Reivindicando a Escuredo.
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La Andalucía moderna e institucional nace con Rafael Escuredo, el primer
presidente elegido en urnas de la comunidad autónoma y líder de la rebelión
popular que supuso el referéndum del 28F
27 de febrero de 2024 20:06hActualizado el 28/02/2024 10:33h
Para la izquierda y,
parte de la derecha, es un referente, pero 44 años después no se le ha dado el
lugar merecido. Todos le han sacado como un paso de Semana Santa cada 28
de febrero, como él mismo dijo con sarcasmo en una entrevista del periodista
Rafael Rodríguez en 2020. “Me lanzaban dos o tres saetas y otra
vez para dentro”. No se trata de medallas o de títulos, que los tiene. El
PSOE de Juan Espadas y Manolo Pezzi ha reaccionado para reivindicar su legado y
que la historia de Andalucía se escriba con su nombre como protagonista. Quizás
un poco tarde. Ha tenido tres décadas para hacerlo. Ha hecho falta que el PP
alcanzara el gobierno de la Junta de Andalucía con su propio relato y que
Escuredo escribiera un libro para desmemoriados, junto a Juan Cano Bueso, - “Valió
la pena. La lucha de Andalucía por su autonomía”-. “Aquello fue una lucha en solitario del pueblo andaluz para
situar a nuestra tierra en el lugar que le correspondía”. A
Escuredo parece preocuparle más que los hechos no se olviden y que se traslade
a las nuevas generaciones el esfuerzo de lo que se logró, su valor político y
lo que ha supuesto para la vida de los andaluces. “La Andalucía que nosotros
conocimos tenía 1,5 millones de analfabetos”, dijo en aquella entrevista a elDiario.es Andalucía.
Los gobiernos socialistas fueron incapaces de llevar
la historia autonómica y el origen de sus símbolos como disciplina de estudio a
los colegios. Tampoco el PP ha solventado esa carencia. Los niños y niñas
siguen con su mollete con aceite cada 28F.
El olvido de la gesta autonómica es terreno abonado para la renacida
ultraderecha, su declarada guerra a las autonomías en general y a los símbolos
andaluces en particular. Volviendo a las banderas. Qué nostalgia al ver pasar
las tractoradas recientes de las gentes del campo por las calles de las
ciudades andaluzas protestando contra su abandono político, enarbolando solo
banderas rojas y amarilla en sus vehículos. Hubo aquel tiempo en que todas las
protestas campesinas llenaban los campos andaluces de banderas verdes y
blancas.
El fracaso de la pedagogía. Un ejemplo de clase de secundaria: Preguntan a
los alumnos de un colegio si saben quién es Blas Infante, y responden que un
cantante de rap o que un cuentacuentos. Preguntemos a los profesores por la
ruta de los pueblos de Blas Infante o por el origen de los símbolos
andaluces. Habrá silencios y alguno podría sorprender que Rafael Escuredo
es un escritor de novelas. Y no se equivoca. Rafael Escuredo ha escrito una
decena de libros de ficción, entre ellos una saga policíaca.
Varias generaciones, la de los menores a 50 años, desconocen la historia de
la autonomía de Andalucía, la importancia del 28F y sus protagonistas. Para
muchos de los que no vivieron de adultos aquellos días del referéndum, el 28F
no es más que un día de fiesta, que siendo escolares celebraron con un desayuno
de mollete con aceite de oliva y el himno que nunca aprendieron. Esas
generaciones no tienen interiorizado la Andalucía autonómica como un activo
político, ni la trascendencia que ha tenido para el bienestar de sus vidas.
Hay culpables. Los gobiernos socialistas sucesores de Escuredo fueron
incapaces de llevar la historia autonómica, sus protagonistas, el origen de sus
símbolos como disciplina de estudio a los colegios e institutos. Tampoco el PP,
pese a lo anunciado, ha solventado esa carencia. Los niños y niñas siguen con
su mollete con aceite cada 28F.
Moreno se ha puesto el traje andalucista sin complejos, se exhibe con
lugares, personajes y símbolos de la autonomía, ninguneando a sus adversarios
de siempre, los socialistas
Durante décadas, las manifestaciones del 4D, germen de la conquista
autonómica, y el referéndum del 28F, culmen de la misma, llegan a la opinión
publicada según la pugna partidista. Cada partido hace una lectura interesada
de su papel en los acontecimientos. La izquierda y andalucistas (socialistas,
PCA y PSA) tuvieron un liderazgo en el proceso autonómico, eso es histórico y
no se puede ocultar. Los socialistas capitalizaron el sentimiento andalucista
por aquel 28F hasta permanecer en el poder 37 años. Se lo deben a Escuredo.
Pero a sus sucesores también se les fue la mano dejando fuera a la derecha de
aquellos logros, por el hecho de que tanto la UCD como Alianza Popular pidiesen
la abstención o el voto en contra en el referéndum del 28F. Ni el consenso del
segundo Estatuto en 2007 entre PSOE y PP logró limar el resquemor en este
partido.
El vacío didáctico dejado por los socialistas unido al resentimiento de
años noqueado cada 28F, ha sido aprovechado por el PP al llegar al Gobierno de
la Junta de Andalucía en 2019. Ha impulsado su propia lectura sin apenas
contestación ilustrada. “El cuento de que el PP es malo para la autonomía se ha
acabado”, frase de Juanma Moreno investido presidente. Moreno se
ha puesto el traje andalucista sin complejos, se exhibe con lugares, personajes
y símbolos de la autonomía, ninguneando a sus adversarios de siempre, los
socialistas. Se apropia del relato hasta el punto de crear con éxito un Día de
la Bandera de Andalucía el 4D junto a históricos del PA. En aquellas
manifestaciones participaron históricos del centro derecha hoy en el PP.
Comete el mismo error que sus antecesores socialistas. En ese afán de
interpretar la historia, el PP busca imponer a Manuel Clavero, el ministro de
la UCD que dimitió para apoyar el sí en el referéndum del 28F, como el gran
protagonista de la autonomía. Sin aquel apoyo de Clavero, que contagió al
electorado de la UCD (este partido obtuvo 24 diputados en las generales de 1979
en Andalucía frente a 23 de los socialistas), probablemente el referéndum
hubiera fracasado. El entorno de Rafael Escuredo lo tiene claro: “Votó mucha
gente que no era de izquierdas, si no, no sale”. La posición de Clavero
“desmonta los miedos del centro derecha”, intoxicada con que el referéndum era
una estrategia de los socialcomunistas para hacerse con el poder. (El
vocabulario en la derecha para referirse al actual gobierno del PSOE se repite
décadas después).
La salud y la edad no le permitiría una huelga de
hambre como la que sostuvo para que el Gobierno de la UCD aceptara el
referéndum y Adolfo Suárez le dijera una fecha tras aquella histórica
entrevista en la Moncloa.
Juanma Moreno reivindica a Clavero porque fue el único político destacado
de la derecha que impulsó entre este electorado el sí a la autonomía plena el
28F. Clavero, que soñó con un andalucismo de derechas (Unidad Andaluza) sin
éxito electoral, no llegó a militar en el PP como sí hicieron otros dirigentes
de la UCD en Andalucía, como Soledad Becerril, que fue alcaldesa de Sevilla, y
Francisco de la Torre, alcalde de Málaga. Pero el PP lo ha adoptado como “padre
de la Andalucía moderna” por su etapa de ministro que impulsó la arquitectura
autonómica. Cuando el verdadero padre de la Andalucía moderna es Rafael
Escuredo.
Moreno ha sido osado con el papel de Clavero: Encargó un busto del político
para colocarlo en el Parlamento en parangón a los de Blas Infante y el
socialista Plácido Fernández Viagas (primer presidente de la junta
preautonómica), puso el nombre de Clavero a la sala de reuniones del Consejo de
Gobierno y creó en 2020 una medalla con su nombre en la gala de premios
institucionales del 28F. Hasta esa fecha Clavero y Escuredo eran ambos hijos
predilectos de Andalucía. La misma distinción. Desde entonces, Rafael Escuredo
es medalla del premio Manuel Clavero. El premio de la humillación. “Ellos
quieren ser conversos, bienvenidos, pero que no cambien la historia. Moreno no
fue el primero, fue Escuredo”, Pezzi a simpatizantes socialistas.
Rafael Escuredo, que acaba de cumplir 80 años, sigue siendo un rebelde. La
salud y la edad no le permitiría una huelga de hambre como la que sostuvo para
que el Gobierno de la UCD aceptara el referéndum y Adolfo Suárez le dijera una
fecha tras aquella histórica entrevista en la Moncloa. “¡Qué gol le he
metido!”, le dijo al salir al periodista Enrique García. Sigue publicando
novelas (‘Sombras de luz’ en 2023) y mantiene el vigor de siempre para analizar
sin ataduras la política actual, ahora con otro megáfono, el de las redes
sociales. Defiende la amnistía en Cataluña sin paños calientes y arremete
contra los críticos de su partido con Pedro Sánchez, desde Felipe y Guerra al
presidente de Castilla la Mancha. “El presidente Page dice que no entiende la
política de Pedro Sánchez, olvidando que somos decenas de miles los que no
entendemos la suya”, posteó en X (antes Twitter) el pasado 13 de enero.
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