Un Ayuntamiento como Madrid deja de ingresar 94 millones cada año, el Estado, unos 3.000 millones.
Los obispos españoles miran para otro lado ante la decisión de Monti de quitar a Iglesia italiana sus privilegios fiscales.
La decisión del primer ministro italiano, Mario Monti, de dejar a la Iglesia sin sus privilegios fiscales ha dejado en evidencia a la jerarquía eclesiástica española, amparada en los acuerdos del Estado y la Santa Sede de 1979. Por lo pronto, los obispos españoles miran para otro lado en intentan tapar el sol con un dedo alegando que tienen “exactamente el mismo régimen que cualquier fundación y cualquier partido político”.
Lo cierto es que con la exención del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) con que cuenta la Iglesia, un Ayuntamiento como el de Madrid deja de ingresar cada año 94 millones de euros, según dados del exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón, citados por El País. En el conjunto del Estado la cifra se sitúa en los 3.000 millones, de acuerdo con Europa Laica, Juventudes Socialistas e Izquierda Unida.
Jiménez Barriocanal niega los privilegios.
La Iglesia católica está exenta del IBI y de otros impuestos, gracias a los acuerdos entre el Estado y el Vaticano firmados en Roma el 3 de enero de 1979. Sin embargo, el responsable económico de la Conferencia Episcopal Española y presidente de la COPE, Fernando Giménez Barriocanal, lo ha negado alegando que “el régimen fiscal que tienen las instituciones de la Iglesia católica, en su 99% no deriva de los acuerdos Iglesia-Estado, como la gente piensa, sino de la Ley de Mecenazgo 49-2002. En materia de IBI, por ejemplo, tenemos exactamente el mismo régimen que cualquier fundación y cualquier partido político. No hay un régimen de privilegio en ningún caso. Debe quedar claro”, afirmó Giménez Barriocanal hace una semana, cuando los medios de comunicación le preguntaron a él y al portavoz de esa organización, Juan Antonio Martínez Camino.
Una tajada de los Presupuestos y otros pagos a la Iglesia
La Iglesia no solo se beneficia de las excepciones fiscales, sino que recibe una buena tajada de los Presupuestos Generales del Estado. Este año la jerarquía eclesiástica recibirá 248,3 millones, proveniente del IRPF. Aparte de esto, el Estado paga los salarios de miles de profesores de catolicismo y de cientos de capellanes castrenses, hospitalarios y penitenciarios. No hay que olvidar las subvenciones a la enseñanza religiosa concertada con casi 4.000 millones y la conservación del patrimonio arquitectónico de la iglesia.
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