miércoles, 22 de febrero de 2012

- LA IMAGEN DE ESPAÑA.

Mariano Rajoy, preguntado ayer por las violentas cargas policiales de Valencia, hizo un llamamiento a la “serenidad y responsabilidad de todos” para evitar dar “una imagen que no es la de nuestro país”. El presidente del Gobierno quiso ofrecer una declaración institucional y equidistante a la que cabe oponer varias objeciones. En primer lugar, los incidentes ocurridos en Valencia durante la última semana no surgen por esporas ni por capricho o divertimento característicos de una adolescencia “difícil”. Los estudiantes (y profesores y padres y madres) del Instituto de Educación Secundaria Lluís Vives se manifiestan contra los durísimos recortes educativos decididos por la Generalitat y por el Gobierno que preside Rajoy. En segundo lugar, las protestas estudiantiles consisten en cortes de tráfico, sin que haya constancia de agresiones a personas o contra el mobiliario urbano; la única violencia demostrada a través de imágenes y testimonios directos es la ejercida por fuerzas policiales contra lo que su jefe superior en Valencia considera “el enemigo”. En tercer lugar, que chicos y chicas menores de edad reciban porrazos no es una cuestión “de imagen”, sino un uso desproporcionado de la autoridad que debe ser investigado por la fiscalía correspondiente. Por último, la mala imagen será del Gobierno y de su delegación en Valencia, no de “nuestro país”, porque en realidad es excelente para España la imagen de miles de jóvenes que llenan las plazas armados con libros.

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