El popular Alfonso Rus amenaza con “rematar” a los profesores y los tacha de “gilipollas”.
ELPLURAL.COM
El presidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Xátiva, Alfonso Rus, aludió durante un mitin a las recientes protestas de los profesores contra la política educativa de la Comunidad Valencia. El popular tachó de “gilipollas” a los profesores que utilizan palabras en valenciano como "aleshores" y "gairebé", y advirtió a quienes protestaron: “A esos que querrían ponernos a nosotros con la cabeza boca abajo no vamos a darles el gusto… ¡Vamos a rematarlos, vamos a rematarlos!”. Los socialistas valencianos ya han instado al presidente Francisco Camps a que aclare si él también piensa que los profesores son “gilipollas” o bien que desautorice inmediatamente a su compañero.
"El mundo lleno de fracasados bien educados".
No se trata de un enfado puntual, sino que Rus no cree demasiado en la educación. Así, en su web personal, tras proclamar que su lema es que “nada en el mundo sustituye a la constancia” ni “el talento” ni “el genio” ni tampoco “la educación”, sentencia que “el mundo está lleno de fracasados bien educados”.
Cualquiera que haya leído esta noticia pensará lo mismo que yo y que la mayoría de los españoles: que el “señor que ha protagonizado tal acto haciendo tales aseveraciones” no tiene dos dedos de vergüenza ni tampoco tiene educación. Se podrá estar de acuerdo o no con la forma de enseñar los maestros, con lo que se enseña y cómo se enseña, pero lo que no se puede hacer ni consentir es insultar a un colectivo de varios cientos de miles de personas que nos dedicamos y encargamos de enseñar y a veces educar (esta tarea corresponde a los padres) a sus hijos. Habrá algunos docentes que hagan “el gilipollas” pero eso es un ínfima minoría, y en cuanto a lo de “vamos a rematarlos” pienso que esa persona creerá que está en la guerra o en la posguerra donde se remataban a muchos docentes (22 fusilados y el 30’5 % represaliados en la provincia de Huelva, según el libro escrito por mi compañero Manuel Reyes Santana y por José Juan de Paz y que acaba de publicar la Diputación de Huelva).
No quiero pensar que ese sea el pensamiento del PP, pero sí estoy seguro que muchos de ellos piensan así y que estaríamos mejor en una escuela donde se castigase físicamente a los alumnos, por cierto, separados por sexo y se enseñase sus doctrinas; pero afortunadamente, en la escuela de hoy, el castigo físico está desterrado, aunque no quita que a algún maestro o maestra se le escape la mano con el consiguiente riesgo de perder el puesto, y en la escuela de hoy se imparten y se enseñan otras materias más acordes con la realidad, pero todo esto con un gran “pero” la poca predisposición de parte del alumnado a trabajar y de los padres a colaborar con los maestros, lo que lleva al riesgo de tener que dedicar el maestro más tiempo del necesario a mantener la atención en la clase que a enseñar y que luego no se ve correspondido con la ayuda externa de los padres.
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