Nuevo código de conducta para sacerdotes.
Actualizado 21-08-2008 10:47 CET
Alejandra Ross
Desde que estallaron las primeras denuncias sobre abusos sexuales a menores perpetrados por clérigos de la Iglesia Católica, tan sólo en Estados Unidos más de 4.500 sacerdotes han sido acusados de este delito.
La extensa difusión de los medios ha alentado a miles de víctimas (por mucho tiempo silenciosas), a sumarse cada año a la extensa lista de demandantes. Esta lluvia de demandas, a su vez, está vaciando los bolsillos de la institución religiosa, que en las últimas tres décadas ha pagado cientos de millones de dólares en materia de acuerdos y conciliaciones.
En el 2003, por ejemplo, la Diócesis de Boston pagó 85 millones de dólares; un año más tarde, su homóloga en California la superó por 15 "cabezas", abonando la 'módica' suma de 100 millones en compensación monetaria a las víctimas de abuso sexual ,y en lo que va de este año, la Archidiócesis de Chicago ha pagado 12.6 millones ....y la cifra sigue en aumento.
Hace algunos años, las instituciones eclesiásticas de diferentes estados comenzaron a redactar y distribuir entre sus clérigos una serie de códigos de conducta apropiados (en lo que al trato entre trabajadores de la Iglesia y menores se refiere). Por ejemplo:
La Diócesis de Stockton establece lo siguiente en su Código de Normas Pastorales, publicado en el 2003: " Los ministros deben estar alerta sobre sí, de su propia vulnerabilidad y de la de otros cuando trabajan con jóvenes (...)". "El contacto físico con jóvenes puede ser malinterpretado, y debe ocurrir (a) sólo cuando completamente no sea sexual y de otra forma apropiada y (b) nunca en privado". (Sección IV Conducta Pastoral, 1.1 y 1.2).
El Código de la Diócesis de Sacramento, dice en su inciso 3.2: "Los trabajadores de la Iglesia nunca deben estar solos con jóvenes durante cualquier actividad relacionada con la parroquia o con la Iglesia. Por ejemplo: los adultos deben evitar toda situación que los deje solos con un menor de edad en la rectoría, edificio parroquial, escuela u otro lugar cerrado (salvo cuando sea necesario para el sacramento de reconciliación).
La Diócesis de Arlington (2004) en su Código de pautas generales de comportamiento con niños (...), lee en parte así: "No debe tener reuniones programadas o regulares con un niño sin conocimiento del padre o tutor" (Sección A, 3).
La vulnerabilidad moral de algunos representantes eclesiásticos, las excepciones a las reglas ('nunca' y 'salvo') y la extrema confianza que los padres depositan en aquellos no han hecho más que prolongar los abusos. Evidentemente, las medidas tomadas por la Iglesia para lidiar con este escandaloso panorama no han arrojado resultados alentadores.
Quizás por ello, y en busca de una solución definitiva, es que la Arquidiócesis de Chicago ha decidido promulgar un decreto de conducta; en parte, similar a los ya mencionados, pero que posee un elemento distintivo. ¿Cuál es? Listar una serie de situaciones de la vida real absolutamente prohibidas para cualquier miembro del personal clerical.
Según este nuevo decreto, están absolutamente prohibidos:
· Los besos.
· Los abrazos.
· Cargar a los menores sobre los hombros.
· Sentarlos en las rodillas,
· Hacerles cosquillas.
· Disciplinarlos verbal o físicamente.
· Intercambiar mensajes de texto.
· Estar a solas con él o ella.
· Permitir que se queden a dormir en la Iglesia.
Y por supuesto...
· Tocar sus partes privadas.
Quienes aún no entienden dónde comienzan y terminan los parámetros de lo que moralmente se considera "conducta apropiada", ya no tendrán de qué preocuparse: los ejemplares son gratuitos y están al alcance de todos.
domingo, 24 de agosto de 2008
- CÓDIGO CONDUCTA SACERDOTES.
Esta tarde, después de ver 2 películas ambientadas en la guerra civil española, me he puesto a repasar artículos de prensa interesantes para mí y me he decidido a transcribir el siguiente sobre las conductas de los sacerdotes católicos sobre los abusos sexuales, las indemnizaciones millonarias que están pagando por sus "vergüenzas" y para no ir a la cárcel. Además se añade un código de conducta a seguir por los sacerdotes católicos para no caer en dichos "pecados".
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