viernes, 23 de diciembre de 2016

- DONACIONES DE SANGRE EN BONARES DURANTE 2016.














Huelva, 21 de Diciembre de 2016

Sr. D. MANUEL CORONEL CAMACHO
Secretario Asociación – Hermandad Provincial de Donantes de Sangre de Huelva

Estimado amigo:

Te envío los datos de las colectas en Bonares.
 
Durante 2016 acudieron a donar 516 personas en Bonares, 50 más que en 2015. De las 516, donaron 455, 58 más que en 2015 y 61 no pudieron hacerlo por motivos de salud y 18 lo hacían por primera vez.

Durante el año se efectuaron en BONARES 455 Donaciones de sangre con una media de 57 donaciones por colecta. Esto supone un índice de 81, 79 donaciones por mil habitantes y año, muy superior a la media provincial que está en torno a las 38 donaciones por mil habitantes. Andalucía 33. 47 por mil y España 36.18 por mil.

Aprovecho la oportunidad para agradecer a los ciudadanos de Bonares, a sus autoridades locales, y muy especialmente a los Donantes de Sangre, la Solidaridad que demuestran en beneficio de tantos enfermos.

Cordiales saludos.  Atentamente
Pedro Pajaro Merino.   Técnico de Promoción
Centro de Transfusión Sanguínea
Ronda Norte, s/n. 21005 – HUELVA
Teléfono: 959 016 024.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

- AUTOPISTAS PIRATAS.

Autopistas piratas.

La historia de nuestras autopistas supone la esencia de la famosa fórmula de colaboración público-privada: nosotros asumimos el riesgo y ellos se llevan los beneficios.
De la Serna asume que el Estado se quedará con las ocho autopistas en quiebra
Imagen de archivo de una autopistas española. Europa Press
Tras meses de preparar a la opinión pública con todo tipo de análisis y pronósticos catastróficos respecto a qué pasaría si se dejaba quebrar la autopistas privadas que los gobiernos Aznar impulsaron como parte de sus delirios de grandeza imperial, los piratas de lo público se aprestan para hacerse con otro nuevo botín como parte de su saqueo despiadado de las arcas y bienes públicos. Un botín que, además, no deja de multiplicarse como los panes y los peces del milagro. En 2013 eran 3.000 millones, ahora ya son 5.700 millones y calculan los entendidos que acabará rondando los 8.000 millones. Ya saben, estamos en España, ese país donde los millones de euros de las deudas con las grandes empresas se multiplican misteriosamente cuando debemos pagarlas entre todos.
La historia de nuestras autopistas piratas encarna la pesadilla de cualquier buen liberal. Un negocio privado asegurado contra todo riesgo con nuestros impuestos. Autopistas que nadie necesitaba, sostenidas sobre previsiones de utilización de ciencia ficción y construidas con costes inflados que han disparado su coste final hasta el infinito y más allá. Supone la esencia de la famosa fórmula de colaboración público-privada: nosotros asumimos el riesgo y ellos se llevan los beneficios.
Los grandes programas de construcción de infraestructuras públicas han respondido, desde siempre y en buena medida, a las demandas y necesidades de las grandes empresas y corporaciones de nuestro país antes que a la planificación de territorio o la ordenación de las comunicaciones. A cambio de tanta generosidad esas mismas grandes empresas han ido contribuyendo cada vez menos a la financiación de lo público, obteniendo sustanciosos regalos fiscales en el impuesto de sociedades, o recurriendo de manera masiva a la creatividad fiscal y los paraísos fiscales.
Los bancos que ahora se niegan a renegociar la deuda han cotizado a un tipo real medio por debajo del 15% durante los últimos diez años, las constructores por debajo del 11% y los fondos de inversiones por debajo del 4%,… si es que pagaron impuestos.
El programa de construcción de autopistas privadas se debió a las exuberantes expectativas de negocio de las empresas que aspiraban a gestionarlas. La gran recesión ha frustrado tanta proyección milagrosa. El final del drama será un rescate público masivo. Es el crimen perfecto, el sueño más húmedo de cualquier pirata de lo público: facturación millonaria en su construcción, facturación millonaria durante la explotación de la concesión y, si algo falla, rescate gratis total con dinero público. Los viejos piratas, por lo menos, se jugaban la vida y, a veces, hasta su dinero.