La larga noche de las rosas de Puebla de Guzmán ya ve la luz.
“Se hacían
interminables las noches, insufribles”. Para Beatriz, que ya le habían
matado a su hijo Gaspar. Para María y para María Dolores. Para María Márquez y
María Rodrigo, a cuyo hermano también lo habían asesinado. Para María Peña,
para María San Blas y para Catalina, “que no conocía eso que sus verdugos
llamaban política o comunismo”. Para María Blasa y para Dolores, de la que
intentaron abusar hasta la misma noche de su asesinato. “Las dejaron en el
cementerio, amontonadas en una fosa abierta. Y allí las echaron. Y allí están,
amontonadas”, cuenta el periodista Rafael Moreno en su libro Perseguidos, editado por el Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria
Social de Andalucía de CGT-A.
“Se hacían interminables las
noches, insufribles”. Para Beatriz, que ya le habían matado a su hijo
Gaspar. Para María y para María Dolores. Para María Márquez y María Rodrigo, a
cuyo hermano también lo habían asesinado. Para María Peña, para María San Blas
y para Catalina, “que no conocía eso que sus verdugos llamaban política o
comunismo”. Para María Blasa y para Dolores, de la que intentaron abusar hasta
la misma noche de su asesinato. “Las dejaron en el cementerio, amontonadas en
una fosa abierta. Y allí las echaron. Y allí están, amontonadas”, cuenta el
periodista Rafael Moreno en su libro Perseguidos, editado por
el Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria Social de Andalucía de CGT-A.
El desfile continuó con Antonia,
Concha, Mercedes, Sampedro, Dolores y Concepción, cuyo hijo, Félix, no dejó
crecer, mientras vivió, jaramagos, ni cardos, ni ortigas sobre la fosa donde
enterraron a estas 15 mujeres. Cuenta Moreno que Félix sembró un rosal, lo
injertó con otros y salieron rosas rojas, amarillas, lilas… Y allí, en
el viejo cementerio de Puebla de Guzmán (Huelva), siguen ocultas bajo la maleza
esas otras 15 rosas y su crimen, sólo recordadas por José, un hombre de 95
años, hijo de María Blasa, una de ellas.
José, aquejado de una bronquitis, no pudo asistir al acto de presentación
del libro, cuyo germen fue publicado previamente en este periódico por
el propio autor el pasado junio. Pero no pudo contener la emoción en su casa,
cuando supo que el alcalde, Antonio Beltrán (PSOE), había anunciado que buscará
y exhumará la fosa donde supuestamente está su madre y las otras mujeres. El
regidor lo hizo público la semana pasada ante unos 150 vecinos, que no cabían
en la biblioteca municipal, donde se celebró el acto. “Hemos recogido
el sentir de los vecinos y el Ayuntamiento asumirá, con subvención o sin ella,
la investigación y la posterior exhumación de la fosa por una cuestión de orden
moral, porque los vecinos tienen que ver reparada la memoria de sus familiares“,
confirmó a Andalucesdiario.es el alcalde, que insiste en que es una obligación
investigar esos crímenes. En Puebla de Guzmán, entonces con unos 6.000
habitantes -hoy la mitad-, se calcula que mataron a más de 80 personas.
El pasado julio, el Ayuntamiento solicitó una subvención a la Dirección
General de Memoria Democrática de la Junta para iniciar los trabajos pero fue
denegada por “puntuación insuficiente”. Según el alcalde, la primera fase, la
de investigación, supone un coste de 23.000 euros. “La siguiente fase, la de la
exhumación, la tiene que cuantificar aún la arqueóloga”, aclara el alcalde, con
quien -asegura- mantendrá una reunión la semana próxima.
76 AÑOS OCULTO
“No se ha hecho nada en 76 años hasta ahora. Esta fosa está también
incluida en el mapa elaborado por la Junta de Andalucía en
2011. Pero, insisto, no se ha hecho nada hasta que no se ha publicado esta
historia. Ese momento en la biblioteca fue precioso. Es un ejemplo más de la
importancia de airear estos casos”, explica el editor, Cecilio Gordillo, que
llevaba preparado un escrito para el alcalde donde pedía la intervención en la
fosa. “Si algo bueno tuvo el boom de la memoria histórica es que animó a mucha
gente a salir del silencio”, añade el historiador Francisco Espinosa en el
prólogo.
Rafael Moreno destaca también la importancia de la publicación para
arrancar compromisos a la administración. El autor confía ahora en que
el alcalde efectivamente cumpla: “Sobre todo por José, un hombre que se
sigue emocionando y que, de alguna manera, esto le va a permitir descansar al
menos un poco”.
José Domínguez, conocido como Pedro el Sastre, fue enviado al
frente a batallar donde operaban las tropas italianas que apoyaban a Franco en
La Alcarria. Desde allí mandaba cartas a su madre sin saber que la
habían matado. “Madre, no me llegan noticias suyas. Creo que no ha recibido
la primera carta que le mandé en septiembre, nada más llegar a estas tierras
alcarreñas. Me resulta extraño este silencio de letras y tintas pero serán
cosas de los correos en tiempos de guerra”, escribe en una misiva recogida en
el libro. Su memoria ha puesto nombre y apellidos a unas mujeres, a unas
vivencias y recuerdos que, como subraya Francisco Espinosa, muy difícilmente
habrían entrado en los libros de historia. José, con 95 años, ha logrado que
todos los demás recuerden también a las Rosas de Guzmán.
.http://www.andalucesdiario.es
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