sábado, 31 de agosto de 2013

- ALGO MÁS SOBRE LOS ORDENADORES CUSTODIADOS POR EL PP.

Lo normal.

El llamado “caso Bárcenas” sigue, a día de hoy, ocupando las portadas de la prensa, si es que esa expresión tiene, en plena era de ediciones digitales con más lectores que las de papel, algún sentido. Y precisamente, de soportes digitales va hoy el tema.

La última noticia que tenemos sobre esta causa es, cuando menos, descorazonadora. Me refiero a los tan traídos y llevados ordenadores portátiles que habría utilizado el extesorero del Partido Popular, y que fueron reclamados por el Juzgado Central de Instrucción nº 5.

Como todavía no hay mucha información al respecto, me voy a limitar a explicarles un supuesto normal, de manual, de incautación de evidencia en soporte digital, para que tengan un término de comparación con lo que está sucediendo en la Audiencia Nacional.

Si atendemos a la estadística anual de la Fiscalía General del Estado, los delitos informáticos más habituales son las estafas y los relacionados con la pornografía infantil. No obstante, las estafas más comunes a través de Internet suelen dejar escaso material probatorio en forma de ordenadores, discos duros u otros soportes de almacenamiento de datos. Al contrario, la práctica totalidad de la prueba de cargo en un caso de pornografía infantil, sea de distribución, de elaboración o de mera tenencia, es el material informático incautado al imputado.

Uno de los principios básicos de la prueba electrónica, es que ésta es volátil y extremadamente manipulable. Por lo tanto, la incorporación de la misma al procedimiento judicial debe hacerse con las máximas garantías para evitar su destrucción o su manipulación.

Por ello, desde el momento en que se localiza un lugar en el que pueda encontrarse este tipo de prueba, lo inmediato es la entrada y registro del domicilio, local de negocio o lo que se tercie. Debe hacerse incluso con carácter previo a tomar declaración al imputado. De hecho, lo habitual es practicar la diligencia antes incluso de que exista un imputado como tal. De la primera inspección preliminar realizada por los agentes de policía será de la que surjan, o no, los indicios que llevarán al juez instructor a considerar que uno de los ocupantes de esa vivienda resulta imputado por un delito.

Obviamente, la inviolabilidad del domicilio es un derecho fundamental consagrado en la Constitución, por lo que debe valorarse adecuadamente la proporcionalidad de la medida, así como su necesidad, y la posibilidad de adoptar otro tipo de diligencias menos lesivas. En estos casos, rara vez se va a encontrar alternativa alguna. Los famosos “troyanos policiales”, de los que tanto se ha hablado, en términos poco elogiosos, podrían constituir dicha alternativa. Una conexión puntual, un acceso al ordenador sospechoso, debidamente supervisado por el juez, implica menos ataque a la intimidad domiciliaria que una comisión judicial en la puerta de casa, acompañada de los indispensables agentes policiales, para que registren y requisen lo necesario.

La mejor receta para el desastre es obrar al revés. Llamar a declarar al imputado, informarle de los hechos delictivos con los que se le relaciona, y a continuación dejarlo en libertad. Incluso un mandamiento de prisión provisional inmediato resulta poco efectivo, ya que, a no ser que la prisión sea incomunicada, supuesto absolutamente excepcional, el susodicho tiene maneras bien sencillas de hacer desaparecer la prueba.

¿Cómo puede desaparecer la prueba? Lo más sencillo, lo más pedestre, es negar la mayor: “¿Ordenador, que ordenador, Señoría? Yo no tengo ningún ordenador. Mi perro se lo comió”. Como esto, obviamente, no cuela mucho, una solución algo más sofisticada es destruir los datos contenidos en el soporte informático. Un simple borrado de archivos no sirve para mucho. Como ya les comenté en su día, existe toda una disciplina técnica, la informática forense, dedicada a la recuperación de archivos borrados. Ni siquiera un formateo del disco duro es suficiente para que desaparezcan los ficheros comprometedores. Ahora bien, hasta las más avanzadas técnicas de recuperación de archivos tienen sus límites. La sobreescritura de datos elimina la información previa. Así que, si después de formatear un disco duro, se reinstala el sistema operativo y se empieza a llenar de datos y programas nuevos, la información antigua se va al carajo.

También están las técnicas de borrado seguro que incorporan los sistemas operativos más recientes, que reescriben datos aleatoriamente, 1, 7 ó 35 veces, imposibilitando cualquier recuperación.

Una situación intermedia es que aparezca el ordenador, pero falte el disco duro. Cuando los PC's de sobremesa gobernaban la Tierra, era una cuestión relativamente sencilla sustituir un disco duro por otro: cualquier usuario, con mínimos conocimientos, podía tirar de destornillador y hacer bricolaje informático. Con un portátil, es bastante más raro de ver. La miniaturización de componentes, la carencia de espacio y las particularidades del fabricante de cada uno de estos dispositivos, hacen que el cambio de disco duro sea algo bastante más peregrino. Pues justo esto es lo que pasa en el caso que nos ocupa.

¿Y que pasa si desaparece la prueba? Consecuencias penales, pocas, la verdad. Recuerden que, entre las garantías básicas de todo imputado, está la de no declarar contra sí mismo y la de no confesarse culpable. Esto, en la práctica, supone una especie de “derecho a mentir”, con algunas matizaciones. No supone carta blanca para cometer cualesquiera otros delitos, como falsedades documentales, o daños en la propiedad ajena, pero quien borra los datos de su propio ordenador no falsea ni "daña" nada. Cuestión distinta es cuando la prueba informática desaparece por obra de un tercero. Aquí podríamos estar hablando, entre otros, de un delito de encubrimiento, tipificado en el artículo 451, apartado 2º, del Código Penal. En estos casos, será necesario escuchar lo que alegue ese tercero. Pero les voy dando una pista: la excusa de “la LOPD me obligó a destruir el disco duro” no vale.

En cambio, las consecuencias procesales, y de carga de la prueba, pueden ser muy interesantes. Cuando se busca evidencia digital que hasta el momento no ha aparecido en el procedimiento, destruir el soporte de prueba le niega al juez la información que necesita. Ahora bien, cuando la evidencia ya ha aparecido previamente, por ejemplo, en un pendrive USB aportado al procedimiento por alguna de las partes, y el soporte informático sólo se busca para corroborar su autenticidad, la ocultación deliberada del mismo puede tener un efecto contrario al que se busca. Es decir, puede convencer todavía más al juez de la veracidad de los datos ya aportados.

A ello puede ayudar el hecho de que, cuando se trata de ocultar datos, no siempre se adoptan todas las precauciones necesarias. Un portátil de gama alta es una máquina extremadamente compleja, con múltiples componentes susceptibles de ser analizados para obtener información relevante. Cabe la posibilidad de que el examen de un ordenador revele que su disco duro no fue sustituido en la fecha en la que el propietario dice que lo hizo, sino antes, tirando por tierra su versión. ¿Se imaginan, que papelón?

Ahora bien, hablemos de papelones. Como pueden suponer, un juez, un estudioso del Derecho, no tiene por qué saber nada de todas estas cosas técnicas. O puede que sí. Sin ir más lejos, uno de los compañeros del juez Ruz en la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, se doctoró con una tesis sobre delincuencia informática. Sin embargo, no es lo habitual. Por ello, y para ayudar a la instrucción de causas por delitos en los que la participación de sistemas informáticos es relevante, existe una especialidad en la Fiscalía dedicada a estos menesteres. Al menos un fiscal de cada fiscalía provincial recibe formación específica en estas materias, y participa en una red que tiene como finalidad coordinar la actuación del Ministerio Público en esta cuestión. ¿Adivinan que fiscalías son las únicas en las que ninguno de sus miembros está integrado en esta red de especialistas?

http://www.eldiario.es/protesto-senoria/normal_6_169793029.html

miércoles, 28 de agosto de 2013

- EL FASCISMO Y EL PP.

La necia nostalgia franquista del Partido Popular.

Publicado el 28 agosto, 2013 por Juan Carlos Monedero

El portavoz adjunto del PP en el Congreso, Rafael Hernando, dice que la República fue responsable de un millón de muertos en la guerra civil. Además de un reaccionario es un ignorante. Las nuevas investigaciones sobre las víctimas de la guerra civil rebajaron esa cifra literaria. Y han demostrado, al tiempo, la voluntad genocida del levantamiento. Desde antes del levantamiento les sobraba media España. Su única legitimidad, ayer y hoy, es el botín de guerra. Huele a lo mismo cuando dicen: ¡Tenemos mayoría absoluta! No terminan de quitarse ese fascista que les habla al oído.

¿Cómo puede un dirigente político igualar la democracia y la dictadura? Tontos y amables con el fascismo. Típica dirigencia PP. Le ha faltado decir que los judíos son responsables de seis millones de asesinados en los campos de exterminio, que los tutsis fueron responsables de asesinarse a sí mismos a machetazos en Ruanda o que los izquierdistas fueron los responsables de su asesinato por Suharto, que en realidad eran ellos mismos. Aunque, en verdad, van a decirlo en un par de días cuando las democráticas bombas del Nobel de la paz Obama masacre a la ciudadanía en Siria. La culpa, obviamente, es de las víctimas.

No ha dejado claro Rafael Hernando si la República fue responsable por haber impedido el golpe de Estado de los militares en 1936, por haber resistido durante tres años o porque los republicanos derrotados luego siguieron luchando por la democracia enfrentando a Hitler y Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial. Con la bandera republicana en el morral. El tanque Guadalajara entró de los primeros a liberar París. A los republicanos que lucharon en la Resistencia los homenajean en Francia. A Franco no. Franco –dictador genocida que tuvo en sus gobiernos al fundador del PP, Manuel Fraga- es un fascista en todos los libros de historia de Europa. Menos aquí. Esas cosas de nuestra Transición. Empezamos este nuevo curso insistiendo en una vieja idea: sólo en España puedes ser demócrata sin ser antifascista.

Dice Hernando que la bandera republica es inconstitucional, al igual que la bandera franquista. Nunca entendieron qué significa una Constitución. En España, durante cuarenta años, por su culpa, no tuvimos una. Siguen en las mismas. Son tan reaccionarios que ni siquiera entienden que en democracia, la voluntad popular sirve incluso para dotarnos de una nueva Constitución e, incluso, de una república. Mientras que la bandera franquista era la bandera de una dictadura que asesinaba o encarcelaba a los disidentes, la bandera republicana tenía detrás una Constitución que otorgaba el derecho a cualquiera para construir un nuevo régimen si tenía los votos para ello. Pero Falange, el partido al que confiaron los franquistas su política, sólo confiaba, como decía Primo de Rivera (hijo de dictador) en la “dialéctica de los puños y las pistolas”. Hernando es tan necio que no ve las diferencias. Portavoz adjunto del PP en la sede de la soberanía popular. Empezamos bien.

Los cachorros del PP -que expresan lo que han aprendido a la hora de comer la paella el domingo en la casa familiar o en las escuelas de verano de su partido-, levantan el brazo a lo nazi, añoran el franquismo y volverían a cazar rojos como en los mejores años de sus mayores. El PP les ríe la gracia y avala ese quehacer. El Parlamento español sigue sin condenar en un pleno el golpe de 1936 y la dictadura franquista. No chirría. Siguen en las calles los nombres de los asesinos y los genocidas o la Macarena de Sevilla da reposo a un psicópata, Queipo de Llano, que invitaba a las tropas moras a violar a las mujeres españolas responsables del delito de ser esposas de los milicianos. Un buen católico. La ayuda para remozar la tumba del dictador en el Valle de sus caídos salió en el BOE el 18 de julio de este año. Somos la única especia animal que tenemos el sentimiento de repugnancia. Pues va a ser verdad.

martes, 27 de agosto de 2013

miércoles, 14 de agosto de 2013

- MARIANO TAXISTA.

Jens Stoltenberg, jefe de gobierno de Noruega, embarcado en una dura batalla electoral, se convirtió en taxista por un día en la ciudad de Oslo para pulsar la opinión ciudadana y llevarse al huerto a los indecisos. Su “simpático” gesto tuvo, como se pretendía, una gran repercusión mediática, fue “trending topic”, arrasó en “You Tube” y se hizo un hueco en los saturados telediarios españoles que nos llevan de Soto del Real a Gibraltar con alguna parada en playas infestadas de medusas, venenosas pero comestibles. Las imágenes del improvisado, atildado y obsequioso taxista también tuvieron repercusión en La Moncloa y sus ecos alcanzaron a Mariano Rajoy que pasaba sus vacaciones haciendo senderismo por la comarca pontevedresa del Salnés. Este año baja menos a la playa y no por miedo a las medusas, ni a las fragatas británicas que se dirigen al Peñón, sino a los bañistas que andan más quemados que nunca.

En La Moncloa, un asesor de imagen interino que estaba de guardia interrumpió su merecida y patriótica siesta cuando el primer ministro taxista irrumpió en la pantalla. ¡Eureka! Exclamó el asesor y su secretaria también interina y becaria pensó que se trataba de un político vasco y trató de comunicar con el PNV y con Bildu. Aclarado el malentendido y avisado Rajoy de la iniciativa de su homólogo escandinavo, poco tardó uno de los cerebros interinos de su entorno en proponerle una iniciativa semejante, a la que el presidente puso algunos reparos:

- ¿Y no podría llevar un taxi en Pontevedra? Lo digo porque conozco mejor el trazado urbano y…

- No es lo mismo, hay que hacerlo en Madrid.

- Pero si en Madrid no queda nadie…

- Pues más a nuestro favor, así tendrás menos complicaciones …

( 24 horas después, el taxista Mariano recibe a su primer cliente)

-¿Buenos días a dónde le llevo?

(El pasajero tras un instante de estupefacción al conocer la identidad del conductor, reacciona)

-Eso mismo me pregunto yo…. ¿a dónde me lleva? ¿A dónde nos lleva a todos porque…

- Me refiero a una dirección ¿A dónde quiere ir?

-Buena pregunta. ¿Qué le parece si nos damos una vueltecita por Soto del Real que hoy es día de visita y…

-Lo siento, pero este taxi solo hace recorridos urbanos, es que estoy en prácticas…

- ¿Y a La Moncloa? ¿ Puede llegar a La Moncloa?

- Sí pero a estas horas debe estar cerrada y a mi señora la tengo de vacaciones.

- Así que hoy está de Rodríguez

(Mariano da un volantazo)

-Lo siento, es que usted ha dicho Rodríguez y creí que iba con segundas…por Miguel Ángel Rodríguez y…

-¿No estará usted bebido?… Ande, métase por la primera a la izquierda…A la izquierda, he dicho a la izquierda.

-Ya pero pensé que era dirección prohibida, ahora doy la vuelta a la rotonda y…

-¿Pero qué hace? Acaba de saltarse el semáforo

-Estaba verde, bueno estaba ámbar y entonces se puede ¿No?

-¿Pero a usted quién le ha dado la licencia?…Porque le habrán dado una licencia aunque sea provisional.

-Pues…no he tenido tiempo de sacarla, ya sabe por la burocracia, porque claro en agosto.

-Así que  conduciendo ilegalmente….pare ahí donde está ese guardia

( Mariano da un brusco frenazo, y el guardia de tráfico saca la libreta de las multas y se acerca a la ventanilla…El pasajero informa al policía)

-Conduce sin licencia y además está suplantando al presidente del gobierno.

-Pues, ahora que lo dice, si la verdad es que se parecen un poco…Vamos, a ver ese carnet de identidad…

-Es que me lo he dejado en casa, como voy de incógnito…

(El guardia se lleva detenido a Mariano)

-Oiga señor guardia que yo no he hecho nada.

-Ahora que lo dice sí que se parece usted mucho al presidente, pero ya nos lo explicará en Comisaría.

Moncho Alpuente   Publico.es

domingo, 11 de agosto de 2013

- ¿POR QUÉ NO NOS DEJA EN PAZ CON GIBRALTAR, SR. RAJOY?

¿Por qué no nos deja en paz con Gibraltar, señor Rajoy?

Se había propuesto el escurridizo Rajoy que los titulares de los periódicos y las aperturas de los informativos tras la audiencia con el Rey en “la isla de Palma” no fueran sobre el caso Bárcenas y a fe que lo ha conseguido.

Desde el día siguiente a su comparecencia en el Senado/Congreso empezaron a soplar decenas de cañones por banda, viento en popa a toda vela, portadas de ardor guerrero y hazañas bélicas en toda la prensa afín… García Margallo, por su parte, caldeó el ambiente hablando  de “recreos que se acababan en Gibraltar” y el mismísimo Mariano, en su línea habitual, ofrecía su diferente y particular versión “gallito” de una conversación telefónica con el primer ministro del Reino Unido sobre el “conflicto” con la Roca.

Conflicto de 300 largos años que los gobernantes españoles de turno sacan a pasear cada vez que necesitan distraer la atención ¡Qué pereza!  Que piensa hacer todo lo posible para defender los intereses de los españoles, dice el nota. Sí, claro, como los ha defendido con la reforma laboral, los recortes de derechos y de sueldos o el desmantelamiento del estado del bienestar entre otras cosas.

No tiene autoridad moral Rajoy para pelearse con Gibraltar en nombre nuestro. No tiene autoridad moral ni tampoco argumentos. Porque no hay nada que esté pasando estos días en el Peñón que sea específicamente nuevo. Cuando uno quiere ver agravios en los comportamientos del vecino los ve. Y cuando no quiere verlos, se dedica a vivir y dejar vivir. Como en cualquier terreno con problemas de lindes, solo la cordura permite la convivencia. No sé por qué he asociado ideas con la tragedia de Puerto Hurraco, cuando dos enajenados organizaron, hace ahora 23 años, una terrible tragedia por un quítame allá unos cuantos metros cuadrados de propiedad en suelo rústico.

Tanto el presidente del gobierno español como su ministro de Asuntos Exteriores saben que

- Lo de Gibraltar es para toda la vida.
- Que han pasado trescientos años en los que, sólo desde la buena vecindad, las cosas se pueden sobrellevar.
- Que para los habitantes de la Bahía de Algeciras,
como  contaba yo aquí el otro día, las cosas no son como se ven desde un despacho en Madrid o en Londres.
- Que, como escribe Moncho Alpuente
en su columna “Cabeza de ratón” de este mismo diario, “Gibraltar pertenece, pese a quien pese, al Imperio Británico como Ceuta y Melilla pertenecen a España, sin olvidarnos de la rabiosa españolidad de la Isla de Perejil“.
- Que, como escribe Juan José Téllez en
“Corazón de olivetti”, también en este mismo periódico, “La Moncloa podría empezar por reclamar mejores prácticas a nuestros mayores bancos presentes en el centro financiero gibraltareño on shore: que se retirase el Santander o el BBVA, sin ir más lejos”.

Y saben también Margallo y Rajoy, como lo sabemos todos los que nos hemos pateado Gibraltar y tenemos amigos allí, que el final del cuento será que los británicos no les harán ni puto caso. Eso es así y ellos lo saben. Por eso no me puedo creer que se empeñen en estirar el chicle tanto tiempo.

Aplicar la legalidad, ha dicho el presidente en Mallorca ¿Qué legalidad? ¿La que hasta ahora no se le había ocurrido aplicar? Y eso de medidas “aleatorias“… ¿cómo se come? Diálogo. Pues claro que sí. Mucho y todo el tiempo. Como siempre. Buscando cómo hacerlo mejor, vale, pero no desacreditando foros ni consensos anteriores. Eso atrasa el reloj. Y el enfrentamiento, también lo saben Margallo y Rajoy es estéril, ridículo, inútil y cada vez engaña a menos gente, por más que se apele a los viejos fantasmas que el franquismo inoculó en nuestro subconsciente. No se puede ser tan torpe… ni tan malvado, como para resucitar esos fantasmas: “Gibraltar español”, “a los ingleses ni agua”, “pérfida Albión”… ¡qué pereza más grande!

Por mucho pecho que saque, Rajoy sabe que el final de la película es envainársela. Como hicieron sus antecesores durante los últimos 300 años. Por muy chulo que se ponga y por muy insensato que sea, que lo es, no creo que decida, al son de la música de Wagner, que diría Woody Allen, “invadir Polonia“. Así que como no va a tener huevos, más vale que se calle de una vez. Y que se dedique a defender los intereses de los españoles como dice, empezando por los de los ciudadanos de la Línea que trabajan en Gibraltar, a los que tiene bien jodidos y preocupados.

Juan Tortosa.  Público.es

martes, 6 de agosto de 2013

- SOY MAESTR@.

Soy maestro/a sin miedos y sin complejos.
Soy maestro/a, y me honro de serlo y me enorgullezco de mi profesión.
Sí, tengo dos meses de vacaciones y un horario de docencia directa bastante denso pero menor que en otras profesiones.
Soy maestro/a, trabajo en el aula y fuera de ella y la gente no lo sabe y a mí no me importa.
Soy maestro/a y no discuto los días de descanso de los bomberos, ni los de los funcionarios de prisiones.
Soy maestro/a y cuando voy al médico no le discuto su diagnóstico, sólo espero que me cure.
Soy maestro/a y cuando voy a mi abogado no le discuto de leyes, sólo espero que me defienda.
Soy maestro/a y cuando voy por la autovía, conduzco con confianza porque sé que la diseñó un ingeniero de caminos.
Soy maestro/a y vivo en una casa, tranquilo, la casa que proyectó en su día un arquitecto.
Y ustedes ¿quiénes son? ¿Por qué se atreven a decir que trabajo poco y mal?
Soy maestro/a y enseño cada día el camino a seguir para conseguir las competencias de una profesión.
Soy maestro/a y recojo cada curso a un montón de chavales de los que aprendo tanto como ellos de mí.
Y ustedes ¿quiénes son? ¿Por qué se atreven a decir que trabajo poco y mal?
Soy maestro/a y trabajo cada día con personas sensibles y frágiles porque aún no han alcanzado la madurez.
Soy maestro/a e intento inculcar trabajo, esfuerzo y dignidad para alcanzar el éxito personal.
Y ustedes ¿quiénes son? ¿Por qué se atreven a decir que trabajo poco y mal?
Me bajan el sueldo, me suben las horas de trabajo, me incrementan los alumnos en el aula?
YO SÉ QUIÉN SOY, Pero ustedes ¿quiénes creen que son?

domingo, 4 de agosto de 2013

- “DÉJENNOS TENER DIGNIDAD”.

Hermosos vencidos.

Los perdedores apenas tienen oportunidad de contar su historia.

Pensaba en el tema de mi artículo de esta semana. Me apetecía hablar de literatura, salir de los asfixiantes temas políticos, tomar un poco de oxígeno de seres imaginarios e historias ajenas. Pero a veces la realidad se atraviesa en el camino, se pone en jarras en medio de la carretera y dice que está ahí, que no piensa moverse hasta que la mires de frente.

Se llama Inmaculada Michinina, tiene 37 años y es aspirante a una licencia del baratillo de Cádiz. Si todavía no han visto su intervención en el último pleno de su ciudad, se la recomiendo. Llegó con varios folios manuscritos para expresar en pocos minutos sus demandas, pero a los pocos segundos dejó de leer y expresó un bello discurso, lleno de faltas de ortografía, de cariñosos tacos, de diminutivos hirientes como cuchillos afilados.

Los perdedores apenas tienen oportunidad de contar su historia pero ella lo hizo con ráfagas de metralla. “Os hemos dado un puesto de trabajo que no valoráis. No lo aprovecháis para trabajar para nosotros, para el pueblo”, le espetó a la presidencia. A esas alturas la cara de Teófila Martínez y de toda la mesa presidencial era un poema. Ya no estaba hablando de su demanda, de la licencia de su puesto en el baratillo, sino del foso terrible entre el poder político y los problemas de los ciudadanos. “Para ustedes somos solo un punto, el punto 19”, les dijo. Un molesto punto que se olvidaría pronto. La tragedia de gente insignificante, con su paro a cuestas. Las víctimas de la crisis que nadie quiere individualizar. Los parados y paradas que se cuentan por miles o por millones pero carecen de rostro y de historia, y cuyo único papel en esta crisis es cruzarse de brazos a esperar que los poderosos recuperen sus ganancias.

Al menos, les disparó Inmaculada, “déjennos tener dignidad”, “déjenme decirle a mis hijas: chocho, que puedes comer lo que hay en la nevera, que lo ha conseguido tu madre”. No es una ayuda, un subsidio, un favor lo que se pide, sino el simple permiso de ganarse el puchero con sus propias manos.

Los andaluces hacemos un uso especial del lenguaje. Sabemos retorcer los adjetivos hasta que destilan significados inesperados. Inmaculada finalizó su intervención con un uso literario del diminutivo como solo una andaluza podría hacerlo. Lorca condensó en la palabra “cuchillito” toda la carga trágica de Bodas de sangre. En boca de esta gaditana cada palabra diminuta, sencilla, se convertía en un artefacto trágico que nos golpeaba directamente el corazón. “Déjenme que este dominguito, a ver si hay suerte, me llevo 20 euritos para mi casa y puedo ir a la placita de abastos”.

La mayoría absoluta del pleno votó en contra del punto 19. Solo era un punto insignificante en el orden del día. Nada indicaba que en solo unas horas más de 400.000 personas iban a ver la intervención de la vendedora de un baratillo en el que rara vez han puesto siquiera los pies.

Al advertir la conmoción que las palabras de Inmaculada habían producido se apresuraron a aclarar cosas del procedimiento administrativo, de la concesión de licencias y a decir que no podían convertir la ciudad en un gran zoco marroquí. “Pues bien bonitos que son”, les respondió la afectada. Pero lo realmente preocupante es que no habían entendido nada.

En el Pleno del Ayuntamiento de Cádiz no se hablaba en realidad de licencias, ni de trámites, ni de procedimientos. Se hablaba de la democracia, de cómo las instituciones políticas tienen piel de elefante para los problemas sociales y lo poco que les importan los dramas de los de abajo.

Hay algo en la vendedora ambulante de Cádiz que la convierte en un símbolo de nuestro país; en reflejo de miles de personas que todos los días practican el duro ejercicio de mantener la dignidad en medio del paro y de la escasez. Son gente corriente que lucha por la vida en cada pueblo, en cada barrio. Hermosos perdedores que merecen un final distinto.

@conchacaballer

jueves, 1 de agosto de 2013

- FIN DE LA CITA.

Fin de la cita.

Mariano Rajoy no ha subestimado este debate. No ha sucumbido a la tentación de diluirlo en el tedio político y ambiental. Ha llegado a la tribuna (forzado por los “irresponsables que han hecho un uso fraudulento de la moción de censura y de la Constitución”) consciente de sus problemas, que no son pocos: con su credibilidad bajo mínimos (los ciudadanos creen antes a un delincuente que a él).

En este contexto, ha cogido el toro por los cuernos con una estrategia ofensiva (al ataque y acusatoria). Una estrategia gradual. Rajoy ha dado “su versión”: una rectificación ('me equivoqué'), una acusación patriótica (a ’los insidiosos o irresponsables’) y una explicación de valores y actitudes sobre la presunción de inocencia en un estado de derecho. De los 'hechos' (sobre la verdad o falsedad de los mismos) hablará la justicia… y el tiempo.

Rajoy ha jalonado, permanentemente, su discurso con citas literales de Alfredo Pérez Rubalcaba para convertirlas en un boomerang acusatorio. Cada expresión era finalizada con el popular #findelacita (trending topic total). El tono y el gesto acompañaban el martillo picón de Rajoy. La idea era presentarse como víctima de un "moción de confianza fraudulenta", propia de un "saboteador", que actúa por "conveniencias particulares e intereses partidistas", algo "irresponsable", "poco serio y solvente" propio de un "caprichoso". Las citas textuales de Rubalcaba han sido palanca ganadora de Rajoy. El ataque ha sido frontal. Puentes rotos, definitivos. Rubalcaba ha devuelto el golpe: “Usted utiliza mis citas, yo utilizo sus sms. Que son los de un socio hacia otro socio en apuros. O los de un socio a otro que le puede poner en apuros”.

Rajoy ha tenido un repentino brote de sinceridad, los auténticos brotes verdes de la política y la democracia: "Confié en un falso inocente, pero no encubrí a un presunto culpable". Mientras afirma que el resto es falso y que nadie podrá demostrar una actividad ilícita, ni suya ni del PP. Ha reconocido los sobresueldos (pagar por un trabajo extra) y ha dicho que son "de justicia". Pero no hay contabilidad B y "he declarado siempre todos mis ingresos". O sea, ni financiación irregular, ni fraude fiscal. Rajoy ha mostrado en esta parte de su discurso una versión contundente. Tres veces dice que es falso “lo que dice el extesorero", aunque reconoce que "di crédito al señor Bárcenas", en una expresión equívoca en su literalidad. Pero lo justifica en la confianza y después de ver como las "cacerías" (políticas, mediáticas y judiciales) en otros casos casi siempre eran interesadas... y casi nunca ciertas.

Rajoy, en dos palabras: "me equivoqué". Ayer fue: "es falso". Un giro copernicano en la estrategia de comunicación que incluye un ataque frontal: las críticas son (casi) antipatrióticas e irresponsables en un momento delicado de nuestra economía y de la confianza exterior. La acusación de traición (a España) flota en el ambiente. La moción de censura es "pueril y causa un daño irreparable".

En algún plano de la retransmisión televisiva se ha visto a la Vicepresidenta pasando hojas (entiendo que siguiendo la literalidad de la comparecencia). Ha sido un señal inequívoca de centralidad y autoría, así como consultando su móvil (llamadas y mensajes) en lo que parece un trabajo en equipo y coordinado dentro y fuera del hemiciclo. En definitiva, un discurso trabajado y trabado. Una pieza sólida, al ataque y con la voluntad desviar la atención: los jueces ya decidirán, pero hoy podemos juzgar a las personas y a sus intereses políticos. Rajoy se ha preparado y ha preparado el terreno para una estrategia de combate. Ya lo ha dicho: no tiene que demostrar que es inocente (así es en una democracia) pero los demás tienen que demostrar sus acusaciones o, en caso contrario, son insinuaciones desleales, antipatrióticas e irresponsables. Fin de la cita.

PD adicional a las 11.31h: "El día en que un #hashtag se hizo discurso político. #findelacita es el intento (el ‘claim’) de Rajoy de poner #finaldebate sobre él y Bárcenas. ¿Lo conseguirá?" Gracias a los lectores y lectoras por vuestra complicidad en forma de lectura, crítica o difusión. Saludos.

PD 12.53h: #findelacita está entre paréntesis en el PDF del discurso de Rajoy.http://tinyurl.com/plm64xq Era una acotación, parece, no texto. Al leerlo literal, lo "lanza" y lo convierte en "bandera" de comunicación y en un fenómeno imprevisible, que también puede ser un boomerang. Ya hay, incluso, un blog-agregador (y un dominio) con el concepto http://findelacita.com/

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 01 ago 2013