jueves, 2 de octubre de 2008

- EPC Y PP


Los inspectores entran en las clases por primera vez desde el franquismo

Los funcionarios "visitan" el aula de Ciudadanía e interrogan a los profesores

La entrada de un inspector en medio de una clase lectiva para realizar tareas sistemáticas de "control" en los institutos públicos no se producía desde el franquismo. Es lo que le faltaba al sistema educativo valenciano para añadir más "tensión" a la ya de por sí complicada implantación de la versión inglesa de Education for Citizenship en inglés, traducida por la Generalitat, comentan profesores y representantes.

En las aulas valencianas de 2º curso de ESO, además del tutor de Ciudadanía impartiendo su clase y del vehiculador de inglés traduciéndola, ha irrumpido la figura del inspector, que "entrevista" al profesor y rellena informes "confidenciales". Pero no en inglés, en castellano.

Las instrucciones, de ocho páginas, elaboradas por el Servicio Central de la Inspección Educativa consisten en que "el inspector, una vez en el centro, entreviste primero al director". Posteriormente, "pase a interrogar al o los profesores que imparten Ciudadanía en inglés". Y, por último, "si durante su estancia se imparte una clase lectiva, debe visitar el aula".

Con esto, el inspector habrá rellenado en 45 minutos tres "documentos confidenciales" numerados y archivados bajo el epígrafe de "Visita al aula de Educación para la Ciudadanía", interrogado a tres profesionales, e interrumpido a los alumnos para vigilar si "la materia de Ciudadanía, ¿se da en inglés?".

Esta noticia, leída hoy, parece una vuelta al pasado franquista, cuando, según oí a compañeros ya jubilados, que te abrían expediente por no llevar chaqueta o corbata, por no rezar o hacer los cánticos oficiales del momento. Pero aquello pasó a la historia y los inspectores también cambiaron su forma de actuar y pasaron a ser meros apéndices de la administración que velaba por la aplicación de las normas emanadas de la administración educativa, pero no entraban a las clases a ver cómo daba las clases y, si lo hacía, era cuando tu centro tenía una evaluación interna que duraba alrededor de un mes y entraba en las clases a hablar con los maestros.

Pero estos “señoritos” del PP no saben qué hacer por llevarle la contraria al gobierno, sobre todo en educación, ya que predican que no quieren adoctrinamiento moral de los alumnos, pero sí religioso dentro de las escuelas y por eso animan a los padres, en compañía de la jerarquía católica, como no podía ser de otra forma, a objetar en la asignatura Educación para la Ciudadanía, porque no quieren que les enseñen una serie de valores recogidos en la Constitución y en la Declaración de los Derechos Humanos, que es el contenido de la citada asignatura.

No contentos con esa campaña no se ponen de acuerdo entre ellos en las diferentes autonomías donde gobiernan, dónde cada una hace lo que le da la gana, pero sobre todos los madrileños, con la Sra. Aguirre a la cabeza, y los valencianos, con el Sr. Camps, que se inventa la clase de EpC en inglés con un profesor traductor, con el consiguiente aumento del gasto en profesorado que podría repercutir favorablemente en otras asignaturas o en otras facetas de la educación, pero por llevar la contraria no saben qué hacer.


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