La trama mediática.
Secuestro, restos de serie.
26 Ago 2010. Javier Vizcaíno
No estaba todo dicho sobre la liberación de Pascual y Vilalta. Los amanuenses rezagados reclaman, en compañía de los columneros de la penúltima fila, su derecho a piar. Pase el primero, de nombre, Paco Reyero, con domicilio en La Razón: “La necesidad de aventura de Pascual y cía ha derivado en una oportunidad de lucimiento para Zapatero, dispuesto siempre al arrullo de aquellos ‘españoles por el mundo’ con los que se saca brillo a las uñas”.
Premien al meritorio con un ¡oooh! admirado y déjense seducir por Miguel Durán, padre de Don Sebastón y cachiporrero dialéctico de La Gaceta, que tiene una pregunta para ustedes: “¿Se moverían ZP y su Gobierno junto con toda la ‘progresía subvencionada’ de igual modo si los secuestrados fueran unos cuantos curas o monjas?”
Más difícil todavía, ¿y si hubieran sido españoles de pura cepa? Desde ABC, Martín Ferrand se temía que tampoco. “Lo de los cooperantes de la ONG secuestrados el pasado noviembre en una caravana en la que no lucía ninguna bandera española y sí varias cuatribarradas, es otra tartita de la pastelería monclovita”, anotaba el perspicaz opinador.
El milagro de Mali
Ahí está el matiz, diría Cantinflas, y con él, Arcadi Espada, que celebraba en El Mundo el milagro obrado por el cautiverio en uno de los secuestrados: “Es que Vilalta había dicho ‘nuestro Gobierno’. No sólo eso: su Gobierno era el Gobierno del Estado español. Y postdata: lo estaba diciendo en lengua catalana, que siempre es más dulce y donde el signo lingüístico tiene que hacer piruetas. ¿Cuántos años hace que no oía eso en boca de un catalán?” ¡Albricias!
Si eso no les ha enternecido, sólo podrá hacerlo el editorialista de Cope con su advertencia a los Señores del Mal. Vean: “Al Qaeda debe saber, de una vez por todas, que el mundo libre detesta el terrorismo y está dispuesto a luchar con armas sólo aparentemente menos fuertes. Esperemos pues, que la pacífica solución de este secuestro refuerce los lazos policiales y jurídicos e impida que Al Qaeda imponga su barbarie”. “Ríndete, Bin Laden”, habría añadido Ruiz Mateos.
Y quien dice Bin Laden, dice Zapatero, que tanto monta, según bramaba Agapito Maestre en Libertad Digital: “La vuelta al vale todo, incluida la violencia y el terror, del estalinismo y, por supuesto, del trotskismo, que también en esto coinciden estos dos ismos, tiene en Rodríguez Zapatero uno de sus iconos contemporáneos”. Que se sepa y no se olvide.
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