sábado, 15 de febrero de 2014

- LAS MUJERES DEL PP.

Vergüenza de mujeres, las del PP.

El ministro Alberto Ruiz Gallardón está que se sale con la cosa del aborto. Su ley llega a desvelarnos que “la norma tendrá un efecto positivo sobre la economía porque aumentará la natalidad”. Traducido al castizo: robarle a la mujer la potestad sobre su cuerpo es un negociazo para España. A mí me suena a prostitución a la católica, que es la que le gusta al machismo del PP: la mujer como paridora de mano de obra barata. En la última sesión parlamentaria de control al Gobierno la diputada socialista Soraya Rodríguez le ha recordado al ministro que ese fue el argumento del dictador comunista rumano Nicolae Ceaucescu para justificar su ley del aborto.

Si uno se para a pensar, es posible darle la vuelta al economicista razonamiento gallardoniano con facilidad pasmosa. Lo que va a provocar esta ley, en el aspecto económico, es una fuga de capitales, pues nuestras mujeres se irán a abortar, pagando, a países con legislaciones menos carcas.

Da asco, miedo y tristeza una ley que mezcla la tragedia de abortar con la balanza económica. Yo no sé cuántas diputadas, senadoras, alcaldesas y concejalas del PP habrán abortado alguna vez, pero calculo que bastantes. O sea, que saben que el aborto no es una afición alegremente follandera, sino un rayo terrible en el cerebro y en el vientre de la mujer. Y del hombre.

No sé si ya lo he contado alguna vez. Cuando yo era un chaval, tuve que llevar a una novieta a abortar a una clínica ilegal en Oporto. Eran más baratas que las clínicas ilegales gallegas. Pasados los días, mi chica se apretaba los pechos enormecidos por las mareas hormonales y me decía: “Esto era para nuestro niño”. Y se echaba a llorar. Nos echábamos a llorar.

Me acordé mucho de aquel niño y de aquellos pechos cuando leí que “la norma tendrá un efecto positivo sobre la economía porque aumentará la natalidad”. La ley de Gallardón está traduciendo a aquel niño, aquellos pechos y aquel dolor en un valor de mercado.

Si aquel niño, aquellos pechos enormecidos y aquel dolor son un negocio para España, no entiendo por qué ahogamos a inmigrantes en Ceuta. También eran manos, brazos y piernas para ese crecimiento económico que augura Gallardón al arrebatarles una libertad más a las mujeres. Además de machista e inhumana, la frase adquiere así también un matiz racista.

Por eso no soy capaz de entender a las mujeres del PP. Que voten convertirse en coños paridores de esclavos para bonanza de la economía del país. Es demasiado hipócrita y, como poco, una asquerosa prueba de sumisión. Francamente, las mujeres del PP no me merecen el más mínimo respeto cuando aceptan en silencio estas barbaridades. Con esa actitud, también aceptarían que Jesús Posada mandara a las diputadas, después de los plenos, a limpiar el hemiciclo. Y cuando el Congreso estuviera mister Propper, a quitarse los mandiles y esmerarse en las tareas reproductivas. Pero sin gozarlas, que es hondo pecado.

Desde que le dieron el ministerio de Justicia, Gallardón se ha puesto machote. Y a su anteproyecto de ley solo le falta decir que todas las mujeres son unas putas salvo su madre y su hermana. Así que si tienen un embarazo no deseado es por vicio. Una palmada en el culo y a la cocina por zorras. Me da hasta vergüenza escribir esto, pero un diablillo con cara de Gallardón me lo está susurrando subido a mi hombro y pegado a mi oreja. Por supuesto, a la derecha. Pena me dan las mujeres del PP, tan calladas, tan en su cocinita, tan dentro de su mandilón de chachas, tan embutidas en su camisón con pudoroso agujerito en la entrepierna. ¿Alguien podría decirme en qué siglo estamos?

Aníbal Malvar

Aníbal Malvar es periodista y escritor.

sábado, 8 de febrero de 2014

- ÉTICA Y RELIGIÓN.

¿Vivir sin ética, vivir sin religión?

Estamos ante dos saberes de tono casi melancólico que insinúan frágiles esperanzas que nunca podrán fundamentar plenamente. Desde sus diferencias, ambos buscan, con similar tenacidad, el sentido de la vida.

MANUEL FRAIJÓ 8 FEB 2014

Con más frecuencia de la deseada tuvo que escuchar el filósofo y matemático Bertrand Russell la siguiente pregunta: “¿Qué le parece más importante, la ética o la religión?”. Con su habitual desparpajo y contundencia, dejó caer la siguiente respuesta: “He recorrido bastantes países pertenecientes a diversas culturas; en ninguno de ellos me preguntaron por mi religión, pero en ninguno de esos lugares me permitieron robar, matar, mentir o cometer actos deshonestos”.

De esta forma tan gráfica defendía Russell una tesis a la que dedicó no pocas energías: sin religión se puede vivir; sin ética, no. No será difícil estar de acuerdo con él. Pero probablemente él era consciente de que los mínimos éticos que señala —no matar, no robar, no mentir, no cometer actos deshonestos— nos llegan, también, como legado de grandes espíritus religiosos como Buda, Confucio, Moisés, Jesús o Mahoma. Es decir: la ética y la religión han tendido a darse la mano, a caminar juntas, a aunar esfuerzos. De hecho, el 83% de los seres humanos vincula su quehacer ético con su pertenencia a alguna de las 10.000 religiones existentes en nuestro planeta.

Esta decidida voluntad de cooperación no ha evitado roces y trifulcas entre ética y religión. Hace casi un siglo, en 1915, el filósofo neokantiano Hermann Cohen se propuso zanjar la secular contienda entre ética y religión. Su propuesta fue nítida: la religión tiene que disolverse en la ética. Sería, afirmaba, el mayor timbre de gloria de la religión. Es más: una religión será tanto más verdadera cuanto más capaz sea de inmolarse y desaparecer en la ética. Desembocamos así en la ética como criterio de verdad de la religión, la tesis que ya había anticipado Feuerbach, el crítico más severo de la religión: “La verdadera religión es la ética”.

Sin embargo, tal vez todo sea algo más complejo. Desde luego, la ética no es un mal destino para nada ni para nadie. ¡Bien que añoramos su presencia en el día a día de nuestro país! Pero la religión no aceptará de buen grado su autodisolución en ella. Preferirá continuar siendo su compañera de viaje. En realidad, las dos vienen de muy lejos. Juntas han recorrido difíciles etapas y conocido parecidos vaivenes y zozobras.

Las grandes conquistas éticas de la modernidad se lograron a pesar de la oposición de las iglesias.

No es cierto que la ética empiece allí donde termina la religión. Tradicionalmente hemos responsabilizado a la ética del qué debemos hacer y hemos reservado a la religión la tarea de administrar el qué nos cabe esperar; pero es muy probable que tal división de tareas no sea pertinente. Lo que de veras intentaron siempre tanto la ética como la religión fue presentar un cuadro inteligible de la vida sobre la tierra.

Artículo completo. http://elpais.com/elpais/2014/01/31/opinion/1391181818_441642.html

domingo, 2 de febrero de 2014

- RESULTADOS, CLASIFICACIÓN Y JORNADA 21.

 jornada 20

jornada 21

- CRÓNICA IRREVERENTE DE UN SÁBADO DE FEBRERO.

La vida va por un lado y el poder por otro (crónica irreverente de un sábado de Febrero).

La vida va por un lado y el poder –hoy casi por completo en manos del PP- por otro. Con enorme tedio se escuchan -casi aunque una no quiera- la sarta de tomaduras de pelo que anda diciendo el PP en su festejo de Valladolid. El uno, Montoro, que lo que mejor hace el gobierno es bajar impuestos sin que se le haya derramado la cara de vergüenza y esté esparcida por el suelo. Ah, que se refería a los ricos. El propio presidente prometiendo –otra vez- que bajará los impuesto pero en 2015, a ver si pica alguien. Pensando desde luego que su puesto es para siempre. Pues ya si acaso lo hago en 2015, o 2020, ya veremos.

No sé qué tendrá planeado Rajoy, el presidente de la comunidad de Madrid (en herencia de Aguirre) al que no le gusta un pelo la democracia, dice que lo fetén es votar cada cuatro años programas que mienten de la A a la Z y que a los movimientos sociales hay que darles duro “como ya se está haciendo, menos mal”.

Con ETA tienen en el PP un lío serio. Uno que está derrotada, otra que no, otro que quizás. Pero mejor no hablamos mucho de eso en Valladolid que les prometimos a las víctimas lo imposible y ahora andan tan irritadas que hasta se nos ha desgajado el partido de extrema derecha por un ala que se despeña en ultra.

¿Se han reunido para contarse mentiras? ¿Para animarse entre ellos? ¿Para que dicten doctrina sus medios de propaganda que ya son casi todos los grandes? Se van a gastar casi 150 millones de euros en publicidad de sus cosas, en aumento notable del presupuesto, pues esto les sale más apañado.

Para que se sepa quién manda sí. Y lo orgullosa que se está del dinero que entra en casa venga de donde venga. ¿Que acusa la justicia a mi marido del alma de cobrar 7.000 euros al mes –más, 7.000 más añadidos a sus muchos sueldos- sin haber firmado contrato alguno? Pues lo siento a mi lado en primera fila.

cospedal.marido.valladolid

He comenzado la fría mañana despejando neuronas y perezas con los bomberos de Madrid. Acusan a la policía del gobierno del PP de acosarles. Vamos, que no pueden ni opinar en las redes sociales. Lo contaban en rueda de prensa con tal convicción y dolor que ponían el corazón en un puño.

Hoy estaba fuertes y contentos, como todo el que toma decisiones y siente le asiste la razón.

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Camino de casa, para una pausa, he parado en el mercado a comprar borrajas que (muy típicas en Aragón) ya las venden en Madrid y ha renacido mi amor por ellas. Al verdulero le han ofrecido (en tono jocoso, como quien oferta una purga) un libro y ha contestado: “que sea pequeño y ligero”. En ningún país se presume de la burrez como en España. Y se nota.

Y luego he acudido a saludar y compartir el Tren de la libertad contra la ley del aborto de Galladón/Rajoy. Madre mía, 30 años más tarde, más de 30 años incluso, y aquí estamos otra vez defendiendo los derechos de las mujeres. Es lo que pasa y pasará cuando se deja absolutamente impune un golpe de Estado y una dictadura fascista de 40 años. Pocos países han pasado página con tanta soltura sobre sucesos tan graves como España. Hasta algunos considerados Repúblicas Bananeras exigieron responsabilidades a los culpables. Y la Historia torcida que no se endereza, se repite. Pero aquí estamos otra vez, con los kilos y las canas y hasta algún asomo de artrosis -poca, tampoco vamos a exagerar-.

Miles y miles, que se entere el gobierno endogámico, sordo. Menos gente joven que mayor, pero muchos hombres lo que es un cambio maravilloso. Al punto de presumir de ovarios, ole por ti, por vosotros, majos.

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Una manifestación sirve fundamentalmente –desde el punto de vista del desfogue anímico- para poder gritar en plena calle: Esto nos pasa por un gobierno facha. Para pedir dimisiones que atruenan. Pero la #mareablanca le ha truncado los planes al PP de Madrid de privatizar la sanidad y da mucha fuerza. Así tenemos al heredero de Aguirre tan enfadado. A ver si la autoridad competente le saca las castañas del fuego. Los bomberos no serán.

Al lado mismo de las miles de personas reivindicando derechos, el Prado eterno –o hasta el corte final de dinero que para la cultura no está- se llena en la mañana de sábado. Pausas tumbados en el césped pese al frío, igual son extranjeros del norte que a cualquier cosa le llaman calor.

presidiendo la escena, la Iglesia de los Jerónimos donde se casan los pudientes con gran afluencia de público también. No tanta, claro está. No tanta. Si en el fondo son cuatro gatos. Rabiosos. Con lo majos que suelen ser estos animales.

Y así anda el poder, sordo a los ciudadanos, y volcado con pasión en sus propios intereses.

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