Los silencios del Presidente.
El señor Rajoy confunde la prudencia con el silencio. Como le ha recriminado la presidenta del Partido Popular en Euskadi, Arantxa Quiroga, ‘llaman la atención los silencios del Presidente’, pero no solo los referidos al caso Bárcenas, negando al Parlamento y a los ciudadanos el legítimo deseo de saber, sino en todos los campos en los que su opinión resulte importante.
Consigue que no sepamos en qué consiste el apoyo de España a los EEUU para el ataque a Siria. Es un experto en eludir respuestas por mucho que se presente ocasión de preguntar. ES incapaz de explicar las razones de la no concesión de los Juegos Olímpicos y se limita a decir que somos un país fiable. Es como una sombra democrática de Franco, supera el apodo de Don Tancredo y de Presidente Plasma. Se burla, desprecia a todo el que no le interesa. Es el gallego perfecto, dicho con completo respeto a los gallegos. Efectivamente no se sabe si sube o baja en la escalera. Pero sí se sabe que realmente y como ha afirmado el Consejero de Cultura catalán, Ferrán Mascarell, España es una anomalía histórica. En vísperas de una Diada que se prevé histórica, Rajoy pacta con Artur Mas negociar en secreto sobre la consulta soberanista, paso previo a la independencia, abriendo todo tipo de especulaciones. Y es una anomalía histórica, como bien muestra la serie Isabel que hoy se reanuda en TVE1, porque nunca cuenta con la opinión de los ciudadanos; simplemente se les imponen las decisiones a través de la viole ncia. Con lo de Catalunya nos podemos encontrar con una solución extravagante e insuficiente. ¿Por qué no podemos conocer los españoles qué se negocia, qué se ofrece, en qué se cede si es que se cede en algo?, ¿es mejor el misterio y el runrún periodístico en algo tan crucial para la historia de España, pasa algo por conocer todo ello, o tendremos que soportar la vieja disculpa de que estas cuestiones es mejor mantenerlas secretas? Produce pánico el desaguisado que puede originar este señor. Esperemos que Con Catalunya no tenga el mismo éxito que con los Juegos Olímpicos.El señor Rajoy confunde la prudencia con el silencio. Como le ha recriminado la presidenta del Partido Popular en Euskadi, Arantxa Quiroga, ‘llaman la atención los silencios del Presidente’, pero no solo los referidos al caso Bárcenas, negando al Parlamento y a los ciudadanos el legítimo deseo de saber, sino en todos los campos en los que su opinión resulte importante.
Con Rajoy todo es secreto en España. Los secretos del silencio. La negación de la democracia participativa. ¿Es ésta la transparencia que quiere brindarnos con su ley aún no nacida? De acuerdo en que a la acción de gobierno es necesario concederle un buen margen de actuación, pero no carta blanca y misteriosa en asunto alguno sea cual sea la mayoría que se tenga. Para que luego diga el Presidente del Congreso, señor Posada, que afirmar que el Parlamento está secuestrado es una exageración. Tiene razón; no está secuestrado, está ignorado. Vetan lo que quieren, acuden solo cuando quieren porque les viene bien, todo lo que tenemos que conocer es a través de los juzgados o de los medios de comunicación. Un país no puede funcionar con un Presidente que se escabulle y refugia en el silencio. En efecto, él y España, son una anomalía histórica. Habla, mudito.
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