domingo, 19 de febrero de 2012

- REFORMA LABORAL

Cientos de miles de personas protestan en toda España contra la reforma laboral.

Los sindicatos y el Gobierno miden por primera vez el sentir ciudadano ante la ley.

"Si el Gobierno no rectifica, continuaremos en la movilización creciente", afirman CC OO y UGT.

Apenas 59 días después de llegar a La Moncloa, Mariano Rajoy ya se ha topado con su primera gran protesta contra su política. Decenas de miles de personas han salido este domingo a la calle de 57 ciudades españolas convocados por UGT y CC OO para pedir cambios profundos en la reforma laboral que el Gobierno aprobó el 10 de febrero. De lo contrario, amenazan, habrá más movilizaciones. "Si el Gobierno no rectifica, continuaremos con la movilización creciente", concluía el manifiesto leído en Madrid.

Cifras estimadas. (Entre paréntesis, cifras de la policía o el Gobierno)

Los sindicatos todavía no concretan en qué consistirá esa "movilización creciente". Pese a la respuesta del domingo, todavía se resisten a hablar en público de la huelga general y mucho menos a especular con la fecha en la que se podría convocar. "Voy a seguir hablando de la reforma, y no me voy perder en el debate sobre la respuesta", defendía el líder de UGT, Cándido Méndez, en la Puerta del Sol de Madrid.

Para las centrales de trabajadores, las medidas emprendidas por el Gobierno no solo pretenden cambiar el mercado laboral, sino el modelo social a través de los recortes presupuestarios. De ahí que hayan emprendido lo que llaman una "movilización inclusiva", que se ha concretado con la presencia de manifestantes que, con la habitual camiseta verde, se oponen a los recortes en la educación madrileña; los trabajadores afectados por el cierre de la planta de Arcelor en Villaverde; los que rechazan los recortes sanitarios; y la presencia de miles de personas del movimiento 15-M, que de forma crítica, y entre reproches a UGT y CC OO, se sumaron a la protesta.

Con el lema "No a la reforma laboral injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para el empleo", han arrancado las manifestaciones en las principales provincias andaluzas, aragonesas, catalanas, castellanas, vascas, gallegas, baleares y valencianas, y en ciudades como Gijón, Santander, Pamplona, Cáceres, Las Palmas de Gran Canaria, Logroño, Ceuta y Melilla. La primera estaba convocada a las 10.30 en Córdoba, y la última a las seis de la tarde en Ibiza, aunque el grueso de las protestas se han celebrado a mediodía.

La jornada es el inicio, según las dos principales centrales, de una campaña de concienciación "creciente y sostenida" contra la reforma del Gobierno del PP, que entre otras medidas, limita a dos años la ultraactividad de los convenios, generaliza el contrato con un despido de 33 días de indemnización y concreta las causas que permiten a los empresarios despedir con 20 días, por ejemplo si suman tres trimestres consecutivos con un descenso de los ingresos. La siguiente jornada de protestas esta convocada para el miércoles 29. No obstante, Toxo y Méndez han admitido que no convocarán una huelga general hasta que el "ánimo" de los trabajadores sea el adecuado.

Frente a los sindicatos, en la retina del Gobierno está aún el paro del 29 de septiembre de 2010 contra la reforma laboral del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que no fue tan dura como la aprobada ahora por el PP. De hecho, fue Rajoy el primero en hablar de esta posibilidad, cuando, en una conversación informal en Bruselas antes de aprobar la reforma, dejó caer que le costaría una huelga general. El presidente del Gobierno, que acaba de clausurar el congreso del PP en Sevilla, ha expresado su respeto por las protestas, pero ha asegurado que la reforma es "justa, buena y necesaria" para el país.

Mientras, el PSOE ha estado presente en las protestas de Madrid mediante una delegación,  que ha contado con la presencia de la portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez, que ha sido abucheada por medio centenar de indignados al grito de "no nos representan". En la cabecera de la manifestación también se ha visto al exministro de Trabajo, Valeriano Gómez y a Diego López Garrido, a quien algún manifestante le preguntaba desde la acera donde había estado en la huelga general de 2010 y en la reforma de pensiones. Los socialistas, que pretenden recuperar la relación con los sindicatos y el apoyo social, han convertido esta reforma en el escenario de su política de oposición frontal al Gobierno.

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