Las trituradoras y la descomposición del PP.
– Niño, trae la trituradora y date prisa, que nos pilla el
toro.
Y el dilecto y diligente subordinado,
consciente de la cercanía del fatídico 13 de junio, fecha de la toma de posesión
de las nuevas alcaldías, se pone a la faena sin perder un minuto. Los documentos
comprometedores, uno tras otro, van quedando hechos fosfatina. Con discreción,
sobre todo con mucha discreción, que parezca un accidente… Pero claro, siempre
hay a quien le puede la ansiedad y descuida algún detalle:
Al alcalde saliente de Moralzarzal
(Madrid) lo pillan llevándose del ayuntamiento cajas de documentación:
– Lo que me llevo son mis
pertenencias personales acumuladas durante 20 años, contesta cuando le piden
explicaciones.
Aparecen cinco contenedores con
decenas de bolsas llenas de documentos triturados en Montalbán, una de
las calles de acceso al Ayuntamiento de Madrid.
– Es que tenemos problemas de
espacio, argumentan, y además la destrucción de documentos es una práctica
habitual.
¿Cuántos discos duros se estarán
quedando estos días limpitos en muchos de los ayuntamientos donde sus actuales
corporaciones van a ser desalojadas?
¿Cuántas dificultades tendrán los
recién llegados para poner las cosas en orden?
¿Cuántos marrones heredarán?
¿Cuántos contratos hipotecarán buena
parte de sus programas políticos y dificultarán la puesta en marcha de
sus prioridades?
¿Por qué tienen que pasar tantos días
entre la celebración de las elecciones y la toma de posesión de los nuevos
equipos de gobierno?
Desde el pasado lunes vivimos en una
película de suspense permanente, alimentada sobre todo por quienes se resisten
como gato panza arriba a admitir los resultados electorales. Que tienen que
digerirlos, dicen. Y mientras tanto, atragantados, van sembrando la discordia
por las esquinas e intentando meter el miedo en el cuerpo al personal:
– Que se acaba la civilización occidental, que violan a las
monjas, que queman las iglesias, Venezuela, Hitler, el Estado
Islámico…
Las sombras de Tamayo y Sáez planean
de nuevo, doce años después, por los mentideros madrileños y nadie respirará
tranquilo hasta que Manuela Carmena tome posesión de su cargo. En Madrid y en
muchos otros ayuntamientos de todo el país nadie se atreve a decir “fú” hasta
que pase el último gato.
Hay que levantar las alfombras cuanto
antes, pero… ¿quedarán alfombras el día 13 o estarán todas trituradas también?
Experiencia en borrar rastros no les falta a quienes han pasado años y años
calentando poderosos sillones. “Ni hay pruebas ni las habrá” ¿cuántas veces
habremos escuchado esa frase, o alguna parecida, pronunciada desde la
suficiencia que otorga la sensación de impunidad, la costumbre de abrir la boca
y comprobar cómo siempre hay alguien dispuesto a cumplir tus órdenes, sean las
que sean?
– Insensatos, pensáis que me vais a
pillar, pero lo lleváis claro -piensan. Por mucho que investiguéis, os va a
salir el tiro por la culata.
Costará seguir el rastro de a quiénes
beneficiaron según qué contratos o concesiones, se sudará para demostrar
sobreprecios, adjudicaciones sospechosas y demás componendas… Pero aún así,
empezaremos a ver salir a flote casos como el de este viernes en Valencia, en
el que ha sido detenido nada menos que el delegado del Gobierno. Se le investiga
por presuntos favores hechos a una empresa a la quese adjudicaron contratos para la extinción de incendios
cuando era Consejero de Gobernación.
¿Se está descomponiendo el PP? El
mismo domingo electoral, uno de los acólitos peperos más sobresalientes hablaba
en la tele de “ucedización” del partido y, cuando aún el escrutinio estaba en su
primera fase, ya estaba pidiendo que el día siguiente rodaran cabezas en Génova
13.
Se les está desmoronando el
chiringuito y entre puñalada y puñalada, entre desencuentros, desautorizaciones
y mosqueos varios, se escuchan cada vez más fuertes los gritos que anuncian la
inminencia de la debacle:
– ¡Sálvese quien pueda!
– Pero eso sí, niño, antes trae la
trituradora y deja las mesas como patenas. Y las estanterías, y los cajones, y
los discos duros bien limpitos. Que no quede ni rastro.
Los que entren en los ayuntamientos
el día 13 no van a tener problema para trabajar cómodamente. Se van a encontrar
los ordenadores, con todos sus gigas de memoria vacíos y a disposición de los
responsables de la nueva gestión. Esa gestión en la que, los ingenuos de
siempre, tenemos puestas todas nuestras esperanzas. Esta vez no, por favor. Esta
vez no nos vayáis a fallar también.
J.T.
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