Rajoy se pasó los últimos años repitiendo básicamente tres cosas: que buena parte de los problemas de la economía española tenían su origen en la “falta de confianza” en el Gobierno de Zapatero, que él no subiría jamás impuestos porque eso era un error “capital” y que bajo ningún concepto aprobaría recortes en educación y sanidad. Bueno, y luego también realizó muchas chanzas sobre la descoordinación del Ejecutivo socialista, que él iba a solucionar eligiendo “a los mejores” para su Consejo de Ministros.
Pues bien, con sus firmes convicciones sobre los impuestos ya sabemos lo que ha ocurrido: el PP aprobó el mayor hachazo fiscal a las rentas medias y bajas de la historia de la democracia.
Pero es que, además, el FMI y el Banco de España no se han debido enterar de que en España ya gobierna Rajoy. ¿Cómo se explican si no los pésimos pronósticos para los dos próximos años? Nadie pide milagros económicos en un mes, pero si nos esperan años de crisis, sólo hay dos posibilidades: o Rajoy mintió con su discurso de que la falta de confianza en Zapatero era un grave problema de la economía española que se solucionaría en cuanto él llegara al Gobierno o los organismos internacionales tampoco confían en el PP y de ahí las pésimas previsiones.
En fin, ¿qué decir de la coordinación del Ejecutivo? Los lunes, el ministro Guindos defiende una tesis que el miércoles desmiente el ministro Montoro, a quien a su vez rectifica el viernes la vicepresidenta Santamaría. Por no hablar de los fichajes de relumbrón como Mario Vargas Llosa.
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