Crear un nuevo impuesto medioambiental es subir los impuestos. Aumentar los impuestos especiales, del alcohol y del tabaco, es subir los impuestos. Mantener la subida del IRPF en el 2014, ese «recargo temporal de solidaridad» que solo estaría dos años, es subir los impuestos. Subir el impuesto de sociedades eliminando algunas deducciones es, por supuesto, subir los impuestos. Y si detallo estas obviedades una por una es para subrayar el valor cercano a cero de la palabra del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que esta semana volvió a demostrar qué entiende por decir la verdad. «No hay impuestos el viernes», aseguró el miércoles en los pasillos del Congreso. Cabe preguntarse qué parte del «no» no habíamos entendido. Lo explicó Cristóbal Montoro al anunciar el viernes lo que Rajoy había negado: no es una subida de impuestos, es una «novedad tributaria», un «ajuste de algunos impuestos» para «converger con Europa». Me queda claro.
Que Mariano Rajoy nos mienta no es noticia. Lo lleva haciendo años: es el líder de la oposición que recogió firmas contra la subida del IVA al 18% y que después elevó el IVA al 21%. Es también el político que votó en contra de la jubilación a los 67 años y que ahora planea que nos jubilemos a los 70. Es el presidente que negó que fuesen a subir los impuestos en su toma de posesión y que después los subió en su primer Consejo de Ministros. La novedad es que ya no se molesta siquiera en buscar excusas. Es falso que «la herencia recibida» (marca registrada) sea la razón que justifique sus anteriores incumplimientos; el PP sabía perfectamente qué es lo que tenía por delante y, aun así, siguió prometiendo un unicornio para cada español durante la campaña electoral. Pero ¿de qué guindo se ha caído esta semana Rajoy para que lo que no iba a pasar el miércoles se haga realidad el viernes? ¿Cómo creer al presidente en el futuro?
Tampoco se entiende la ventaja política de una mentira así. La había durante las elecciones: ocultar el verdadero programa aseguró la mayoría absoluta. Pero ¿qué gana Rajoy negando el miércoles una subida de impuestos que se anuncia a los dos días? ¿Por qué lo hace?
PRÓRROGA PARA EL DÉFICIT
Lo peor, lo más nefasto de la política de comunicación del Gobierno, es que, en el fondo, el viernes había alguna buena noticia que vender: no hacía falta mentir esta semana. Que la Unión Europea conceda una prórroga de dos años a España para reducir el déficit es una excelente novedad, un éxito del Gobierno que evitará recortes más duros y, tal vez -siendo optimistas-, el principio del fin de la suicida política de la austeridad en Europa. ¿Para qué mentir entonces? ¿Por inercia?
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