viernes, 13 de enero de 2012

- OCULTACIÓN DE LA VERDAD

Lo que más me ha sorprendido del final de la pasada legislatura y del comienzo de esta ha sido la desfachatez con que se comenta y se acepta que un partido que tenía la pretensión fundada de dirigir la acción del Estado pudiera ocultar su programa a los ciudadanos antes de que estos acudieran a las urnas e incluso que pudiera hacerlo, después de las elecciones, ante los propios diputados que habían de otorgar la confianza al candidato del partido en la sesión de investidura.

La distancia entre lo que se dice en un programa electoral y la acción de gobierno existe siempre y en todos los países y es hasta cierto punto inevitable. La distancia entre lo que se dice en un programa de Gobierno que se presenta en una sesión de investidura y la acción del Gobierno a continuación no es frecuente y no solamente no es inevitable, sino que debería ser evitada.

herencia

En España hemos asistido en el final de la pasada legislatura y en el comienzo de esta a una operación de ocultación de su programa por parte del partido que se sabía que iba a ganar las elecciones durante la campaña electoral y por parte del candidato que se sabía con seguridad que iba a ser presidente del Gobierno durante la sesión de investidura. Esto es algo que no se había visto nunca antes en todas las legislaturas anteriores y que tampoco se ha visto en países de nuestro entorno.

A los ciudadanos se les ha dicho en campaña electoral por el partido que sabía que iba a ganar las elecciones algo que no se corresponde con lo que el Gobierno de dicho partido está haciendo tras haberlas ganado. Y lo que es no menos grave, a los diputados se les ha dicho en el discurso de investidura algo distinto a lo que se ha decidido en los primeros consejos de ministros.

La ocultación de la verdad es una de las formas de mentir. Todavía en campaña electoral se podría pensar que el PP no estaba seguro de que iba a tener que subir los impuestos. Pero en el debate de investidura era imposible que no lo supiera. No es creíble que tras haber recibido la información del Gobierno anterior respecto de la Administración central en el traspaso de poderes y ocupando la mayor parte de los Gobiernos de las comunidades autónomas y de las capitales de provincia, el presidente del Gobierno no supiera el día de la investidura qué iba hacer en cuanto hubiera recibido la confianza de la Cámara.

Es un secreto a voces que esta operación de ocultación de la verdad se va a prolongar hasta que se celebran las elecciones andaluzas el próximo 25 de marzo. Con la mayor de las desfachateces se viene comentando que hasta ese momento ni se informará de ni se adoptarán determinadas medidas que se estima que puedan afectar a los resultados electorales del PP en nuestra comunidad. Completar el aumento de la presión fiscal con la subida del IVA después del 25 de marzo es lo que abiertamente se comenta.

Hasta el momento esta operación de ocultación de la verdad se está llevando a cabo con un extraordinario éxito. El PP ha conseguido una mayoría parlamentaria más que absoluta y, por lo que dicen los estudios de opinión, los ciudadanos no desaprueban el desacuerdo entre lo que se dijo que no se iba a hacer en el debate de investidura y lo que se está haciendo. Cabe esperar, en consecuencia, que la operación de ocultación se mantendrá en la campaña de las elecciones andaluzas. Posiblemente por partida doble, es decir, tanto por el Gobierno de la nación como por la dirección andaluza del PP.

Esta ocultación de la verdad es una perversión del proceso de legitimación democrática, de la que, en distinta medida, todos somos responsables. Por acción o por omisión. No puede ser presagio de nada bueno.

JAVIER PÉREZ ROYO 13/01/2012

miércoles, 11 de enero de 2012

- LAS EXCUSAS DE RAJOY.

Doce días después de desaparecer de escena tras su flagrante incumplimiento electoral, Mariano Rajoy prometió “no esconderse” y “dar la cara”. Para demostrar su cambio de actitud, ha sido Cristóbal Montoro quien hoy ha explicado en el Congreso la subida de impuestos que el presidente ocultó.

Las demás respuestas que ayer dio a EFE Rajoy –el mismo que se comprometió a “decir siempre la verdad”– tienen el mismo nivel de credibilidad.

¿Por qué subió los impuestos una semana después de negarlo? Según la coartada que ayer detalló Rajoy, hasta el 27 de diciembre no descubrió la verdad: que en este local se juega y que el déficit de este año sería del 8% y no del 6%. De ser cierto lo que cuenta, estamos ante un Gobierno excepcional, capaz de adivinar el futuro o de viajar en el tiempo, porque hace meses que sus propios ministros aseguraban en los corrillos a los periodistas que el déficit superaría el 8%. ¿O es que acaso su propio equipo no le contaba a Rajoy la verdad?

La excusa es aún menos creíble porque tres cuartas partes del agujero inesperado es de las autonomías, que mayoritariamente gobierna el PP. Según Rajoy, el Gobierno de Zapatero se desvió menos de tres décimas del PIB sobre su presupuesto: gastó sólo 3.000 millones más de lo previsto. Las autonomías, 15.000 millones más: su déficit es del 2,7% frente al 1,3% presupuestado. Aún no se conocen los detalles, pero merecen una explicación en el Congreso. En las cuentas del tercer trimestre de 2011, que los gobiernos autonómicos presentaron hace apenas un mes, declararon un déficit de sólo el 1,19%. ¿Acaso mintieron al Gobierno de Zapatero? ¿Acaso se lo ocultaron también a Rajoy? ¿Acaso nos toman por tontos, por idiotas o por gente que no sabe sumar?

Ignacio Escolar.

martes, 10 de enero de 2012

- LOS SILENCIOS DE RAJOY.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, apareció la noche del 21 de diciembre en el salón de tapices del edificio del Consejo en La Moncloa, leyó la lista del Gabinete que había despachado con el Rey y, con el mismo ademán decidido y la misma zancada poderosa, hizo mutis sin sentirse obligado a contestar pregunta alguna. Después fue visto el día 27 en la recepción que siguió a la inauguración solemne de la X Legislatura. Dicen que cambió algunas palabras en un breve encuentro con un grupito de periodistas. Por último, del día de la Pascua Militar, 6 de enero, solo se tienen documentos gráficos relativos a un breve aparte con Su Majestad. Todo lo demás es silencio escondido, que la vicepresidenta y ministra Portavoz justifica en base a una desconocida regla de economía procesal.

Así que nada de comparecencias para explicar en primera persona la ruptura de las promesas electorales y de las del debate de investidura, que negaban hasta la saciedad cualquier subida de impuestos. Nada de asumir la defensa de la convalidación del decreto ley de medidas económicas que debe ser aprobado en el Pleno del Congreso de los Diputados de mañana, miércoles. Soraya Sáenz de Santamaría ha señalado que el presidente Rajoy no comparecerá hasta después del Consejo Europeo del 30 de enero en Bruselas. Empieza así el cumplimiento de la transparencia prometida como alternativa a las opacidades de Zapatero y de los socialistas. Mientras estudiamos "economía procesal", cabría considerar que el silencio mantenido hacia fuera por Mariano Rajoy fuera un signo de rigor, de severidad y de solvencia para enmendar la insustancialidad del anterior Gobierno.

Pero solo tendría ese sentido si a cambio se registrara una fructífera conversación interior del presidente con los ministros recién nombrados. Entonces, el resultado afloraría en términos de esa coordinación que sigue sin atisbarse. Explicaba hace años un buen amigo diplomático sueco que en su embajada se respetaba la división del trabajo: el embajador hacía la división y él, que era el número dos, hacía el trabajo. Aquí, la observación primera sobre el Gobierno revela fallos elementales al hacer la división. Que una misma mañana comparezca el ministro de Economía, Luis de Guindos, en el programa Hoy por Hoy, de Carlos Francino, y asegure a los oyentes de la SER que el déficit de las cuentas públicas superará el 8% del PIB; que al cabo de unos minutos sea el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien rectifique para situarlo en el entorno del 8%, y que remate poco después el de Interior, Jorge Fernández, precisando que alcanzará el 8,2%, parece un despropósito análogo al que supondría que el ministro de Agricultura diera las cifras de los accidentes en carretera.

MIGUEL ÁNGEL AGUILAR 10/01/2012 El País.com

domingo, 8 de enero de 2012

miércoles, 4 de enero de 2012