martes, 30 de septiembre de 2014

- EL ESPEJISMO DE LA RECUPERACIÓN.

Qué poco le ha durado a Mariano Rajoy el discurso de las “raíces vigorosas”. Menos aún que a Elena Salgado el de los “brotes verdes”. La realidad es tozuda y siempre se impone a los espejismos. Ni en mayo 2009 había síntomas de que empezaba a amainar la crisis, ni en septiembre de 2014 la recuperación tiene la consistencia de la que alardea el presidente. Después del anuncio de los falsos “brotes verdes”, la economía española cayó en barrena con la ayuda inestimable de las políticas de ajuste. Cualquiera sabe ahora qué nos espera.

No hacía falta ser un avezado economista para darse cuenta de que lo de las “raíces vigorosas” era una milonga. Bastaba con mirar alrededor. ¿Acaso se había vuelto más fácil encontrar empleo, los trabajadores ganaban más o los bancos, por fin, prestaban dinero? La economía depende de las expectativas, es un estado de ánimo. Cuando Rajoy soltó su metáfora, ¿había anidado de nuevo el optimismo en las familias y en los empresarios? ¿Qué decían nuestros vecinos o el dueño de la tienda de la esquina? ¿Qué sentíamos nosotros mismos?

Los datos macroeconómicos apuntaban una cosa: que las exportaciones crecían a buen ritmo, que el consumo se animaba, que el turismo iba viento en popa. Pero los ciudadanos percibían otra: un mercado laboral inhóspito, sueldos cada vez más bajos, una carencia casi absoluta de financiación para emprender negocios o simplemente para salvarlos. Y en medio de ese magma, un Estado con menguante interés en proteger a sus ciudadanos más desvalidos y con una clamorosa desgana a la hora de perseguir algunos casos de corrupción.

Sin embargo, da la impresión de que las cosas se hayan torcido sólo de unos días a esta parte. Como si las tendencias de fondo de la economía pudiesen cambiar de repente. Y, claro está, al Gobierno le ha faltado tiempo para encontrar un culpable. El mismo, por cierto, que el PP no aceptó cuando la bomba de la crisis le explotó a Zapatero entre las manos: el contexto internacional. Si entonces se señaló con insistencia al estallido de la burbuja financiera, los responsables son ahora nuestros grandes socios europeos, que tiran menos de la recuperación.

Y es verdad que el panorama se ha ensombrecido en Francia, en Alemania, en Italia y en menor medida en Portugal. Entre otros motivos, por el absurdo cruce de sanciones con Rusia a raíz del conflicto en Ucrania, que ha sido un auténtico tiro en el pie para la Unión Europea. Ahora bien, el sector exterior representa sólo una parte del PIB español, y no la mayor. El grueso corresponde a la demanda interna; es decir, al consumo y la inversión, que no mejorarán lo suficiente mientras haya empleo de baja calidad, sueldos de miseria y esta falta de crédito tan desesperante.
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domingo, 21 de septiembre de 2014

- RESULTADOS, CLASIFICACIÓN Y PRÓXIMA JORNADA 2ª ANDALUZA.

resultados y clasificacion

proxima jornada

- LA CEGUERA VOLUNTARIA.

Ningún caso de corrupción hubiera sido posible sin grandes dosis de ignorancia deliberada.

Hay un dicho que reza: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. En la doctrina jurídica se llama “ignorancia deliberada”, en marketing“ignorancia voluntaria” y en sociología “ceguera voluntaria”. He oído una conferencia donde ponían un ejemplo que explicaba muy bien este asunto. La ofrecía una mujer que reside en Montana y que se llama Gayla Benefield. Según su relato, estaba realizando un trabajo sociológico y descubrió un secreto acerca de su lugar de origen: su tasa de mortalidad era 80 veces más alta que en cualquier lugar de los EE UU, una anomalía que nunca antes nadie había detectado. Cuando advirtió a sus vecinos sobre lo que ocurría se encontró con otra realidad aún más impactante que su propio descubrimiento: nadie quería saber nada del asunto y preferían seguir viviendo en el desconocimiento de lo que ocurría.

La ignorancia voluntaria es también una de las principales armas del marketing publicitario. Circula por internet un vídeo que resume en apenas seis minutos la necesidad que tenemos de “ignorar” algunas realidades. Se trata de una campaña de una organización de defensa de los animales que expone los engaños que utilizan los expertos en publicidad para convertirnos en idílica la actual producción de muchos alimentos, sobre todo el de esas granjas sistematizadas para el engorde. La principal arma de marketing es obvia: los consumidores prefieren no saber de dónde vienen los productos.

Ni un caso de corrupción de los que han estallado en España hubiera sido posible sin grandes dosis de ceguera voluntaria. Ni Pujol hubiera gobernado 23 años, ni los cursos de formación hubieran sido un largo fiasco durante dos décadas, ni el fraude de los ERE podría haber durado diez años en el epicentro de la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía. Sobre lo que hacían Bárcenas y otros tesoreros del PP hubo ignorancia deliberada, como existió ignorancia voluntaria frente a Urdangarin, Matas o Camps. Como le ocurrió a la americana de Montana con las tasas de mortalidad, la salida a la luz de estos casos ha puesto al descubierto una realidad todavía más impactante que los casos de corrupción: la ceguera voluntaria de muchos ciudadanos que siguieron y, en muchos casos, todavía siguen prefiriendo la situación idílica que les venden algunos partidos frente a la realidad que les debería abochornar.

Hace unos meses, este periódico publicó una pequeño suelto sobre la doctrina jurídica de la “ignorancia deliberada” atribuida esencialmente a casos de blanqueo de dinero. Un magistrado del Tribunal Supremo resumió la tesis en apenas seis palabras: “Como sabía la respuesta, no preguntó”. La corrupción ha galopado por las tierras de España bajo la premisa de que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y por eso ahora nos hacemos preguntas de las que llevamos años sabiendo las respuestas.

José Manuel Atencia 19 SEP 2014

miércoles, 3 de septiembre de 2014

- LAS INCONGRUENCIAS DE PP DE RAJOY.

Diez cosas que el PP criticaba en la oposición y le parecen genial en el Gobierno.

Donde dije digo, digo Diego. El refranero español es sabio y aplicable a numerosas situaciones de la vida, especialmente de la vida pública, la política, esa profesión que en España parece haberse convertido en una fábrica de mentiras y medias verdades.

Si hace cuatro años, cuando estaba en la oposición, decía una cosa, ¿por qué no iba a poder llevar a cabo la contraria si ahora estoy en el Gobierno y tengo mayoría absoluta? Una cosa es ser un aspirante al poder y otra muy distinta ser el jefe. Rajoy es buena muestra de ello. De todo lo que exigió el gallego a Zapatero cuando estaba a los mandos, poco ha rescatado durante su gestión. Ya se sabe: consejos doy que para mí no tengo.

Subir el IRPF.

Septiembre de 2009. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero anuncia una subida de impuestos y el PP se tira a su yugular. Marianico, ni corto ni perezoso, salió diciendo que era una medida “perjudicial, innecesaria y profundamente insolidaria”, que se ponía en marcha para que los españoles pagasen las “chapuzas” del PSOE. Todo lo contrario que sus reformas fiscales justas y necesarias (pese a que incumplen descaradamente el programa electoral que votaron diez millones de personas).

Reformar la ley electoral a pocos meses de las elecciones.

“Un cambio en las leyes electorales ya lo han utilizado personajes en la historia… Me refiero a Mussolini y a Hitler”. No es esta una frase pronunciada por el rojerío patrio para zaherir al Gobierno, empeñado al parecer en cambiar las reglas del juego electoral para cortar las alas a un Podemos que vuela cada vez más alto. No, son palabras de María Dolores de Cospedal, número dos del PP. ¿Sorprendido? Pues resulta que su jefe, el señor Rajoy, también dijo en febrero de 2013 que “cualquier modificación de la Ley Electoral se haga con un gran consenso”. Y ahora está sobre la mesa una reforma ‘pucherazo’, tirando de mayoría absoluta. ¡Viva la coherencia!

No más IVA.

“La subida del IVA es el sablazo que el mal gobernante le pega a todos sus compatriotas”. Aunque cueste creerlo, esta frase salió de la boca de nuestro amado líder, Mariano I de España. Era 2010, y no solo era fácil criticar las subidas de IVA, sino que, además, los populares se animaban a recoger firmas en contra de un incremento de este impuesto. Aquellas críticas dejaron una buena cantidad de vídeos protagonizados por líderes del partido de Rajoy protestando por la subida del IVA. Luego llegaría la subida (im)popular del Impuesto sobre el Valor Añadido. ¿Coherencia? ¿Qué es eso?

A Merkel, ni agua.

El alegre y jovial Rajoy era de verbo suelto antes de ganar las elecciones. No le costaba abrir la boca para quejar por esto o por aquello otro, sin medir lo que pudiera pasar si ganaba las elecciones. A comienzos de 2011 el bueno de Mariano le echó en cara a Zapatero que hiciera caso a lo que dictaban “desde fuera”.

Esta clara referencia a las directrices europeas seguro que no afectó a las relaciones del bueno de Mariano con los líderes europeos. Y, claro, el pétreo Mariano nunca ha hecho lo que le han dicho desde Europa. Él se limita a dar paseos campestres con Merkel, tal y como hizo hace apenas una semana.

La luz, quieta.

El Gobierno de España presidido por Zapatero decide subir la luz y el misericorde Mariano se lamenta porque los socialistas no tienen “un detalle de cariño con los contribuyentes ni en Navidad”. Debe ser que el actual presidente ve bien la subida de la luz en cualquier época del año salvo en Navidad, porque él no ha dudado en subir su precio. De hecho, con Rajoy sube más cada año que con Zapatero, y mira que tanto él como el resto de la cúpula de su partido insistían desde la oposición en que los socialistas dejaran quieta la luz.

Nada de endeudarse para salvar a las Comunidades Autónomas.

Otro titular incomprensible: “Rajoy acusa al Gobierno de financiar a las CCAA con endeudamiento”. Aquel alocado año 2008, en el que Rajoy ejercía la oposición con el cuchillo entre los dientes. Sin embargo, con las vueltas que da la vida, cuatro años y un cambio de gobierno después, un simple paseo por el BOE servía para descubrir que no había nada nuevo bajo el Sol. Rajoy hacía lo que criticaba mientras la deuda española subía como la espuma.

¿Recortar en derechos sociales? ¡Jamás!

Aquellos tiempos en que, después de exigir al Gobierno de ZP un recorte en el gasto público, el bueno de Mariano dijo al PSOE que se habían equivocado. Que cómo tenían las desfachatez de meter la tijera en las partidas destinadas a racionalizar el gasto farmacéutico, reducir la oferta de empleo público o revisar las pensiones. “Señor presidente del Gobierno: el mayor recorte de derechos sociales de la democracia es el que nos trae usted”, llegó a decir nuestro honorable presidente del Gobierno. Esa misma frase le vendría a él como anillo al dedo. Pero, al parecer, su corta memoria pronto se olvidó de esas exigencias a Zapatero cuando tuvo que acometer fuertes recortes en educación, sanidad y justicia.

Los grandes defensores de los trabajadores.

Entre pamplina y pamplina, y siempre desde la barrera de la oposición, los secuaces de nuestro amigo Mariano criticaron la reforma laboral que comenzó a fraguarse en la etapa de Zapatero. Porque, como ellos bien sabían, ciertas cosas no se estaban haciendo como debían de hacerse. González Pons llegó a decir: “el Partido Popular no va a apoyar abaratar el despido en ningún caso”. Y, efectivamente, no lo hizo. Ya llegarían ellos, cuando tuvieran las riendas del poder, para golpear duramente a los trabajadores reduciendo las indemnizaciones por despido, quitando derechos a los empleados y permitiendo a los empresarios hacer y deshacer a su antojo.


“Antidemocrático”.

Por descabellado que parezca, hubo un tiempo en que el bueno de Mariano Rajoy I de España se quejaba porque el Gobierno de su archienemigo, José Luis Rodríguez Zapatero, vetase una propuesta parlamentaria del PP. ¡Inaceptable! Y más cuanto su partido trataba de detener una subida de impuesto. ¡Menudo malhechor! Quizá sí que os resulte más familiar la aprobación de leyes a golpe de decreto, tan propia del Gobierno de Rajoy o el veto a todas las iniciativas vinculadas con la corrupción. Y es que no todo el mundo está preparado para vetar. Hay que tener estudios.

A los bancos, ni caso…
Nuestro gran líder lo tenía bien claro:
“No daré nunca dinero público para ayudar a los bancos”. Y se mantuvo firme. No vaciló ni un solo instante y cumplió a rajatabla con esta promesa de campaña. Y ahí están los bancos, que han tenido todos que echar el cierre por falta de liquidez. Ah, no, espera. Que al final, con Marianico en el poder, España acudió al rescate bancario europeo para dar 61.000 millones a los bancos. ¿Cómo? Es verdad, también dio por perdidos los más de 30.000 millones que utilizó para salvar distintas entidades. Pues eso. Firme en su postura de no cumplir ni una palabra de aquello que dijo en su día.

http://blogs.publico.es/strambotic/2014/09/rajoy-miente/