miércoles, 27 de agosto de 2008

- QUE NO SE ME ACERQUE UN CURA.

Que no se me acerque Rouco.
BEATRIZ GIMENO.27/08/2008

Con el espíritu aun conmocionado por la tragedia área ocurrida la semana pasada en Madrid, y más aún porque personas queridas han tenido relación con ella, con mi absoluto respeto a todas las víctimas, faltaría más, quiero manifestar muy en serio que si muero en tragedia aérea, marítima, terrorista o de cualquier otro tipo, no quiero que el cardenal Rouco (ni ningún cardenal) se acerque ni por asomo a mi memoria. Es mi derecho.
Pero parece que ya tenemos misa. Una misa a la que asistirán los reyes y algunos ministros. No se le quiere llamar funeral de estado y se duda si dejar o no espacio a otras religiones. De nuevo nos topamos con la invisibilidad a la que somos sometidos los ateos y el ateísmo, que es percibido o bien como inexistente o bien como no merecedor de ningún respeto. ¿El estado sólo reconoce a los católicos o a las personas religiosas? ¿Y los demás? Si el estado quiere hacer un reconocimiento a los muertos, lo que debe hacer es un funeral laico en donde todas las personas, todas las familias, se sientan por igual reconocidos y, luego, que cada una haga su propio funeral religioso si lo quiere.
Se me puede decir que soy una exagerada, que un funeral católico, al fin y al cabo, no hace daño; que consuela a muchas familias, que la mayoría serían católicas etc. etc. A esto yo respondo que hay personas (ciudadanos y ciudadanas con sus derechos) a quienes un funeral religioso con carácter estatal sí hace daño. Daño personal, porque mi familia, mis amigos y amigas, mis personas queridas y desde luego también yo misma, creemos que pocas instituciones son tan siniestras como la iglesia católica; que pocas instituciones, ideologías o creencias han provocado tanto sufrimiento como las iglesias. Y en lo que a mí respecta, llevo toda mi vida peleándome con la iglesia católica que si pudiera me haría arder en una pira: por izquierdista, materialista, atea; por feminista (defensora a ultranza de esa perversa ideología de género) y por lesbiana.

Si entre los muertos había alguien que compartiera conmigo alguna de esas características, que seguro que lo había, es terrible para su memoria que un personaje como Rouco Varela sea el encargado de honrarla de parte del Estado. Imaginen la situación de mi familia si yo hubiera fallecido en ese accidente. Por eso lo dejo por escrito, si muero en tragedia de cualquier tipo, por favor, que alguien se acuerde; quiero a Rouco Varela bien lejos de mi memoria.

Después de leer este artículo de Beatriz Gimeno publicado en El Plural de hoy, cuyo contenido comparto plenamente, no tengo más remedio que escribir algo sobre los funerales de estado (todos religiosos bajo la óptica católica) y el papel de la iglesia católica monopolizando los sentimientos religiosos de todas las personas implicadas, directa o indirectamente en el tema y mientras el gobierno socialista dejando pasar impávido los acontecimientos y no ofreciendo una alternativa real a los hasta ahora funerales de estado, es decir, un funeral aconfesional, como el estado, donde tengan cabida todas las opciones religiosas sin ningún trato discriminatorio, pero parece ser que estos socialistas miran más las ventajas electorales que sus propias ideas y las de la Constitución y hacen más bien poco en el tema de la relaciones Estado – Iglesia católica y el Concordato (herencia franquista) de por medio.

Tengo dicho y lo escribo aquí para el que lo quiera leer, que cuando me muera (espero que sea muy tarde) me saquen todos los órganos que se puedan trasplantar a otras personas y con el resto que no sirva para nada que lo incineren y con las cenizas resultantes que las esparzan por Bonares, pero todo esto sin pasar, ni si quiera por el lado de la iglesia no sea que hasta el último momento les sirva de motivo a los curas para hacer de las suyas. Por eso he titulado mi escrito: “No quiero que se me acerque un cura”.

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