A continuación transcribo íntegramente el artículo publicado en El Plural por Juan Luis Valenzuela sobre las perlas cultivadas en las bocas de muchos dirigentes nacionales del PP sobre Andalucía y, en especial, la de la "borrica" Monserrat Nebrera sobre el habla y más cosas de la ministra Magdalena Álvarez.
¿Ahora no dicen nada los del PP andaluz sobre esas declaraciones o es que están de acuerdo con ellas?
Bona nit tingui vostè, senyora Nebrera
Solemos catalogar como fobia a un sentimiento de odio o rechazo hacia algo. Creo que la fobia que caracteriza a los dirigentes del Partido Popular hacia los andaluces, se debe a una patología política extendida entre sus miembros.
Es cada vez más reiterativo el hecho de que cuando desde las filas del PP nacional se refieren a Andalucía, salgan al descubierto los tópicos rancios en forma de ofensas archivadas en su imaginario. No es casual. En mi opinión obedece a que les falla el subconsciente y perciben el hecho andaluz, no como lo que es, sino como lo que quisieran que fuera. Es lo que en mi particular análisis denomino como el subconsciente fóbico andaluz de la derecha española.
Y es que no resulta demagógico afirmar que Andalucía, se ha convertido para los líderes del PP –y subalternos si graduación-, en el blanco más cercano de las invectivas de sus discursos. Los andaluces venimos soportando desde hace años las ofensas reiteradas, las burlas y chanzas falsamente recurrentes o graciosas y las humillaciones verbales más denigrantes que cualquier territorio español ha recibido.
A los andaluces, los conservadores nos han llamado de todo. El cabeza de lista al Parlamento europeo, Jaime Mayor Oreja, nos convirtió en la “puerta al yihadismo”. Desgraciada calificación para un pueblo que ha enterrado víctimas terroristas en número tristemente importante.
Otro “cerebro” del europeísmo, Aleix Vidal-Quadras, tal vez haciendo honor a la segunda parte de su primer apellido, tildó al padre de la Patria andaluza, Blas Infante, de “cretino integral y payaso”, de ser “uno de los tontos más grandes de Europa” y de ser un “subnormal profundo”. El ex ministro de Trabajo y hoy alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio, nos llamó indolentes, calificativo que debe de estar en el manual de campaña del PP por su reiteración en tiempos electorales de boca de sus candidatos.
No fueron suficientes las coces recibidas sino que en la última campaña, Génova 13, desplegó en el frente Sur, su ejército de indomables gladiadoras. Aguirre y Mato. Esperanza Aguirre, vino y nos convocó a acabar con "los caciques socialistas" en Andalucía olvidando tal vez, que ella misma lleva sin bajarse del coche oficial en Madrid, una pila de años –que diríamos en andaluz-.
En el colmo del agravio a un pueblo que hace esfuerzos notables por la mejora en la educación de sus hijos, Ana Mato, persona de confianza de Arenas, llegó a declarar que "Los niños andaluces son prácticamente analfabetos". Luego vino Pizarro -Manuel-, el gran tiburón y gran esperanza Young Urban and Proffesional -yuppi- con la pretensión misionera de imponernos una caña de pescar a los andaluces y de paso, ya puestos en faena y para no perder la costumbre, calificarnos de subsidiados... Y así podríamos continuar hasta llenar un espacio amplísimo de este artículo.
Y en eso llegó Monserrat Nebrera. Supermontse o megamontse, la neocamboísta de antaño reconvertida a piquesiana de ahora. Confieso que no me han sorprendido sus declaraciones en el sentido de reírse, porque eso es lo que ha hecho, reírse repito, de nuestra forma de hablar y de nuestro correcto y autóctono acento andaluz. No me ha sorprendido pues era ya mucho el tiempo en el que las gargantas difamadoras de lo andaluz, andaban calladas.
Me duele especialmente que esta nueva andanada descalificadora venga desde Cataluña. Una tierra bellísima que visito muy asiduamente y en la que me siento cómodo, muy cómodo. Un precioso territorio de España, en el que como tantos andaluces tengo parte de mi familia. Me duele que pueda pensarse que Nebrera es representativa de un sentimiento que anida en Cataluña y que supuestamente percibe una Andalucía rural y atrasada con unos charnegos andaluces de paisanos. No, no es eso. Ella no representa a Cataluña. Nebrera es sólo el símbolo de una derecha reaccionaria, paternalista e intransigente. Por cierto, pueblo culto el catalán que los ha puesto reiteradamente en la cuasi marginalidad del arco político. Nebrera es una más del ejército popular que practica el desprecio a lo andaluz como Aguirre, Mato, Cañete, Aparicio, Pizarro, Cuadras y los que te “rondaré morena”.
Y el capitán general de este bronco ejército se llama Javier Arenas. En él y sólo en él, reside la responsabilidad de mandar callar a sus maleducados conmilitones y de exigir que no insulten más a la tierra y a los ciudadanos que aspira a presidir. Nunca los ha callado, jamás los ha excusado. Ni lo hará. Y así, Sr. Arenas, no haga cuentas de llegar a presidirnos algún día.
Bona nit tingui vostè, senyora Nebrera. m'entén així?, és que sóc de Còrdova
* Juan Luis Valenzuela es coordinador de El Plural Andalucía
jlvalenzuela@elplural.com
Y es que no resulta demagógico afirmar que Andalucía, se ha convertido para los líderes del PP –y subalternos si graduación-, en el blanco más cercano de las invectivas de sus discursos. Los andaluces venimos soportando desde hace años las ofensas reiteradas, las burlas y chanzas falsamente recurrentes o graciosas y las humillaciones verbales más denigrantes que cualquier territorio español ha recibido.
A los andaluces, los conservadores nos han llamado de todo. El cabeza de lista al Parlamento europeo, Jaime Mayor Oreja, nos convirtió en la “puerta al yihadismo”. Desgraciada calificación para un pueblo que ha enterrado víctimas terroristas en número tristemente importante.
Otro “cerebro” del europeísmo, Aleix Vidal-Quadras, tal vez haciendo honor a la segunda parte de su primer apellido, tildó al padre de la Patria andaluza, Blas Infante, de “cretino integral y payaso”, de ser “uno de los tontos más grandes de Europa” y de ser un “subnormal profundo”. El ex ministro de Trabajo y hoy alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio, nos llamó indolentes, calificativo que debe de estar en el manual de campaña del PP por su reiteración en tiempos electorales de boca de sus candidatos.
No fueron suficientes las coces recibidas sino que en la última campaña, Génova 13, desplegó en el frente Sur, su ejército de indomables gladiadoras. Aguirre y Mato. Esperanza Aguirre, vino y nos convocó a acabar con "los caciques socialistas" en Andalucía olvidando tal vez, que ella misma lleva sin bajarse del coche oficial en Madrid, una pila de años –que diríamos en andaluz-.
En el colmo del agravio a un pueblo que hace esfuerzos notables por la mejora en la educación de sus hijos, Ana Mato, persona de confianza de Arenas, llegó a declarar que "Los niños andaluces son prácticamente analfabetos". Luego vino Pizarro -Manuel-, el gran tiburón y gran esperanza Young Urban and Proffesional -yuppi- con la pretensión misionera de imponernos una caña de pescar a los andaluces y de paso, ya puestos en faena y para no perder la costumbre, calificarnos de subsidiados... Y así podríamos continuar hasta llenar un espacio amplísimo de este artículo.
Y en eso llegó Monserrat Nebrera. Supermontse o megamontse, la neocamboísta de antaño reconvertida a piquesiana de ahora. Confieso que no me han sorprendido sus declaraciones en el sentido de reírse, porque eso es lo que ha hecho, reírse repito, de nuestra forma de hablar y de nuestro correcto y autóctono acento andaluz. No me ha sorprendido pues era ya mucho el tiempo en el que las gargantas difamadoras de lo andaluz, andaban calladas.
Me duele especialmente que esta nueva andanada descalificadora venga desde Cataluña. Una tierra bellísima que visito muy asiduamente y en la que me siento cómodo, muy cómodo. Un precioso territorio de España, en el que como tantos andaluces tengo parte de mi familia. Me duele que pueda pensarse que Nebrera es representativa de un sentimiento que anida en Cataluña y que supuestamente percibe una Andalucía rural y atrasada con unos charnegos andaluces de paisanos. No, no es eso. Ella no representa a Cataluña. Nebrera es sólo el símbolo de una derecha reaccionaria, paternalista e intransigente. Por cierto, pueblo culto el catalán que los ha puesto reiteradamente en la cuasi marginalidad del arco político. Nebrera es una más del ejército popular que practica el desprecio a lo andaluz como Aguirre, Mato, Cañete, Aparicio, Pizarro, Cuadras y los que te “rondaré morena”.
Y el capitán general de este bronco ejército se llama Javier Arenas. En él y sólo en él, reside la responsabilidad de mandar callar a sus maleducados conmilitones y de exigir que no insulten más a la tierra y a los ciudadanos que aspira a presidir. Nunca los ha callado, jamás los ha excusado. Ni lo hará. Y así, Sr. Arenas, no haga cuentas de llegar a presidirnos algún día.
Bona nit tingui vostè, senyora Nebrera. m'entén així?, és que sóc de Còrdova
* Juan Luis Valenzuela es coordinador de El Plural Andalucía
jlvalenzuela@elplural.com
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