Los obispos irlandeses ayudarán a hacer justicia en el caso de los abusos sexuales a menores.
Benedicto XVI califica lo ocurrido de "crimen atroz" y pide afrontar el problema con "determinación y resolución".
MILENA FERNÁNDEZ - Venecia - 16/02/2010
Los obispos de la Conferencia Episcopal Irlandesa tienen ahora todas las cartas para hacer justicia en el caso de los supuestos abusos sexuales a niños cometidos por religiosos irlandeses entre 1975 y 2004. Se han comprometido a cooperar con las autoridades civiles de su país y a "actuar con eficacia". Esta es la comunicación oficial del Vaticano tras la reunión que los prelados irlandeses han mantenido entre ayer y hoy con el Papa, el secretario general del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, y jerarcas de la Curia Romana.
"Los errores y omisiones" cometidos por la Iglesia irlandesa no deberán volver a repetirse. En la nota, el Vaticano reconoce "el fracaso de las autoridades de la Iglesia irlandesa", que durante muchos años no supieron actuar con eficacia para resolver el problema. Este es el tercer encuentro que el Papa tiene con los obispos irlandeses para abordar el tema, y de nuevo ha usado un tono fuerte para referirse a los hechos. "El abuso sexual de niños y jóvenes no es sólo un crimen atroz, sino también un grave pecado que ofende a Dios e hiere la dignidad del ser humano". El proceso será lento, pero firme. "La dolorosa situación actual no se podrá resolver rápidamente", según Benedicto XVI, quien además ha hecho un llamamiento a los obispos para que afronten "los problemas del pasado con determinación y resolución, y para encarar la crisis presente con honradez y coraje". El Papa confía en que la cita "contribuya a unificar a los obispos y les permita hablar con una sola voz en la identificación de pasos concretos que ayuden a curar las heridas de aquellos que han sufrido abusos".
El encuentro del Papa con los 24 obispos de Irlanda no resuelve el problema de raíz, pero es un paso significativo, ha declarado a EL PAÍS el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. "En el pasado, estos escándalos se trataban de una manera superficial, poco adecuada, no eran bien evaluados, se cambiaba a la persona implicada de un sitio a otro. El abuso sexual a menores es un mal que toca a toda la sociedad, pero cuando se trata de un sacerdote, entonces es particularmente odioso. Durante años la Iglesia optó por el silencio, pero la mejor forma de atacar el mal es afrontándolo. La Iglesia tiene la misión moral de atacar el problema".
El Pontífice tomó nota de las observaciones de los prelados para incluir sus impresiones en una carta que en diciembre prometió enviar a los fieles irlandeses. La misiva será distribuida alrededor de Semana Santa, según Lombardi. Los sacerdotes han expresado al Papa su rabia y vergüenza por los hechos ocurridos en escuelas e iglesias irlandesas. Los obispos se han comprometido a garantizar la seguridad de los menores que frecuentan sus parroquias.
Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán, y habría que aplicarlo a la decisión de la iglesia católica de hacer justicia con los curas pederastas de Irlanda, pero también debería hacerlo con el resto de los curas pederastas de los otros países, que por cierto son muchos.
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