Rosa María Artal es una periodista que trabajó como corresponsal de TVE en el extranjero y autora del Blog: “El Periscopio” http://rosamariaartal.wordpress.com/
9 Septiembre 2010 por Rosa María Artal.
El secreto mejor escondido del PP es esta cámara de criogenización, muy sofisticada, en contra de lo que pueda parecer. Mantiene los cuerpos a temperaturas inferiores a 120 grados bajo cero, pero, a diferencia de las más comunes que aguardan progresos científicos para revivir a sus ocupantes, de ésta se puede salir en cualquier momento, completamente sano (o tal como se haya entrado, que tampoco hace milagros). Su fin principal, por tanto, es conservar, detener el tiempo.
Tras largas deducciones, más que pesquisas, es evidente que no existe otra explicación para las cosas que acontecen en el partido conservador español. Acabamos de verlo reunido en pleno, ofreciendo el PP, España y todo lo que haga falta, a la imagen del Apóstol Santiago, en el idem de Compostela, aunque al parecer allí hay otro señor enterrado. El más devoto, dándose golpes en el pecho, el presidente valenciano, Francisco Camps, quien debe usar mucho la cámara, dotada sin duda para él (y algunos más) de pantalla de rayos UVA.
La primera pista sobre la criogenización del PP, nos la dio Mariano Rajoy hablando de El Tato, un personaje muy de moda en España cuando él entró por primera vez en la cámara, recuerdo que lo mencionaba mi abuelo. Cuando la abandona, de vez en cuando -apenas media hora diaria para hacer declaraciones en televisión-, va soltando giros tan arcaicos como “de matute”, “escurrir el bulto”, “¿de qué sirve cambiar la peana sin cambiar el santo” o “todo el mundo”, expresión, esta última, utilizada por Ortega y Gasset en 1930 para definir características del hombre-masa.
Ahora bien, la semana pasada, Rajoy dijo: “Una imagen vale más que mil palabras”, y eso es ya de los “sesenta” –del siglo XX-. En el PP se han visto obligados a tomar medidas:
Rebajar la temperatura, aumentar el tiempo de exposición, y dotar a la cámara de un dispositivo que recita el antiguo refranero español y que va directo al subconsciente. En la placidez del sueño –y del franquismo según reza de saludo Mayor Oreja, otro usuario destacado del congelador-, se escucha:
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
A enemigo que huye, puente de plata.
A otro perro con ese hueso.
En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. (Éste en particular cala hondamente)
En casa del herrero, cuchillo de palo.
Poco a poco … hila la vieja el copo
Más vale pájaro en mano que ciento volando.
Nadie tira piedras a su tejado.
Te doy un dedo y me quieres coger el brazo.
Temprana es la castaña que por mayo regaña.
Ten tu arca bien cerrada, y la llave bien guardada.
Todo depende del color del cristal con que se mire.
A buenas horas, mangas verdes.
A la fuerza, ni los zapatos entran.
Así que previsiblemente las escucharemos en próximas apariciones, alternadas con lecturas parlamentarias de los clásicos más populares, el D. Juan de Zorrilla, que le es muy caro a Soraya Sáenz de Santamaría.
Mis últimas indagaciones indican que, del rosario de frases, han retirado algunas que podían ser perturbadoras:
A caballo regalado no le mires el diente.
Bien predica quien bien vive.
Ojo por ojo, diente por diente
Al que buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Cada palo aguante su vela.
En boca cerrada no entran moscas.
A mucho hablar, mucho errar.
Aunque empiezo a sospechar la proliferación de cámaras de criogenización en todos los partidos, sindicatos, organizaciones empresariales, profesionales y sociales, y la existencia de un inmenso congelador –que en este caso ya ni mantiene constantes vitales- de uso común en buena parte de la sociedad española. Y mundial, con excepciones.