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martes, 14 de abril de 2015

- A POR LA III REPÚBLICA.

Tal día como hoy.

Tal día como hoy, hace ochenta y cuatro años, cayó la monarquía y cambió el régimen y todo empezó por unas elecciones municipales, como las que tenemos a la vuelta de la esquina.

Hoy el bipartidismo es la nueva monarquía y estas elecciones municipales y autonómicas el paso previo necesario para arrebatarles el trono.

Tal día como hoy en 1931, el pueblo (ese ente hoy tan desdibujado) tomaba las calles de Madrid y provocaba un cambio de régimen, la caída de la monarquía y el advenimiento de la Segunda República Española. Así, tal cual, saliendo a la calle, después de haber votado mayoritariamente a los partidos contrarios al rey que, con un buen criterio que no había demostrado hasta entonces en su reinado, como cuenta Josep Pla, se dio cuenta de que tenía que plegar velas porque no podía imponer por la fuerza de las armas lo que no había conseguido imponer en las urnas por la fuerza de las razones. Nadie sabe muy bien cómo la bandera tricolor republicana llegó a ondear en el mástil del Palacio de Correos, hoy sede del ayuntamiento madrileño en la plaza de Cibeles, pero el caso es que esa fue la señal que atrajo a miles al centro de Madrid y marcó el inicio del cambio en la jefatura de Estado. Y todo empezó por unas elecciones municipales.

Han tenido que pasar 84 años para que volvamos a encontrarnos ante unas municipales tan decisivas como aquellas. Aquí estamos de nuevo frente a los síntomas de enfermedad del sistema que aconsejan y auguran un cambio de ciclo. Hoy no se trata de hacer caer la monarquía, aunque eso podría discutirse luego, sino de hacer caer el reinado de 40 años de un bipartidismo que se ha convertido en el verdadero régimen monárquico de nuestra democracia, régimen en muchos aspectos absolutista que ha aniquilado la división de poderes y toda barrera a su poder, se ha hecho con el control de la Justicia, ha corrompido las instituciones, ha metido a la empresa en la cama de la política, maneja a la prensa, reprime a la ciudadanía y ha convertido el Parlamento en un obsoleto ornamento tan decorativo como lo fue durante el bipartidismo de la anterior Restauración monárquica en la que se turnaban en el poder para asegurar su continuidad en la cima.

Se parece tanto aquella época a ésta que diríamos que España se ha quedado detenida en la repetición de la jugada. Entonces los caciques compraban el voto y bandas de matones y policías disolvían los focos de disidencia. Hoy las redes clientelares, el sistema electoral y el control mediático hacen muy difícil el vuelco de fuerzas y el matonismo de la policía trata de mantener a raya la crítica con la ayuda de leyes cada vez más represivas. Hoy el bipartidismo es la nueva monarquía y estas elecciones municipales y autonómicas el paso previo necesario para arrebatarles el trono y quitarles la corona. No son solo importantes para recuperar la soberanía popular en la base de la democracia, son esenciales para darles la estocada que les haga tambalearse definitivamente en las elecciones a la presidencia.

Si salen malheridos de las municipales y autonómicas entrarán en una barrena que les haga caer sobre un lado del columpio impulsando el cambio hacia arriba. Si pierden aire, lo cogerán las nuevas fuerzas y se producirá ese salto de mentalidad que hace posible que el asalto de las alternativas. Pero si esquivan el golpe, retomarán aire y lo perderán quienes creen que podemos regenerarnos. Por eso son tan cruciales como aquellas del 31, estas municipales del 24 de mayo, porque son la oportunidad de plantar la bandera en el mástil del ayuntamiento que atraiga a otros hacia el centro de la plaza. Como entonces, no es importante quién iza el trapo sino que unos y otros colaboren para izarlo.

La ventana para colarnos en las instituciones, subir al tejado y hacer ondear la bandera está más abierta que nunca. No es que se vaya a cerrar porque un cambio no solo es posible, ya es seguro en nuestra sociedad, que diría Sampedro, pero sí es cierto que la ventana se entornará y entonces sólo entrará un airecillo de renovación, tal vez tan cosmético como el cambio dinástico. Hay poco tiempo para que esta plaga de cambio ponga sus huevos, como advertía Günter Grass, fallecido ayer, en un viejo poema: “Cuando la langosta invadió nuestra ciudad, no traían ya la leche a casa y el periódico se asfixiaba, abrieron las cárceles y soltaron a los profetas. (…) Pronto volvieron a traernos la leche, el periódico respiró y los profetas llenaron las cárceles”.

Lo que paraliza a gran parte de nuestros vecinos es el miedo del que tanto hablaba Eduardo Galeano, también tristemente desaparecido ayer, que decía que “el miedo de hacer nos condena a la impotencia”. Podemos seguir metidos en el huevo por temor pero, como escribió Grass, “hay que temer también que alguien, fuera de nuestra cáscara, sienta hambre y nos eche a la sartén, sazonándonos con sal... ¿Qué haremos entonces, mis hermanos de dentro del huevo?”. Tal día como hoy hace ochenta y cuatro años, miles de ciudadanos decidieron romper el cascarón y salir del huevo. Veremos si hoy somos tan valientes como ellos.

Javier Gallego.

domingo, 13 de abril de 2014

- A POR LA III REPÚBLICA.

Las dos derrotas de la República.Eco Republicano En 2014 se cumplen 75 años de la caída de la Segunda República por un golpe militar de raigambre fascista. Un golpe que trajo una terrible dictadura, contraria a los más elementales derechos humanos, y que tumbó los avances en democracia, igualdad y libertad producidos ya en aquel régimen republicano que pretendía cambiar de raíz la España de la época.

Pero la República no sólo fue derrotada en 1939. También lo fue 35 años después, con ocasión del pacto de olvido en el que se legitimó la transición a la democracia y el régimen político actual, presidido por la Constitución de 1978. En efecto, una de las cláusulas que caracterizaron aquel pacto fue la de que cada parte “firmante” –antifranquistas y franquistas– renunciara a su pasado como instrumento de reivindicación política. Así, mientras los franquistas renunciaban a la dictadura, los demócratas debían hacer lo mismo con la experiencia republicana.

El papel del rey

Esta equidistancia entre dictadura y República se manifestó desde los primeros pasos del nuevo régimen político. Así, por ejemplo, los partidos que se negaron a renunciar a la denominación republicana (como Izquierda Republicana) no fueron autorizados a presentarse a las elecciones de 1977, las que dieron lugar a un parlamento que después se auto-transformó en constituyente. En el propio pacto de la transición está la negativa a preguntar a la ciudadanía sobre la forma de Estado: república o monarquía. Como el rey fue designado sucesor a la jefatura del Estado por el propio dictador en 1969, el proceso de transición se condujo según los intereses que mejor convenían a la monarquía. El proceso fue tan exitoso que, una vez asentado en el trono, el monarca no consideró necesario jurar o prometer la Constitución; algo que sí había hecho, y hasta dos veces, con las leyes fundamentales franquistas (1969 y 1975).

La derrota republicana durante la transición se sella de forma definitiva en el texto constitucional de 1978, donde se omiten referencias a su antecedente más inmediato: la Constitución de 1931. Tan sólo se encuentra una, no explícita y en una disposición transitoria, relativa a los territorios que en el pasado hubiesen plebiscitado proyectos de estatuto de autonomía (Cataluña, Euskadi y Galicia). Este silencio refrenda el objetivo de los llamados “padres de la patria”, los constituyentes de 1978: asentar la legitimidad del actual sistema político en el propio proceso de transición y no en la Segunda República. Este fue uno de sus “éxitos”.

El desprecio por la República se acentúa según se consolida el régimen. Se despliega toda una política de Estado dirigida a desprestigiar la República, negando la existencia en ella de una auténtica cultura democrática, rechazando sus avances en igualdad y derechos, o tildándola de estalinista. Asimismo, se equiparó a los golpistas y al gobierno legítimo, denominándoles “los dos bandos” y calificándoles por igual de fanáticos o extremistas.

Lo curioso –o quizá no tanto– es que en este viaje coinciden los revisionistas “neofranquistas” con notables intelectuales del régimen de 1978 (Santos Juliá y José Álvarez Junco). Mención propia merece Juan Linz, el “padre” de la moderna ciencia política española, quien trabajó para que la dictadura franquista fuera calificada internacionalmente no de “totalitaria”, sino de meramente “autoritaria”. Por su parte, los juristas apologetas del régimen de 1978 contribuyen a descalificar la Constitución de 1931: muchos la rechazan por “excluyente”, al optar por un Estado laico, frente al texto actual, más “incluyente” e integrador.

Todavía hoy se siente con fuerza esta campaña antirrepublicana. Son contadas las aulas universitarias en las que se explica su Constitución o su cultura política. Tampoco en la educación no universitaria estas enseñanzas cobran la relevancia que deberían tener en la formación de una ciudadanía necesitada con urgencia de conocer su pasado y de consolidar una cultura de derechos humanos. El desprecio queda patente cuando se rechaza incorporar hitos republicanos en el catálogo de fiestas oficiales. O cuando se conmemora la Constitución de Cádiz de 1812 –esclavista, recuérdese– como hito democrático español y espejo en el que mirarse, en vez de tener una mirada más cercana.

La cultura de la transición trajo consigo la segunda derrota de la República; esta vez, por los descendientes de quienes la hicieron sucumbir por primera vez. Hoy, cuando esta cultura y el régimen político a que dio lugar se encuentran en profunda crisis y cada vez son más las voces que reclaman un proceso constituyente basado en una ruptura democrática, urge reivindicar y servirse para ello de la experiencia republicana.

Rafael Escudero Alday es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid

viernes, 20 de septiembre de 2013

- A POR LA III REPÚBLICA,

Juan Carlos, ¿por qué no te vas?

El rey vuelve a ser noticia. Esta vez no se trata ni de amantes, ni cacerías, ni salidas de tono, ni negocios opacos, ni tropezones, ni cuñados imputados, ni elefantes sino de una nueva operación. Los medios llenan portadas, minutos de noticias, declaraciones… sobre la próxima intervención quirúrgica de “su majestad” la cadera real izquierda.

La información coincide con la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de una nueva medida de copago farmacéutico. A partir de ahora, enfermos de cáncer, leucemia o hepatitis crónica, no hospitalizados, tendrán que pagar el 10% de la medicación que recojan en los hospitales. Una decisión que golpea no sólo a quienes menos tienen sino a enfermos graves o crónicos, de cuya vida depende medicarse. Las Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública afirman que dicha medida aumentará la mortalidad entre los más pobres con problemas agudos de salud. La crisis y la falta de recursos son la excusa perfecta para imponerla.

Las limitaciones presupuestarias, pero, parece que no afectan al rey con quien no se escatiman recursos para su operación. El considerado “número uno mundial” en cirugía de cadera, Miguel Cabanela, venido expresamente de Estados Unidos, donde trabaja en la Clínica Mayo, dirigirá la operación, y es quien lo ha examinado. Tal vez, nos podría pasar su presupuesto. Otros ciudadanos podrían precisar de sus servicios, y sería todo un detalle incluirlo en las prestaciones de la seguridad social.

El rey, y toda su familia, nos salen muy caros. No sólo pagamos operaciones de cadera, de las que don Juan Carlos lleva ya unas cuantas, sino, también, viajes al extranjero, personal (secretarios, mayordomos…), mantenimiento y conservación de palacios, guardia real, vehículos oficiales y un largo etcétera. Y cuando pedimos las cuentas, vemos que la factura nos sale muy cara, y eso que no incluye todo el gasto. En el 2013, la Casa del Rey recibió 7,93 millones de euros, sinc contar las partidas de los ministerios de Hacienda, Interior y Defensa.

En el Estado español tenemos el triste honor de ser una de las 29 monarquías que quedan en el mundo. La crisis debería ser una muy buena oportunidad para replantearnos el tema. Juan Carlos, ¿por qué no te vas? Y de paso te llevas a la familia entera, desde el cuñado que nos ha robado, a la princesa mantenida en Suiza, cuyo traslado nos va a costar una fortuna, a tu señora la reina, a tu hijo… No somos súbditos ni vasallos y no queremos monarcas ni príncipes ni princesas. Adiós, y no vuelvas nunca.

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martes, 29 de enero de 2013

- ESPERANZA AGUIRRE Y LA II REPÚBLICA.

La talentosa y cazatalentos Esperanza Aguirre ha escrito que la II República fue un auténtico desastre para España y para los españoles. Y le preocupa y entristece el entusiasmo con que se exhibe la bandera republicana, que a su juicio simboliza uno de los periodos más nefastos de la Historia.

Es periodística y políticamente obligatorio recordarle a Aguirre, de modo neutral, el índice de importantísimos avances instaurados durante esa etapa de nuestra historia:

1. La promulgación y puesta en vigor de la primera Constitución democrática en España.

2. La asunción del poder de un Gobierno provisional de primer orden.

3. El sensible aumento del número de escuelas y de maestros y, nótese, maestras.

4. Una reforma agraria lógica y no arbitraria ni demagógica.

5. Luchar por la elevación del nivel cultural de los españoles.

6. Separación absoluta entre el Estado y la Iglesia.

7. Ley de divorcio por primera vez en España.

8. La creación del Cuerpo de la Guardia de Asalto (más tarde Policía Armada) con intención no represiva, como era la Guardia Civil, sino defensiva.

9. Reducción del personal del Ejército sin provocar traumas personales.

10. Plan de Obras Públicas, que posteriormente se apropió el franquismo, como por ejemplo el trasvase Tajo-Segura, Plan de pantanos en las Confederaciones Hidrográficas del Duero y Ebro, la carretera de alta ingeniería de Granada a Sierra Nevada.

11. Establecimiento por primera vez en España del Impuesto de Declaración de la Renta.

12. Intentar la vertebración de España a través de la aprobación de Estatutos de Autonomía (el catalán en su totalidad y puesto en práctica, el vasco ya durante la guerra civil, y el gallego, que no dejó de ser un proyecto a realizarse).

Todo un alarde y muestrario de justicia y modernización de España, alejándose de monarquías absolutas, golpes militares, y retraso secular. Negar esto es caer en la ruindad.

Desgraciadamente varias causas entorpecieron y bombardearon la buena marcha del nuevo sistema político: 1. Las graves y egoístas disensiones entre los partidos políticos, todos, la CEDA de Gil Robles, las desavenencias entre las varias tendencias del PSOE, el Partido Comunista y su pretensión de establecer la dictadura del proletariado, Anarquistas al completo, y los demás partidos claramente minoritarios como Falange o los Tradicionalistas. 2. La rotunda y decisiva oposición y contraactividad de la Iglesia Católica. 3. El Gran Capital y su implacable presión económica. 4. La incultura absoluta de una mayoría importante de los españoles. 5. El ambiente totalitario que existía en Europa. Naturalmente todo esto llevó a la desestabilización y preparación del golpe militar.

No existe, en mi criterio, un ansia republicana mayoritaria en la sociedad española, y los intentos bienintencionados en tal sentido son más románticos que prácticos y explicativos de las ventajas políticas de un regreso republicano. Las posibilidades de retorno de la República en la actualidad se reparten, en mi opinión, al 50% con la pervivencia de la Monarquía, pero crecerán notablemente con el transcurso del tiempo, no sé si mucho. La Familia Real no está a la altura exigible de las circunstancias; su conducta debe ser nítida y ejemplar, cosa que no está ocurriendo. Hasta en la sucesión de las mujeres al trono el Rey no está poniendo el empeño necesario para impulsarla, y si no cuida su imagen, inevitablemente llegará la República.

Nunca nada es inocente. Ni siquiera Esperanza Aguirre. Siempre todo es espurio e interesado en mayor o menor medida. Como Esperanza Aguirre también. La II República pecó y la hicieron pecar. Y es que la triste historia de España resulta extraordinariamente difícil de encarrilar. Sobre todo con personajes como Aguirre. Pero es el único intento de que la vida sea una bella probabilidad.

Arturo González. Publico.es

lunes, 20 de agosto de 2012

- BANDERA REPUBLICANA.

¡Qué poca vergüenza de gobierno tenemos en España!

republicana

martes, 14 de abril de 2009

- III REPÚBLICA.


Hoy, 14 de abril, se conmemora el 78 aniversario de la proclamación de la II República, después del triunfo de las izquierdas en las urnas. República que supuso un avance en las leyes respecto a las mujeres y a los obreros, pero que la derecha, ayudada por la iglesia católica, puso todas las trabas habidas y por haber para que no triunfara y lo consiguieron con el golpe de estado del 36 y la consiguiente sublevación militar. Hoy, 78 años después, se sigue reivindicando la restauración de la III república y la eliminación de la monarquía, después de pasada la transición con la muerte del dictador y el papel tan importante que jugó esta.

Acabo de leer en Público.es una encuesta sobre república o monarquía y los resultados son concluyentes: el 87 % apoya la república, el 11 % la monarquía y el 2% no se pronuncia.

No podemos, ni debemos consentir que una institución arcaica y trasnochada, como es la monarquía, aunque sea parlamentaria, siga siendo el sistema de gobierno en España. Me dirán que así lo votamos en la Constitución la mayoría de los españoles, porque no nos dieron la otra posibilidad, pero la Constitución de puede y se debe cambiar y adaptarla a los tiempos que corre y darle a los españoles la oportunidad de elegir entre monarquía o república.