martes, 4 de agosto de 2009

- LECCIONES

Las diez lecciones del caso Camps

Camps, tras conocer el sobreseimiento de la causa contra él. | Efe

Camps, tras conocer el sobreseimiento de la causa contra él. | Efe

Marisol Hernández | Valencia

Actualizado martes 04/08/2009 13:45 horas

Los coletazos de la 'trama Correa' en la Comunidad Valenciana ponen sobre la mesa la necesidad de regular los regalos a los políticos y de que controlen sus amistades.

No obstante, el asunto no está cerrado, visto que la Fiscalía Anticorrupción anunció que presentaría hoy martes el recurso de casación ante el Tribunal Supremo, un día después de hacerse público el auto dictado por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), que acuerda el sobreseimiento libre del 'caso Gürtel'.

1. Un presidente no debe tener en su círculo de amistades a 'El Bigotes'.

A los amigos no se les exige normalmente su declaración del IRPF, pero un político que preside una comunidad debe cuidar como nadie sus amistades. Francisco Camps cayó en las redes de seductor de Álvaro Pérez y casi acaba en el banquillo.

Cuando se ocupa un puesto de esta responsabilidad, es necesaria una intuición a prueba de aduladores para discernir el polvo de la paja. 'El Bigotes' -que nunca dejó de trabajar para Francisco Correa- no puede ser la persona que una Nochebuena cualquiera llame a un presidente. El "nos ha engañado" que esgrime Presidencia de la Generalitat no les descarga de responsabilidad.

2. Un partido no puede contratar únicamente con una empresa

Desde su aterrizaje en la Comunidad Valenciana, Orange Market se convirtió en la empresa de referencia del PP. El argumento para explicarlo fue que Álvaro Pérez hacía su trabajo muy bien y que su disponibilidad era absoluta. Pero lo cierto es que sólo trabajaba para los 'populares'. No se le conocen otros contratos pseudo privados, a excepción de Feria Valencia, lo que da fe de cuál era la posición de Orange en el mercado.

3. La empresa del partido no puede contratar con la Generalitat.

Si no es comprensible que toda la actividad externa de un partido la monopolice una sola empresa, menos lo es que esta firma sea objeto de adjudicaciones de la Generalitat.

Álvaro Pérez se quejaba amargamente en los despachos de Presidencia de los pocos contratos que se le daban. Tal vez no debió recibir ninguno.El PP debería haber puesto esta condición antes de convertir Orange Market en su principal proveedor. Aunque el TSJCV ha dejado claro que no hay relación entre los regalos y las adjudicaciones, éste es un asunto que deberá abrir una reflexión.

4. Un político debe afrontar los contratiempos.

La manera más adecuada de enfrentarse a las dificultades es decir la verdad. Francisco Camps debió defenderse desde el minuto cerocon todos los argumentos que tenía a su favor. Un presidente es responsable, sobre todo, ante los ciudadanos, y el primer ámbito para ejercer esta función son las Cortes Valencianas.

Frases como "tengo unas ganas locas, locas, locas de explicarme"o "quedan uno o dos escaloncitos" no han sido suficientemente explícitas.

5. Un presidente necesita un entorno sólido y audaz.

La pluralidad es una de las mayores virtudes de la democracia. Si un dirigente sólo tiene asesores que le dicen lo bueno que es, corre el riesgo de equivocarse.

Francisco Camps ha aparecido durante estos meses demasiado sobreprotegido. Las dificultades del proceso Gürtel han puesto de relieve algunas carencias en su entorno, que ha errado en sus previsiones. El TSJCV no iba a abrir una investigación por un asunto para ellos inexistente como el de los trajes, y lo hizo. Y Camps nunca sería imputado, y lo fue. Dentro y fuera del PP ha sido muy cuestionada la estrategia del caparazón.

6. Un dirigente no puede aceptar cualquier regalo.

A cualquier persona informada y con sentido común no le resultaría muy difícil discernir qué regalos están dentro de la cordialidad social —propia de las relaciones políticas— y cuáles no. Una caja de naranjas como las que Rita Barberá envía a Javier Arenas en Navidad lo está, un reloj como el que Álvaro Pérez supuestamente mandó a la ex consejera de Turismo y actual presidenta de las Cortes, Milagrosa Martínez, no. Urge una regulación de qué dádivas son o no aceptables. No es necesario aprobar una ley, es suficiente con un reglamento interno.

7. Un gobierno autonómico no puede pararse porque su presidente tenga un problema.

El presidencialismo impuesto por Francisco Camps ha resultado pernicioso. Como norma, un político debe saber elegir a los mejores. El dirigente valenciano escogió hace dos años un Ejecutivo de bajo perfil político y esta estrategia se ha demostrado errónea.

Con alguna excepción, el Gobierno autonómico no ha existido durante el proceso del 'caso Gürtel'. En el mayor momento de debilidad de Francisco Camps, los consejeros escogidos por él no han demostrado ni ideas ni iniciativa.

8. La política nacional entraña riesgos.

El presidente de la Generalitat Valenciana había ganado en los últimos años cierta proyección nacional, fruto más de su hegemonía electoral en la Comunidad que de su aportación al debate político. Sin embargo,estaba decidido a relanzar su carrera en Madrid, con objetivos siempre ocultos o disfrazados del interés por mejorar la influencia valenciana.

Cualquier incursión de estas características entraña riesgos. Por eso el presidente debía estar preparado para los éxitos y para las críticas.

9. Todos los que te dicen que te quieren pueden dejar de hacerlo.

La política implica la asunción de un cierto grado de hipocresía; mayor o menor en función del sistema de valores de cada persona. Gürtel ha demostrado a Camps que tiene enemigos, posiblemente más de los que pensaba dentro y fuera del partido. Pese al apoyo inquebrantable de Mariano Rajoy y de la dirección del PP, el dirigente ha sufrido cierto cuestionamiento interno. El archivo de la causa por el TSJCV supone la primera reparación.

10. Un político no puede tener a un juez como amigo.

Hay frases que cuando se dicen se desconocen sus efectos. Camps se equivocó al afirmar que el presidente del TSJCV, Juan Luis de la Rúa, era su "amigo", y éste, al contribuir al intercambio de piropos. Pero en aquel momento ninguno podía intuir que les uniría un proceso judicial y que De la Rúa debería resolver un recurso de apelación del presidente.

Este artículo ha sido publicado hoy en El Mundo, un diario nada sospechoso de ser de izquierda, sino todo lo contrario.

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