martes, 13 de diciembre de 2011

- CABALLERO SEÑORITINGO ANDALUZ.

Cuánta razón tiene don Cayetano Luis Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, conde de Salvatierra, al indignarse con los jóvenes andaluces a los que tal vez no haya tratado demasiado en persona, pero a quienes conoce bien por referencias, por lo que le han contado tantas veces desde niño los propios capataces de sus fincas, por cosas que siempre se acaban oyendo aunque no se quiera en cócteles, reuniones y almuerzos con otros latifundistas, por declaraciones que han hecho sobre el tema políticos como Duran i Lleida que conocen bien el paño…

A preguntas de Jordi Évole en su programa de La Sexta Salvados, don Cayetano fue muy claro, como se debe ser cuando se habla nada más y nada menos que del futuro de una tierra a la que, después de dejar la equitación, uno ha entregado prácticamente toda su vida intentando sacar adelante unas modestas y ruinosas fincas que en realidad la Casa de Alba sigue conservando más que nada por dar trabajo a las pobres familias que llevan años viviendo de ellas, aunque luego no se lo agradezcan a uno, por cierto.

A propósito de la juventud del sur sostiene don Cayetano: “Cuando ves que la gente joven no tiene el menor ánimo de progresar, eso es grave; eso pasa sólo en Andalucía, sinceramente, en el norte de España no pasa, en el centro tampoco, ni siquiera en Extremadura”. Debe ser muy duro llegar a una conclusión tan amarga. Hay que tener mucho arrojo personal para admitir que la gente por la que uno viene desvelándose desde hace no se sabe cuántos años le paga a uno con la falsa moneda de la abulia, la desidia, el abandono y la absoluta falta de “disponiblidad y mentalidad para el trabajo”.

Sólo un auténtico aristócrata es capaz de mirar de frente la verdad sin arredrarse, y no sólo de mirarla, sino de contarla en televisión y someterse así al vil escrutinio de la plebeya opinión. ¡Ay, de qué poco ha servido a todos esos jóvenes jornaleros el ejemplo preclaro de don Cayetano, particularmente cuando hacía ondear el nombre de España en los hipódromos de medio mundo merced a sus triunfos a caballo! Da ejemplo para esto. Déjate la vida sobre una silla de montar para que luego los hijos de los aparceros de tus fincas se nieguen a imitar tu entrega, tu sacrificio, tu sudor a pie y a caballo, tu inquebrantable compromiso con el progreso de Andalucía al conservar fincas por cuyo cultivo la Unión Europea apenas se digna darte un mísero millón de euros que hoy en día, y después de pagar jornales a tanto vago, no da ni para una yegua como Dios manda.

Antonio Avendaño . Publico.es

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