miércoles, 25 de julio de 2018

- UN BONARIEGO EN LA GUERRA CIVIL.

FRANCISCO GARCÍA RUIZ



Francisco García Ruiz, Paquillo el Bonariego, nació en Bonares el 7 de noviembre de 1912, pero con seis años le llevaron a Niebla. Era chófer de profesión, persona de izquierdas y afiliado a UGT. Su quinta fue movilizada en la guerra y sirvió en el Regimiento de Artillería Ligera n.º 3 de Sevilla. En uno de los permisos concedidos para ir a Niebla, decidió desertar y buscar cobijo en la sierra, en la Pata del Caballo, donde se unió a un grupo de huidos de los pueblos cercanos. Una noche de marzo de 1937, cuando se dirigía a una casa de campo para recoger unos víveres, fue detenido y esposado en una batida dada por la Guardia Civil. Cuando en unión de otros presos era conducido a la carretera, salió corriendo con las manos atadas y a pesar de los tiros se alejó del lugar al amparo de la oscuridad. En marzo de 1938 se pasó al bando republicano en el sector de Peñarroya. En la guerra sirvió en artillería, en el 11 Cuerpo de Ejército, en Tremp (Lérida).
Pasó a Francia en febrero de 1939 y por las cartas enviadas a su novia, Josefa Pérez Camacho, conocemos los distintos campos de refugiados donde estuvo. Al cruzar la frontera fue internado en Agde (campo n.º 2, barraca M 4). Allí permaneció hasta agosto de 1939 en que fue trasladado a Barcarès y por su condición de chófer asignado al Parque n.º 3. En octubre de ese año fue enviado a Argelès-sur-Mer y destinado al Parque de Transportes para reparar en sus talleres coches y camiones. En octubre de 1940 se hallaba en el campo de Joffre (Rivesaltes), asignado a la 228 Compañía de Trabajadores de Transportes, que dirigía el capitán Serreau. Estos campos se hallaban próximos entre sí. Allí estuvo hasta la primera mitad de 1941, pues en julio se encontraba en Perpignan en el 410 Grupo de Trabajadores Extranjeros.
A pesar del riesgo que suponía su vuelta a España, deseaba regresar lo antes posible a Niebla por el amor que profesaba a su novia. Al pasar la frontera, el 26 de agosto de 1941, fue detenido, llevado a Figueras y luego al campo de concentración de Reus. Desde aquí escribió a su novia el 21 de septiembre, agradeciendo la carta y el paquete con carne de membrillo, almendras tostadas, diez sobres y papel, un paquete de tabaco y un giro de treinta pesetas. Pasó luego unas semanas en la cárcel de Barcelona y el 7 de noviembre fue trasladado a la Prisión Provincial de Huelva. El consejo de guerra celebrado en esta ciudad, el 10 de febrero de 1943, le condenó a treinta años de reclusión mayor por el delito de auxilio a la rebelión militar. La pena fue conmutada por la de veinte años y aunque desde el 9 de mayo de 1943 disfrutaba de libertad provisional, el resto de la pena se extinguió al aplicarle los beneficios del indulto del 9 de octubre de 1945. Pronto vio realizado su sueño al casarse con su novia Josefita. Adquirió luego un camión a medias con un amigo y acabó finalmente de taxista, oficio que le hizo popular en Niebla. Falleció allí el 28 de noviembre de 1991.
Fuentes: Josefa Bernal Ruiz (hermana) ► Documentación de Manoli y Pepa García Pérez (hijas) ► ADPH. Causa 1989/1941, caja 170/2147 ► Reg. Civ. Bonares. Nacim. Tomo 34, fol. 134 ► Reg. Civ. Niebla. Defunc. Tomo 23, fol. 323. ► J. Ramírez Copeiro del Villar: En tierra extraña. El exilio republicano onubense. Autoedición, 2011.

Obtenida de la página web: http://www.todoslosnombres.org/content/biografias/francisco-garcia-ruiz
Primer apellido: 
García
Segundo apellido: 
Ruiz
Nombre: 
Francisco
Municipio: 
Niebla
Provincia: 
Huelva

martes, 24 de julio de 2018

- PRETEMPORADA COMPLETA DEL C.D. BONARES BONAFRU

PRETEMPORADA COMPLETA DEL CLUB DEPORTIVO BONARES BONAFRU:

*30 Julio - 20 horas*
Comienza los entrenamientos.

 
*4 Agosto - 20:30 horas*
Trofeo San Bartolomé 
Rociana -
Bonares.


*7 Agosto - 20:30 horas* 
Bonares - La Palma.


*10 Agosto - 20 horas
Almonte - Bonares.


*14 Agosto - 20 horas
Bonares - At.Cruceño.


*17  Agosto
. Torneo Mazagón
Bonares
- Mazagón - Los Rosales.


*22 Agosto - 20 horas
Bonares - Siempre Alegre juvenil.


*26 Agosto
. Comienza Liga.


*29 Agosto 
Bonares - CD San Juan.


*5 Septiembre.
Villa de Bonares*
Triangular Rociana - Niebla -
Bonares

jueves, 12 de julio de 2018

- ¿SERÁ ESTE EL VERANO EN QUE EMPEZAMOS A DEJAR DE ESTAR CARA AL SOL?





Han tenido que pasar 43 años desde la muerte de Franco para que un Gobierno se comprometa en sede parlamentaria a dar la espalda seriamente a los herederos de la dictadura y a ponerse realmente del lado de las víctimas. Todas y cada una de las medidas planteadas este miércoles en el Congreso de los Diputados por la ministra de Justicia son lógicas, justas y necesarias. Tan lógicas, justas y necesarias que estoy absolutamente convencido de que si hubiera asistido a la sesión un periodista, un político, un historiador o un simple ciudadano extranjero que no conozca a fondo cómo es el día a día en nuestro país, su reacción habría sido esta: "Pero todo esto… ¿todavía no lo habíais hecho?".
Solo en este país puede generar polémica que el Ejecutivo vaya a asumir la búsqueda y exhumación de los más de 100.000 demócratas que fueron asesinados por el franquismo y que hoy continúan enterrados como perros en las cunetas. Solo en España se puede cuestionar que se vayan a buscar las fórmulas para ilegalizar fundaciones que llevan el nombre de asesinos de masas y fascistas como Francisco Franco, José Antonio Primo de Rivera o Ramón Serrano Suñer. Fundaciones que, además, hacen apología del fascismo, practican el negacionismo histórico, justifican a los criminales e insultan impunemente a las víctimas. Solo aquí puede haber partidos que miran para otro lado o incluso critican que se retiren todos los símbolos que quedan de aquella tiranía, censuran que se pretenda sacar al dictador de su sepulcro dorado o rechazan que se quiera convertir un sitio tan repugnante como es el Valle de los Caídos en un lugar de homenaje a quienes sufrieron y murieron bajo las garras de los militares golpistas. En ningún otro lugar del planeta se discutirían estas medidas, salvo para preguntarse… eso: ¿Cómo es posible que no se hayan aplicado hace muchos, muchos años?
Si fuera la primera vez que el PSOE gobernara en este país, aquí podría acabar este artículo. Con un cerrado aplauso a Dolores Delgado y con una apelación a que vaya todavía más allá, hasta acabar de una puñetera vez con la alargada sombra de Franco. Si fuera la primera vez… pero no lo es. "Hasta que no vea las medidas publicadas en el BOE…", me decía Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, tras la comparecencia de la ministra. No le faltan razones para su desconfianza… que es la de muchos, yo diría que de la mayoría de quienes nos ocupamos y preocupamos de estos temas.
Este país sabe que otros presidentes y ministros socialistas también realizaron grandes promesas en esta materia. Cuando Felipe González llegó al poder, los españoles creyeron que había acabado por fin la llamada Transición y que tocaba por fin ajustar cuentas con la dictadura. No sé si es justificable, pero puede ser entendible que no se hiciera en los primeros años, debido a la fragilidad del sistema y a la amenaza permanente de golpe de Estado. Lo que no es ni justificable, ni entendible, ni decente, es que González y los suyos pasaran quince años en el poder sin hacer lo mismo que Alemania o Italia habían llevado a cabo siete décadas antes. O lo que harían en tiempos más recientes las democracias chilena y argentina que, tras la impunidad inicial, acabaron sentando en el banquillo y siguen sentando hoy en día a golpistas, represores y asesinos.
Este país también sabe lo que ocurrió con la bienintencionada Ley de Memoria Histórica de la era Zapatero. Los sectores más conservadores del PSOE, con supuestos análisis sociológicos en la mano, acabaron convenciendo al presidente de que convenía descafeinar la medida. "Este tema no da ni un solo voto y permite a la derecha fidelizar a su electorado", solía escucharse en los despachos de Moncloa y de la calle Ferraz. Había que aprobar una Ley de Memoria sin cabrear a nadie, ni siquiera a los nostálgicos del régimen. Manos a la obra se puso la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega que igual que se colocó la mantilla negra para ir al Vaticano, consensuó la ley hasta con el abad franquista del Valle de los Caídos.
Es cierto que la ministra Delgado utilizó este miércoles ante la Comisión de Justicia un tono, una sensibilidad y una contundencia inéditos hasta ahora. Por primera vez, un Gobierno habló claramente de anular las sentencias de los tribunales franquistas, superando el brindis al sol que supone la mera declaración de ilegitimidad que establecía la actual Ley de Memoria. Es verdad que también hemos sabido recientemente que el Ministerio del Interior ha empezado a estudiar la forma de retirar las medallas que atesora ese torturador llamado Billy el Niño.
Es verdad que la música suena bien y suena diferente a la de González o Zapatero, pero nadie puede olvidar que si Franco sigue enterrado como si fuera un faraón; si los asesinos están en La Macarena y sus víctimas en las cunetas; si los torturadores en lugar de estar entre rejas están disfrutando de sus medallas; si sigue habiendo plazas del Generalísimo y colegios José Antonio… es porque el PSOE lo ha permitido. Estamos como estamos 43 años después de la muerte del dictador; y no podemos ni queremos olvidar que 23 de esos 43 años este país ha estado gobernado por políticos que se decían socialistas.
Emilio Silva me decía también que antes de ver las medidas publicadas en el BOE, se pueden hacer muchas cosas con la urgencia que exige la avanzada edad de muchos familiares de los desaparecidos. Coincido con él. Yo, particularmente, no me creo nada de todas estas promesas y, a la vez, quiero creer… deseo creer. Señor Sánchez, no se quede a medias y sitúe a nuestro país en la normalidad democrática que disfruta Europa desde 1945. Señor Sánchez, cumpla su palabra y pase a la Historia como el presidente que sacó a Franco del Valle de los Caídos, que dio el portazo final a la dictadura y que en el verano de 2018 inició el proceso para que España dejara de estar, por fin, cara al sol.

miércoles, 11 de julio de 2018

- FRANCO, FUERA DE CUELGAMUROS.

Cuelgamuros es la prolongación de Franco por otros medios. Un parque temático del franquismo, un paquidermo simbólico y arquitectónico de muy difícil resignificación. Franco sigue ahí, entronizado, a veces con la lápida circunvalada por un cordón morado sobre soportes de madera, siempre con flores. José Antonio Primo de Rivera, sin la tilde en la e de su lápida, está a su lado. Los dos bajo una bóveda de casi cinco millones de teselas en la que aparecen, entre otros,  falangistas de pelo en pecho y requetés de marrón, con la estética característica de Carlos Sáenz de Tejada y de Lezama, uno de los autores de la narración figurinista del franquismo. Ahora diríamos relato. A veces da la sensación de que los curas que ofician la misa de once, con micrófono inalámbrico pegado a la boca y monaguillos que no pueden con los hachones bamboleantes, van a levitar nada más acabar la interminable ceremonia, daros la paz, y ascenderán a la bóveda para quedarse pegados allí, como un chicle debajo del pupitre, hasta otra misa preconciliar.
Cuelgamuros, hay que llamarlo así, como bien nos insiste Claudio Sánchez-Albornoz, el egregio superviviente de aquel campo, protagonista de la película Los años bárbaros,  de Fernando Colomo, que narra su fuga estrambótica de aquel horrible lugar.
Cuelgamuros fue construido como túmulo onanista de Franco en medio de un país que se moría de hambre, de frío y de miedo. Hubo un trasiego de camiones negros que hacían de volquete de los restos mortales de miles de fallecidos republicanos, a quienes sus familias jamás hubieran llevado allí, y a las que, por supuesto, no consultaron los franquistas de Franco para su traslado.
Al principio iba a ser un gigantesco enterramiento de los caídos fetén, los del bando nacional, pero ante la falta de quórum mortuorio, ante la negativa de muchas familias de los franquistas a que los restos de sus familiares fueran trasladados allí, ante la gigantesca dimensión del túmulo, imposible de colmatar, echaron mano de fallecidos republicanos, sin consulta previa, claro.
El discurso de Franco en el que explica la erección del templo decía que "en el desarrollo de nuestra Cruzada hay mucho de providencial y milagroso", y también, "mucho fue lo que a España costó aquella gloriosa epopeya de nuestra liberación para que pueda ser olvidado, pero la lucha del bien contra el mal no termina por grande que sea su victoria". Vaya idea. Sobre esos marcos cognitivos y arquitectónicos decidió Franco construir Cuelgamuros nada más acabar la guerra. Qué urgencia.
Para sacar a Franco de Cuelgamuros nunca ha habido tiempo. Nada más morir el dictador, con aquellas imágenes del entierro, recientes aún los partes del equipo médico habitual, "heces fecales en forma de melena", parecía una temeridad sacar al recién inhumado, no sólo por el peso de la losa.
Con el primer gobierno socialista en 1982, era más urgente poner en condiciones la educación y la sanidad publica, el AVE a Sevilla, que levantar aquella lápida de toneladas. Aznar no tuvo entre sus mil primeras urgencias exhumar al dictador, al que elogió de soslayo en sus denuestos a la Constitución. Con Zapatero se hizo incluso un estudio para darle la vuelta al sitio, para que dejara de ser un elogio del franquismo y se convirtiera en un lugar de reconciliación entre españoles, con otro discurso, con otra forma de contar aquella aberración. Tarea complicada si se mide desde la estética, aunque éticamente necesaria.
Rajoy se ha vanagloriado de dar cero euros a la ley de Memoria Histórica. Si casi todo le parecía un lío, esto ha sido una algarabía de silencios. Tiene ahora Sánchez la oportunidad de sacar al "bicho" –Sánchez-Albornoz , otra vez- y llevárselo a un no lugar, parecido al que no ocupan Hitler y Mussolini; ya estaba tardando en decirlo.
Ya hay una sentencia judicial firme que establece la exhumación de los hermanos Lapeña, de Calatayud (Zaragoza), que establece que deben ser sacados de Cuelgamuros y que aún no se ha cumplido. El prior del establecimiento se negó a ir al Senado a explicar su negativa y tuvo que ser la propia jerarquía eclesiástica la que le afeó la conducta. La montaña del Senado fue a este mahoma de granito. Esa jerarquía de la Iglesia tiene ahora su momento estelar para facilitar la salida de Franco de aquel monumento tan nacionalcatólico y de las JONS. Ya ha dicho que el dictador tiene que estar fuera de allí y es de agradecer.
Se trata de voluntad política y de criterio de oportunidad. Los dos los reúne el gobierno de Sánchez. Se añade que no solo la Biblia establece que lo que tengas que hacer, hazlo pronto, es que como no lo hagas en los primeros minutos del partido, como los sometas al VAR, te van a dar fuera de juego. Tu sacas a Franco ahora, y los hipocondriacos en plantilla pasan un primer mal rato, pero luego no hay quién lo vuelva a meter en el nicho. La familia del interfecto que diga misa.
La "persistencia y el espíritu de la cruzada petrificados en la roca de una montaña", deben ser desactivados con la salida de Franco. Existen grúas potentes que facilitan la tarea. (Grúas Usabiaga tiene unas excelentes, busquen el teléfono).
Una vez sacado Franco, hay que explicar Cuelgamuros de forma democrática. A pesar de la cruz de 150 metros de alto y cuarenta de brazos por los que caben dos coches en el mismo sentido.
No hay que volarlo, como dicen algunos, se trata de explicarlo desde una perspectiva civilizada; aquí es fundamental el contexto: cómo es posible que en un país que se moría de hambre, de miedo y frío, Franco se sintiera Tutankamon y le dijera al arquitecto vasco: "más alto, Muguruza, más alto", para que aquel espacio tridentino fuera lo más alto entre el cielo y el suelo.
Aunque la estética terebrante de aquel lugar, inmenso de franquismo, sea irrecuperable para la democracia, pidamos que al menos los letreros y leyendas, los guías, sean capaces de explicar el autodenominado Valle como una consecuencia del destrozo que supuso en la historia de España el golpe de Estado contra la República, como un retrato de un enfrentamiento que se llevó muchas vidas por delante y con un aviso para que no volvamos a matarnos; sobre todo, que no vuelvan a matarnos. Menos aún, que el dictador que inauguró su régimen fusilando y lo acabó fusilando, no esté allí entronizado, como si tal cosa, con sus heces fecales en forma de melena.
Sánchez, lo que tengas que hacer, hazlo pronto. Saca a Franco ya, mañana es tarde.

lunes, 9 de julio de 2018

- ANDALUCÍA 1918: PAÍS DE HAMBRE Y DE INCULTURA.

En enero de 1918 se celebró la Asamblea de Ronda. En este año se conmemora su centenario y se resalta que en ella se aprobaron los símbolos políticos de Andalucía, su bandera y escudo. Su dimensión política  ha querido ser disminuida, como si otros cónclaves peninsulares contemporáneos  hubieran adquirido magnitud inasible. Un recuerdo institucional, por otra parte, tímido, que solo quiere quedarse en los símbolos, lo menos que se despacha. Pero creo que eso fue solo la guinda; es útil remarcarlo, claro, sobre todo para aquellos que piensan que los símbolos andaluces son la elucubración de un grupo de diseñadores modernos a sueldo, al socaire de las aspiraciones descentralizadoras de 1978. Y no.
Los asambleístas se reunieron en Ronda en unas condiciones internas y externas muy significativas. La Gran Guerra europea, la Revolución Rusa, con sus interpretaciones locales; por otra parte, la descomposición interna del régimen político español, la monarquía borbónica, y, cómo no, las hambrunas y las continuas guerras de Marruecos, una sangría para el pueblo al dictado de los intereses de las oligarquías norteñas españolas.
Los reunidos en Ronda sabían o creían que algo iba a pasar y, en todo caso, que algo debería de pasar. La situación de Andalucía era insostenible, la agitación se extendía, las condiciones económicas de la "a veces, decían, nación más civilizada" eran insoportables, "un país de hambre y de incultura". Pretendían menear las conciencias, afirmar y dar visibilidad, como sujeto político, a una Andalucía que debía integrarse en igualdad en el concierto español. En una España que debía, no ya regenerarse, sino renovarse. Tiempos nuevos, ideas nuevas, hombres nuevos.
El centralismo denunciado se mostraba no sólo un sistema ineficaz sino, además, el vector separador de los pueblos de España, a los que enfrentaba, constantemente, como herramienta de perpetuación del propio centralismo. También entonces había conflicto catalán. La solución para los asambleístas, contra el vicio del centralismo separador, no era otra que acabar con el caciquismo y la oligarquía, soportes y consecuencias de la monarquía corrupta, en lo económico y en lo político. Para ello, los asambleístas, tributarios de los principios federales contenidos en el proyecto de Constitución federal de Antequera de 1883, proponían una federación ibérica, cimentada en los valores republicanos, progresistas, para construir una nueva España, solidaria, respetuosa con sus pueblos, igualitaria. 
No es de extrañar que no haya mucho entusiasmo en resaltar lo defendido en Ronda. Por eso nos quedamos en los símbolos. Tras la terminación de aquel encuentro, tanto desde Sevilla como desde Granada, se pedía a los poderes centrales, con federación o sin ella, un estatuto integral de autonomía para Andalucía, por primera vez en su historia; a la Asamblea de Ronda siguió la de Córdoba. Construir desde los municipios, era la idea, otro orden territorial para España, otro reparto del poder, y permitir que Andalucía, por sí, pudiera salir de su atraso secular.
Ni más ni menos, esa es la actualidad del pensamiento de Ronda. Respeto, entendimiento entre los pueblos , federalismo, valores republicanos. Y sin perder de vista la justicia social, la educación, que a eso se referían los asambleístas cuando afirmaban la incultura de los andaluces.
En su programa, educación, siempre educación, para todos y por todas las comarcas andaluzas, reparto de la tierra, crédito públicos, aprovechamiento de los recursos naturales, repoblación forestal, agua, riqueza, trabajo, emprendimiento, comunicaciones, frenar la emigración forzosa. Y separación de poderes, y acabar con la corrupción judicial. ¡Cómo no os vamos a recordar!
Han pasado cien años, de ellos casi cuarenta con autogobierno. Hemos mejorado, pero los problemas y el diagnóstico siguen. Centralismo, dependencia, paro, hambre en los más desfavorecidos, educación insuficiente, caciques y oligarcas, los modernos corruptos de hoy, atentados constantes contra el medio ambiente, déficits en las comunicaciones, monocultivo productivo, nueva emigración. Las estadísticas de los problemas que ya señalaban los asambleístas de Ronda no son las mejores, ni en igualdad, ni en educación... Valgan de ejemplo Granada que lleva más de tres años sin tren; Algeciras, que sigue enclavada: siendo el mejor puerto del sur de Europa, solo unos tímidos 26 kilometros nos alumbran con el nuevo Gobierno central; Almería que sigue olvidada de su corredor, con una de las agriculturas más competitivas de la UE, y así podríamos seguir.
El recuerdo de Ronda no es solo el de banderas y escudos. Debería ser una llamada de atención a nuestras conciencias, de lo que nos queda por hacer, de que dependemos de nosotros mismos. Un llamamiento a los que entonces llamaban ya las clases neutras, para que confiemos en nosotros. No renunciar a la visibilidad y al protagonismo, no dejarse corroer por los vicios de siempre, que han pasado cien años.

domingo, 8 de julio de 2018

- LAS "PRIMARIAS" DEL PP.

El riesgo de implosión del PP.
No tienen las cosas fáciles los populares; se la juegan ahora a borrar la fachada democrática de un golpe de aparato o a respetar institucionalmente el resultado de sus urnas.
Elisa Beni
07/07/2018
Sáenz de Santamaría: Está en el ADN del PP que mande la lista más votada
Soraya Sáenz de Santamaría EFE
En el a modo de primarias ha perdido el partirse la cara por defender lo indefendible del partido y ha ganado la imagen del gobierno que negó las evidencias y se encastillo en que toda la mierda que les rodeaba era un ejército de casos aislados que no iba con ellos. Ha emergido el rostro joven de los halcones, que parecen menos encarnizados cuando tienen la piel tersa que cuando apenas pueden moverla sobre el labio. De alguna manera, los únicos espectros vivos de la gran masa electoral fantasma han dejado sobre el tapete la opción de dos partidos y la dificultad de enjaretarlos. El duelo de damas ha escampado y es el duelo de las dos almas peperas el que se enfrenta a esa segunda vuelta de un sistema perverso pensado más para aclamar a los elegidos que para seleccionar a los que podrían serlo.
No tienen las cosas fáciles los populares. Se la juegan ahora a borrar la fachada democrática de un golpe de aparato o a respetar institucionalmente el resultado de sus urnas. Deberían sopesar si la muestra estadística de militantes, constituida en su mayor parte por cuadros del propio partido, tiene alguna sintonía con los votantes que son la única fuerza suficiente para volver a conseguir un partido unido en las lides del poder.
¿Cómo podría robarle espacio político Casado a Rivera? Es una pregunta que la falta de debate ideológico no ha permitido responder. ¿Qué seducción ofrece S3 a los votantes perdidos para volver a impulsar un partido de mayorías? En la propia deriva del Partido Popular se juega parte del futuro de nuestra democracia porque saber quién ocupará el liderazgo de la parte conservadora y de derechas de este país tiene mucho que decir sobre qué tipo de sociedad podemos acabar siendo.
Después de mí el diluvio, se dijo Rajoy camino de Santa Pola, y lo cierto es que, en un gesto carente de toda épica, se ha sacudido el polvo del camino y ha dejado un polvorín a sus espaldas. Lo que se cuece tras su “ahí os quedáis” no es sólo un duelo de caras y de estilos, de vídeos y de gestos vanos, lo que se cuece es el estilo que adopte la derecha española y, por tanto, su supervivencia o su riesgo de implosionar con un estallido seco que disperse sus fragmentos hacia el propio núcleo de la idea de la derecha que haya de regir en España. Hasta ahora no ha habido mucha más idea que la de mantenerse en el poder. Sus votantes les preferían a otras opciones en una suerte de inercia que pasaba por encima de todos los problemas y las inaceptables acciones y omisiones. Ahora hay más opciones. Soraya Sáenz de Santamaría no habla de qué tipo de partido quiere sino de su capacidad para mantener esa inercia de poder. Casado juega a lo que él llama la ilusión y la energía, lo que supone pensar que en última instancia ese cambio de la inacción a la acción podría devolverles también el eje de su pensamiento, o sea, también el poder. El PP no va a resolver en esta elección de líder sus problemas de fondo sino aquel más urgente de tener a alguien a quien seguir, como si eso fuera a volver a apretar las filas de forma inmediata y como si no existiera un vórtice en movimiento dispuesto a tragarse las papeletas que antes les correspondían como única opción. No ha habido debate sobre la ideología, pero tampoco sobre la estructura de ese partido que quieren refundar.
Puede que la elección del líder pueda solventarse así pero eso sólo logrará retrasar el verdadero debate pendiente que supone definir el lugar que el Partido Popular ocupará en el espectro político en relación con el resto de fuerzas y ya no tanto de los oponentes ideológicos, lo cual es más sencillo, sino de los competidores directos por el mismo nicho. Su forma de enfrentarlos para recuperar el voto, pero también su forma de comportarse respecto a ellos si a cara de perro o con posibles alianzas. Debe marcar la línea que le separa del primer partido del eje de la izquierda y cómo compite con él por ese espacio limítrofe.  El Partido Popular debe regenerarse y limpiarse, pero también debe ubicarse. Si no consigue definir un espacio político suficiente, está condenado a implosionar con consecuencias imprevisibles para el futuro de la derecha, la peor de las cuales podría ser el engordamiento del hasta ahora mínimo espacio para la ultraderecha que se les desgajó por la vía de VOX.
Elegir caras o estilos o carteles electorales es más fácil que encontrar un sitio y saber cómo moverte en él. Hacerlo fuera del poder es aún más complicado que hacerlo dentro, como va a demostrar también respecto de la izquierda la experiencia que vivimos. Esta pugna que nos tiene tan entretenidos al inicio de la canícula es importante pero no es decisiva. El verdadero debate, el que aún se aplaza, podría llevarse por delante no sólo el rostro electo sino también las esperanzas de seguir siendo el primer partido del centro derecha español. A cada uno le llega su turno y a los populares les está llamando a la puerta.