miércoles, 28 de octubre de 2015

- ESTAS SON LAS COSAS DEL PP.

El PP, Aznar, Esperanza, las mentiras y los muertos.

Solo una mente retorcida puede seguir defendiendo la guerra de Irak y afirmar, como ha hecho de nuevo Aznar, que "España salió ganando".
Cuando Esperanza Aguirre dice que "no estuvimos en Irak" está faltando al respeto a las tropas españolas que se jugaron la vida en Nayaf o Diwaniya, a los militares españoles muertos en territorio iraquí y a todos los ciudadanos españoles.
En este mundo que da rienda suelta a los delirios de tantos dementes, nos encontramos con declaraciones como las de Esperanza Aguirre este lunes, afirmando que España no estuvo en la guerra de Irak o como las de Aznar, que erre que erre, vuelve a decir que España  “salió ganando” al apoyar la guerra de Irak.
Desconocemos si Aznar lo dice por el atentado del 11M en Madrid en 2004, por la muerte a tiros de varios militares españoles en territorio iraquí o por la batalla 4 de abril de 2004 en Nayaf, cuando las tropas españolas aguantaron durante horas el asedio de su cuartel general, recibiendo ataques de granadas y mortero.
O quizá Aznar lo diga por las contrapartidas adquiridas a cambio de la participación española en la invasión y ocupación de Irak, que son... ninguna. Nuestro país se convirtió en posible objetivo de ataques por haber participado en una operación militar que abrió las puertas del infierno en Oriente Próximo y a cambio, hablando en los terribles términos de la realpolitik, no obtuvo ni más poder o influencia en el escenario global.
España tampoco fue elegida como sede de alguna empresa o instituto internacional que pudieran crear puestos de trabajo -contrapartida que se barajaba por aquella época-, ni logró una pequeña concesión para la explotación de petróleo en Irak, ni siquiera obtuvo la presidencia rotativa de algún organismo internacional simbólico. Nada.
Solo logró colocarse en el centro de la diana como país corresponsable del horror que allí instalaron los impulsores de la guerra, que perdura hasta día de hoy con consecuencias devastadoras para toda la zona y para la propia Europa.
Defender la guerra de Irak a día de hoy es propio de una mente retorcida. Pensar que España gana por participar en una operación que supuso millones de muertos y heridos -incluido el periodista José Couso-, cárceles secretas, torturas, arrestos arbitrarios y humillaciones diarias a los iraquíes, es negar una tozuda realidad que nos muestra día a día la política internacional: que todo tiene consecuencias. Y algunas de esas consecuencias traspasan ya las fronteras de Oriente Próximo y llegan a Europa.
En cuanto a lo de Esperanza... Ay. Esperanza. No estuvimos en la guerra de Irak, dices. Me pregunto qué pensarán al oirte las viudas de los militares españoles asesinados en territorio iraquí, los militares que aguantaron el asedio de Nayaf, los que participaron en la misión en Diwaniya o los que presenciaron, día a día, cómo aquél país estaba descomponiéndose de forma alarmante.
No estuvimos en la guerra de Irak, dices. Por eso el grupo más numeroso de periodistas en Bagdad en 2003 éramos precisamente los españoles, algo que jamás habría ocurrido si nuestro país no hubiera participado directamente en esa operación militar.
¿No estuvieron en Irak los siete agentes del CNI muertos en una emboscada en una carretera iraquí, Alberto Martínez, Carlos Baró, José Merino Olivera, José Carlos Rodríguez Pérez, José Lucas Egea, Alfonso Vega Calvo y Luis Ignacio Zanón Tarazona?
¿No lo estuvo el comandante de la Guardia Civil Gonzalo Pérez García, herido de un disparo en la cabeza en Irak durante una operación conjunta de la brigada Plus Ultra y la policía iraquí en Hamsa, y muerto 13 días después?
¿Tampoco estuvo en Irak el sargento primero del Ejército del Aire José Antonio Bernal Gómez, muerto por un tiro en Bagdad, ni el capitán de navío Manuel Martín-Oar, muerto en el atentado contra la sede de la ONU en Bagdad en 2003?
España sí estuvo en Irak, contribuimos a una invasión ilegal que militarizó el país, que introdujo una enorme cantidad de armas y que impuso un reparto del poder por cuotas sectarias, fomentando la división y la fragmentación del país. Estuvimos, a pesar de que no había armas de destrucción masiva, como nos había asegurado Aznar.
Son demasiados años de mentiras e insultos a la inteligencia de la gente. Si este fuera un país sano, las preguntas del día serían:
¿Va a solicitar el PP la dimisión de Esperanza Aguirre y de José María Aznar, por engaños insistentes y a sabiendas? y ¿Cómo es capaz de mantener en sus filas a dos personajes que mienten a la ciudadanía sobre cuestiones de enorme importancia?
Podemos esperar sentados a lo que el PP tenga que decir al respecto. Más impunidad y silencio. Todo vale, aunque con ello se pisotee la memoria de los muertos.

martes, 6 de octubre de 2015

- ESPAÑA NO ES PORTUGAL (¿O SÍ?)

España no es Portugal (¿o sí?)

El Gobierno de Mariano Rajoy está encantado con losresultados electorales en Portugal, y su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, se ha encargado de propagar la pertinente lectura: “Han hecho (los portugueses) muchos esfuerzos que están mereciendo la pena, están encarando la recuperación y creo que eso se ha reconocido ahora”. A diez semanas y media de las elecciones generales del 20-D, se trata de alentar una especie de “ola de resignación”, con un razonamiento simple: si nuestros vecinos, cuyo país ha sufrido un rescate en toda regla (no “sólo” bancario) y unos recortes sociales brutales, han votado mayoritariamente a la derecha, será por algo. Se reconfirma laestrategia esencial del discurso del PP: o nosotros o el caos. No hay duda sobre la posible eficacia del mensaje, pero también tiene sus riesgos. Conviene tener en cuenta algunos elementos que diferencian (y mucho) la realidad política de Portugal y la de España. - En Portugal ha logrado un 38,5% de los votos y 104 escaños (a 12 de la mayoría absoluta) una coalición de centro derecha encabezada por el actual primer ministro Pedro Passos Coelho. Salvando las muchas distancias ideológicas, a efectos electorales sería como si aquí se presentaran ahora en coalición el PP y Ciudadanos.- En Portugal, los dos grupos que forman esa coaliciónde centro derecha (el PSD y el Centro Democrático Social-PP) sumaron por separado en las anteriores elecciones de 2011 el 50% de los votos. Es decir que juntos han caído doce puntos. Por cierto, con un nivel de abstención que en 2011 fue del 41% y este domingo subió hasta el 43%. (En España se registró una abstención del 26% en las generales de 2008 y del 28% en las de 2011). - En Portugal, Coelho, por lo demás, se parece a Rajoy como un huevo a una castaña. Se trata de un economista, un tecnócrata decidido a privatizar en Portugal hasta el Cabo de San Vicente aunque no se lo pida la troika, pero que a la vez deja caer la Banca Espírito Santo o liberaliza algún oligopolio para demostrar que el que manda es él y no el poder financiero o empresarial. (Casi como aquí). - En Portugal las opciones fragmentadas de la izquierda han sumado 121 escaños, una mayoría absoluta clara, aunque imposible de articular como coalición de gobierno. El Partido Socialista obtiene el 32,4% de los votos (85 escaños); el Bloco de Esquerda, el 10,2% (19 escaños) y el Partido Comunista en coalición con los Verdes, el 8,3% (17 escaños). Pero el mayor enemigo de los comunistas son los socialistas, y viceversa. Los primeros quieren sacar a Portugal del euro, y los segundos tienen en la cárcel (bajo graves acusaciones de corrupción aún no juzgadas) a su anterior líder José Sócrates, que fue el primer ministro que solicitó el rescate para Portugal. Hoy por hoy, la izquierda española se parece a la portuguesa tanto como Rajoy a Passos Coelho. - En Portugal el Bloco de Esquerda (la referencia en España de Podemos) triplica el número de diputados respecto a 2011. Ha expresado su voluntad de llegar a acuerdos con los socialistas, pero el líder de estos últimos y sucesor de Sócrates,António Costa, ha dejado claro que prefiere dar apoyos puntuales a Passos Coelho antes que pactar con el resto de la izquierda.- En Portugal parece cantado que el Partido Socialistase encamina a un congreso extraordinario en el que podría caer Costa y ser sustituido por algún dirigente más dispuesto a un giro a la izquierda que a sostener a un Gobierno conservador que ha recortado derechos sociales y servicios públicos como si se acabara el mundo. Si se confirmara ese pronóstico de algunos analistas políticos lusos, antes de un año el Gobierno de Passos Coelho podría verse forzado a convocar nuevas elecciones¿De qué se alegra tanto entonces el Gobierno de Rajoy? Obviamente de esa fragmentación de la izquierda que permitirá tomar posesión a Passos Coelho, pero sobre todo de un hecho que, elección tras elección, viene confirmándose en las últimas décadas: las elecciones generales las pierde el gobierno de turno, no las gana la oposición. Dicho de otra forma, quien maneja los Presupuestos Generales, el BOE, la mayoría de los medios de comunicación y la capacidad de sembrar el miedo o de tranquilizar a la población sólo perderá el poder ejecutivo si comete graves errores de última hora o afronta de mala manera cualquier tipo de catástrofe. Y ello aunque haya incurrido en contradicciones absolutas, engañado al electorado o aplicado políticas antisociales. De hecho al PP, aunque no lo exprese públicamente, tampoco le pareció tan mal la victoria en Grecia de Syriza, porque sirve también para confirmar que es muy difícil desalojar a un Gobierno en una sola legislatura, y más aún si consigue trasladar la imagen de que “no hay alternativa”, que “más vale lo malo conocido”, que “son lentejas”… y otros cuantos eslóganes muy propios del espíritu navideño.España no es Grecia ni Portugal por la misma razón por la que no se produjo un rescate total sino bancario, es decir porque la economía española es la cuarta de la zona euro y su rescate completo supondría el fin del euro. Pero esa misma diferencia debería condicionar la valoración de una gestión de gobierno con mayoría absoluta que no ha sido capaz de frenar una sola imposición de la troika ni distribuir con un mínimo de equidad los sacrificios. (Y sin conseguir tampoco los objetivos que esos sacrificios supuestamente pretendían: controlar el déficit y reducir la deuda).La otra gran diferencia respecto a Grecia y Portugal es que aquí entran y salen de la cárcel o se sientan en el banquillo exvicepresidentes del Gobierno y extesoreros del partido de la mayoría absoluta sin que su máximo líder asuma la menor responsabilidad política ni se plantee siquiera renunciar al liderazgo.

jueves, 1 de octubre de 2015

- ORTOGRAFÍA JUDICIAL.

La meritocracia en nuestras administraciones públicas, y también en algunas grandes empresas, es un bien que se echa de menos, se habla mucho de ello pero podría aplicarse el viejo refrán español de: "Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. 

Si un adolescente español cometiera 50 errores ortográficos en un trabajo de redacción de 18 folios, sería recriminado, cuando no suspendido, se hablaría de su falta de atención, de su poco gusto por el estudio o, incluso, de los fallos generados por los sucesivos cambios de planes de estudios en función del color de cada administración. Sin embargo si quien comete esos errores es un juez, aupado por el Partido Popular como vocal del Consejo General del Poder Judicial, más tarde nombrado magistrado del Tribunal Constitucional, hasta su dimisión por ser detenido conduciendo su moto borracho, sin casco, y ahora magistrado de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, todo parece deberse a un error informático que impidió que el corrector ortográfico actuara… ¡sencillamente, patético! Según el razonamiento del juez Enrique López, bastaría con no formar a nuestros estudiantes en ortografía y dotarles de un ordenador con corrector automático para que no cometieran esos errores, aunque mucho me temo que ello no ayudaría a mejorar los resultados del informe PISA para España. 
Sin duda, el concepto del mérito y del esfuerzo de Enrique López es bastante peculiar, él siempre supo lo que hacer para promocionarse adecuadamente, desde frecuentar la FAES, hasta hacerse un asiduo de cualquier acto promocionado por el PP, para llegar a que esta formación política hiciera de su inclusión en el Tribunal Constitucional un asunto irrenunciable, que mantuvo bloqueada la renovación de dicho ente durante varios años, para que poco tiempo después de su nombramiento, su protagonismo en unos hechos totalmente reprochables para un ciudadano normal, no digamos ya para un miembro de la magistratura, vocal del CGPJ y miembro del TC, le hiciera renunciar a ser parte del máximo órgano judicial de nuestro sistema, demostrando una conducta poco ejemplarizante.



Pero los perfiles del juez Enrique López no se quedan sólo en sus errores gramaticales, su discutible mérito para haber sido nombrado hasta las responsabilidades que ostenta o sus conductas cívicas reprobables, ya que el escrito en el que incluyó esos 50 errores gramaticales, estaba destinado a defenderse de las recusaciones realizadas contra él por cuatro acusaciones populares, además de ser cuestionado por la Fiscalía Anticorrupción, que ponen en duda su idoneidad para para formar parte del Tribunal que juzgará la causa Gürtel, debido a su evidente cercanía tanto con el PP, como con FAES, lo que incapacitaría su independencia para actuar como juez justo en dicho proceso; utilizando su ironía, y cierto cinismo, para justificar que el hecho de que su cuñado, Miguel Hernán Manovel García fuera mano derecha del empresario José Luis Ulibarri, imputado en el caso Gürtel o haber cobrado él mismo 11.102,26 euros netos por servicios prestados a FAES, al margen de su total alineamiento político con el Partido Popular.

¿Alguien puede creer que el hecho de que los acusados en el procedimiento Gürtel y sus partícipes a título lucrativo (Partido Popular y Ana Mato) resulten condenados o absueltos, sea indiferente a este juez?Utilizaremos su propia expresión, aun con error ortográfico, de “vallamos pues por partes”, y diremos que no, que es imposible; recordando que la Constitución, nuestra Carta Magna, en su artículo 24.2, establece el derecho a un juez imparcial como garantía fundamental. Dicho queda, en espera de que se cumpla, en el caso Gürtel y en todos.

Mario Martín