En tiempos de apreturas hay los mismos jinetes pero pocos caballos, así que hay que abrir nuevos modelos de negocio.

Por último, ¿han reparado en que el proyecto tuvo los votos de PP, PNV y CiU? La derecha siempre da lecciones de coherencia: se enfrentan por las banderas pero se fuman un puro en cuanto hablan de pasta. Llega un nuevo nicho de negocio privado a cuenta de la seguridad pública.

jueves, 5 de septiembre de 2013

- ANTISUSANISMO.

Donde la crítica se vuelve apoteósica es en su condición de mujer.

En política no es que no haya una única vara de medir, sino que ni siquiera hay dos. Así, a vuela pluma, podemos destacar una primera vara de medir según las afinidades ideológicas, una segunda en función del sexo de la persona en cuestión, una tercera por su procedencia social y una cuarta por su raza. Y no necesariamente por este orden.

El nivel de crítica se dispara exponencialmente si das positivo en más de dos parámetros. Apenas si conozco a Susana Díaz y puedo compartir alguna de las críticas o reservas que se plantean pero me resulta llamativa la ferocidad que han empleado con ella antes de que empiece su andadura y, sobre todo, el hecho de que estos argumentos no se utilicen contra otros representantes políticos.

SUSANA DIAZ

La elección de Susana es, según el PP, “una farsa, un fraude” porque no ha pasado por las urnas. Sin embargo este mismo partido considera “impecablemente democrático” que el Presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González o el de Valencia, Alberto Fabra, hayan sido elegidos por sus asambleas sin pasar por las urnas.

La forma de elegir a Susana ha sido considerada como “un dedazo”, un “susanazo”, una imposición de Griñán. Los déficits de este proceso no pueden ocultar que en el PP el candidato es elegido por “las autoridades competentes”. De hecho Zoido afirma que están “a la espera de lo que decida Rajoy sobre la candidatura”, pero esto no es dedazo es liderazgo.

Susana Díaz es una persona que “no ha trabajado en su vida en la empresa privada ni ha hecho oposiciones en la Administración pública”. Efectivamente esto es así y soy también de las que creen que esto, no es que los inhabilite en absoluto para un cargo, pero supone un cierto déficit. Lo que no nos cuentan es la lista interminable de políticos andaluces y estatales que carecen de este currículo laboral o es tan escuálido como una raspa de sardina comenzando por Arenas, Fátima Báñez, Ana Mato, Antonio Sanz o el propio Felipe González.

La juventud se ha convertido en un reproche a la futura Presidenta. A los 39 años es, por lo visto, una joven cachorro y una niñata inexperta. Rafael Escuredo tenía 38 años cuando se convirtió en el primer presidente de la Junta, Borbolla 36, Felipe González con 34 años era jefe de la oposición y Aznar con esta misma edad presidente de Castilla y León. Claro que eran hombres, tenían barba o pintaban canas.

Nadie se atreve a criticar sus orígenes modestos, pero muchas afirmaciones rezuman un clasismo cierto. Aunque tenga una carrera universitaria es “indocumentada”. “Barriobajera”, “trianera”, “de estética poco depurada” calificativos que exudan la incomodidad ante quien pisa el poder sin desprenderse totalmente de sus orígenes.

Pero donde la crítica se vuelve apoteósica es en su condición de mujer. Susana no ha llegado a ser consejera sino que “se encaramó al poder”; no es decidida o valiente sino “ambiciosa”; no es inteligente sino “lista”; no aprende, sino que es “esponja”; no ha ganado congresos sino “ha fulminado a sus adversarios”. El marco se completa con un repaso a su estilismo, al color de su pelo o de sus blusas. Si esto no es sexismo, explíquenme de qué se trata.

Todo es banal, vacío, irrisorio. Lo realmente importante es si el próximo Gobierno tendrá fuerzas y ganas para sacar a Andalucía de este agujero de desesperanza; si por fin tomarán como propio el reto del desempleo; si tienen proyectos nuevos, apertura real a la sociedad y sienten como suyos los problemas de la ciudadanía.

@conchacaballer

viernes, 15 de marzo de 2013

- LOS HUÉRFANOS DE RUBALCABA.

Cuanto más caen en las encuestas las expectativas electorales del PP, más empeño ponen los socialistas en descartarse como alternativa de Gobierno.

Cualquier día de estos sale Rajoy y ofrece una rueda de prensa. Y a la sorpresa inicial por semejante acontecimiento se une una segunda novedad: el presidente del Gobierno felicita a Rubalcaba por el ejercicio de responsabilidad política que está demostrando en estos momentos tan complicados para el futuro del PP. El PSOE, a cada novedad con el caso Bárcenas, responde enseguida con un conflicto interno en sus filas; y cada vez que el PP se encuentra en el disparadero, un socialista se pega un tiro en la pierna de Rubalcaba. Y así transcurre la política española: cuanto más caen en las encuestas las expectativas electorales del PP, más empeño ponen los socialistas en descartarse como alternativa de Gobierno.

De un tiempo a esta parte el único balón de oxígeno que tiene Rajoy es el que cada día le ofrece el PSOE desde la oposición. Si los populares están acogotados por el escándalo de Bárcenas, diputados catalanes le montan una rebelión y se les abre un cisma con el PSC en Cataluña. Que el asunto de Bárcenas se complica más, los socialistas en Galicia anuncian un proceso de primarias en contra de las directrices de Ferraz. Que un informe policial revela la posible conexión de los papeles de Bárcenas con la trama Gürtel, los socialistas protagonizan un escándalo en Ponferrada haciéndose con la alcaldía apoyándose en un exalcalde condenado por acoso sexual. Ahora, para no levantar cabeza, aparece el posible encausamiento de Blanco.

Es probable que Rajoy tenga programada una crisis de Gobierno para dentro de poco, pero todo hace indicar que será el PSOE quien se adelante para afrontar su nueva crisis de oposición. Hace unos meses, cuando José Antonio Griñán protagonizó un claro envite para lograr que los socialistas andaluces tuvieran mayor protagonismo en el futuro del PSOE, le pregunté a un dirigente si la operación tenía como objetivo el relevo inmediato de Rubalcaba y la respuesta fue negativa: “Tal y como está el PSOE ahora, cualquier sustituto a Rubalcaba estaría quemado antes de las próximas generales y para esa cita habría que buscar a un nuevo candidato”.

Ese mismo dirigente, hace unos días, pensaba ya distinto: “O buscamos pronto un candidato que no tenga nada que ver con la actual dirección federal del partido, incluso con la actual dirección del partido en cualquier sitio, o quien estará quemado antes de llegar a las elecciones será el PSOE”. El gran problema de Rubalcaba fue creer que había vida tras el batacazo electoral. Los socialistas lo hicieron secretario general desde el convencimiento de que la situación era tan mala que si cambiaban de líder, el elegido no llegaba tampoco a las próximas elecciones generales. Ahora mismo Griñán es todavía uno de los dirigentes que apuntalan a Rubalcaba, pero se trata únicamente de una cuestión de tiempo. Cuentan en el PSOE andaluz que Griñán estaba por la labor de no poner en discusión el liderazgo de Rubalcaba durante este año y dejar los movimientos internos para 2014. Ahora los acontecimientos vuelan y las expectativas electorales caen.

Cuando en julio de 2012 Griñán acudió al 12º congreso del PSOE de Andalucía le preguntaron si iba a haber integración y dijo: “Yo no tengo críticos, que sepa ¿no?”. 24 horas después, tenía respuesta a su pregunta. El 28,7% de los delegados votó en blanco su reelección. Este sector crítico procedía de la fractura que se provocó en el partido desde el congreso federal que eligió a Rubalcaba frente a Carme Chacón, que fue la candidata que apoyó la dirección andaluza. Rubalcaba acabó encontrando el apoyo de Griñán a cambio de mantener neutralizado al sector crítico. Éstos, huérfanos de Rubalcaba, se han ido evaporando en las agrupaciones hasta la casi desaparición. Y los apoyos con los que actualmente cuenta Rubalcaba en Andalucía se podrían contar con los dedos de un pie. Ese pie donde acaban los tiros que los dirigentes del PSOE se pegan, ellos mismos, a diario.

@jmatencia